La Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) y la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), advierten que entre 2020 y 2021, los subsidios a los combustibles fósiles en 51 países del mundo aumentaron casi al doble, lo que va en contra de la agenda para combatir el cambio climático.
En un estudio liderado por el llamado club de los países ricos, el organismo que lidera Mathias Cormann, advirtió que las principales economías del mundo aumentaron drásticamente el apoyo a la producción y el consumo de carbón, petróleo y gas natural, al tiempo que muchos países luchan por equilibrar las promesas de largo aliento de eliminar gradualmente los subsidios ineficientes a estos combustibles con los esfuerzos para proteger a los hogares del aumento de los precios de la energía.
Los datos recopilados por las dos organizaciones muestran que el año pasado los subsidios de gobiernos de 51 países a los combustibles fósiles alcanzaron 697 mil 200 millones de dólares.
Esta cifra contrasta con 362 mil 400 millones de dólares en 2020, a medida que los precios de la energía aumentaron, después del repunte mundial post-pandemia.
Por otra parte, ambas instancias prevén que el subsidio a estos combustibles aumente todavía más durante este año, de la mano del encarecimiento de los precios internacionales y el uso de energía.
“Necesitamos adoptar medidas que protejan a los consumidores de los impactos extremos de las fuerzas cambiantes del mercado y geopolíticas de una manera que nos ayude a mantenernos en el camino hacia la neutralidad de carbono, así como la seguridad energética y la asequibilidad”, añadió.
Por separado, Fatih Birol, director ejecutivo de la IEA, comentó que los subsidios a los combustibles fósiles son un obstáculo para un futuro más sostenible, pero la dificultad que enfrentan los gobiernos para eliminarlos se destaca en momentos de precios altos y volátiles de los combustibles.
El estudio integra a las 51 economías más grandes del mundo, que incluyen a los integrantes de la OCDE, el G20, así como otras 33 economías con altos consumos y producción de energía que representan alrededor de 85 por ciento del suministro de energía global.
Tan solo en el G20, detallan los organismos, los subsidios para el uso y producción de carbón, gas natural y petróleo, así como otros productos derivados del petróleo, como las gasolinas, los estímulos fiscales del año pasado alcanzaron 190 mil millones de dólares, mientras que en 2020 se ubicó en 147 mil millones de dólares.
La IEA produce estimaciones de los subsidios a los combustibles fósiles comparando los precios en los mercados internacionales y los precios pagados por los consumidores nacionales que se mantienen artificialmente bajos mediante medidas como la regulación directa de precios, fórmulas de fijación de precios, controles o impuestos fronterizos y mandatos de compra o suministro nacionales.
De acuerdo con las estimaciones recopiladas por la IEA que cuenta con 42 integrantes, el apoyo al consumidor aumentó a 531 mil millones de dólares el año pasado, lo que representa el triple de lo destinado en 2020.
Ambos organismos han pedido constantemente la eliminación gradual del apoyo a los combustibles fósiles ineficientes y que el financiamiento público se dirija hacia el desarrollo de energías alternativas bajas en carbono. También solicitan mejoras en la seguridad y eficiencia energética.