Aun con nuevas inversiones, México seguirá importando el 60% de su consumo de gasolinas.
Ramsés Pech*
Ante la polémica sobre el precio de la gasolina en México, hay una realidad incontrovertible; no tenemos cómo cubrir la demanda interna de combustibles con producción propia en los próximos tres lustros a partir del 2017. Tomando la información de la Secretaría de Energía sobre las políticas públicas de almacenamiento, realizamos el siguiente análisis.
Antecedentes de las refinerías:
Las refinerías en México han llegado casi al máximo de la vida útil y se requiere realizar la inversión de la modernización e implementación de nuevas tecnologías que puedan ayudar a refinar una mayor cantidad de crudo en base a la materia prima de la corriente actual que tenemos en México, recordando que las mismas fueron concebidas para crudos ligeros.
La utilización en base a la capacidad ha mermado. Datos oficiales indican que en el 2010 se tenía una tasa de utilización de 77% de la capacidad instalada en el Sistema Nacional de Refinación, alcanzando niveles de entre 85% y 88% en la refinería de Tula, pero apenas entre 62% y 64% en la de Cadereyta. Sin embargo, la tasa de utilización de la capacidad instalada cayó a 66% en el 2015, variando entre 75% en Tula y 53% en Minatitlán.
Las seis refinerías, comparadas con las de la Costa del Golfo en los Estados Unidos, están por debajo entre un 20 a 25% de utilización basados en la capacidad. El problema de la baja utilización y producción radica en que fueron concebidas para crudos ligeros con un menor contenido de azufre. La dieta de las refinerías requiere de crudo ligero, de 32 o 33 grados API, mientras que se les surte crudo con 21 o 22 grados API.
La problemática en México no es sólo de insuficiente producción, sino de abasto, logística y almacenamiento de combustibles. El almacenamiento estratégico de petróleo es una de las medidas de política pública más utilizadas por los países para hacer frente a situaciones de emergencia que puedan derivar en el desabasto de combustibles. Consiste en mantener existencias mínimas de petróleo crudo y/o de productos petrolíferos terminados, tales como gasolinas y diésel, con el objeto de garantizar el abastecimiento del mercado durante un cierto periodo de tiempo.
El nivel de inventarios en México es significativamente inferior al registrado a nivel internacional. En el mes de agosto de 2016 éstos equivalían a 15 días de ventas internas, pero se trata de una cifra que incluye existencias bombeables en refinerías, barcos, puertos y terminales de almacenamiento y reparto (TARs) de Pemex. Si se consideran sólo los inventarios en las TARs, que son los únicos de acceso inmediato para su distribución y consumo, el indicador es de tan solo tres días en promedio. Es decir, en México el nivel de almacenamiento que respalda la operación del sistema de suministro de combustibles en condiciones normales es 10% del nivel con el que cuenta Estados Unidos, su principal socio comercial.
De lo anterior se puede concluir que resulta necesario incrementar el nivel de inventarios en el país con el fin de reforzar la seguridad energética.
Infraestructura Nacional de Logística de Petrolíferos
La política de almacenamiento tiene como objetivo que el país disponga de inventarios mínimos de seguridad equivalentes a 5, 10 y 15 días del promedio de las ventas del último año calendario, a partir del año 2019, 2021 y 2025 en adelante, respectivamente. Hay una nueva política de almacenamiento en marcha, pero la pregunta persiste: ¿cómo le haremos para satisfacer la demanda de combustibles en el mercado nacional? Un factor, sin duda, es que tenemos que invertir en las refinerías actuales y atraer a nuevos inversionistas.
Veamos las proyecciones de refinación e importación de combustibles en acuerdo con la información de la política de almacenamiento de la Secretaría de Energía. El aumento en el consumo de combustibles se observa en la siguiente gráfica, requiriendo más de un millón de barriles diarios de gasolina y más de 600 mil de diésel.
Viendo únicamente el caso de la gasolina, siendo constante la producción de las refinerías en cuanto al volumen de crudo transformado de gasolina, vemos que pasaríamos de un 58% de importación actualmente a un 70% de importación en el 2029. (Escenario base, octubre de 2016).
En un segundo escenario, habría un incremento en el volumen en un 20% en forma gradual a partir de 2019 de la capacidad de refinación en México (suponiendo un 85% de utilización de la capacidad total disponible) y vemos que pasaríamos de un 58% de importación actualmente a un 64% de importación en el 2029.
En un tercer escenario, habría un incremento en Volumen en un 30% en forma gradual a partir de 2019 de la capacidad de refinación en México (con un 95% de utilización de la capacidad total disponible) y vemos que pasaríamos de un 58% a un 60% de importación.
Los escenarios requeridos para que se cumpla este último escenario y prácticamente no aumente la proporción de importación son los siguientes:
Debemos conceptualizar que México en los siguientes tres lustros será codependiente en el mercado mundial de combustibles, produciendo el 40% de los combustibles que consume e importando el resto.
*Analista en energía y economía (pech.ramses@yahoo.com.mx )