Para 2020, México podría dejar de ser exportador neto de petróleo

03 / MAY / 2018
Petróleo

Para 2020, México podría dejar de ser exportador neto de petróleo

 

Ulises Juárez / Energía a Debate

 

México podría dejar de ser un exportador neto de petróleo para enero de 2020 si el volumen de su consumo interno iguala al de su producción, aseguró Juan Arellanes Arellanes, investigador y profesor en Geopolítica de la Universidad Anáhuac.

 

Dijo que existe una tendencia global en la que algunos países exportadores netos de petróleo, como México, dejarán de serlo, lo que llevará a una concentración en algunas cuantas naciones, además de que la capacidad mundial de exportación se reducirá en el mediano plazo.

 

Durante el Coloquio “Desafíos económicos del futuro energético de México”, organizado por la Academia de Investigación y Análisis Económico de la Facultad de Economía de la UNAM, Arellanes expuso que entre los años 2006 y 2015, el grupo de países compuesto por México, Noruega y Argelia perdieron una capacidad exportadora de 124 millones de toneladas anuales, un volumen equivalente a las exportaciones de Emiratos Árabes Unidos.

 

Asimismo, otro grupo conformado por Irán, Nigeria, Libia y Yemen, en donde la caída de la exportación no está asociada a la caída de la producción, sino a los conflictos geopolíticos que se están dando lugar en esos países, fue de 139 millones de toneladas anuales en el mismo periodo, volumen equivalente a las exportaciones de Irak.

 

Agregó que los países que actualmente ya se están extinguiendo como exportadores son: Reino Unido, Indonesia, Siria, China y Papúa Nueva Guinea.

 

Explicó que para determinar si un país es exportador neto de crudo es cuando puede poner a disposición del resto del mundo su petróleo después de haber satisfecho sus necesidades internas y después de haber restado las importaciones de crudo, si es que ese país también importa.

 

Otros países que están en vías de extinción como exportadores netos son Vietnam, Argentina, Congo, Dinamarca, Brunei, Chad, Timor y Túnez. Quizá Dinamarca deje de serlo este año, comentó.

 

Dijo que de 1990 a 2006, las exportaciones netas mundiales crecieron 56%, pero entre 2006 y 2015 estuvieron prácticamente estancadas; incluso, en 2015, fueron ligeramente menores a las del 2006. Esto también a pesar de que el número de países exportadores creció de 41 que había en 1992 a 51 para 2013.

 

Arellanes también refirió que la tendencia global de exportación va hacia centrarse en un grupo reducido de países. El conjunto formado por Kazajstán, Angola, Canadá, Kuwait, Emiratos Arabes Unidos, Irak, la Federación Rusa y Arabia Saudita, abastecía el 40% del crudo global en 1996, pero para 2015 fue más del 60%.

 

Todos esos países, apuntó, con excepción de Angola y Canadá, están en una zona que se considera la Zona Global de la Infiltración de la Violencia, la cual coincide notablemente con un área identificada por el ejército de Alemania como la elipse estratégica, en la que está concentrado el 70% de las reservas mundiales de petróleo convencional y el 68% de las de gas.

 

Por ello, concluyó, no es extraño que la estrategia de Estados Unidos, militar y energética, esté concentrada en esa región del mundo.

 

Por su parte, Luca Ferrari Pedraglio, investigador del Centro de Geo-Ciencias de la UNAM, habló sobre la relación entre consumo energético y economía, y su impacto en el medio ambiente.

 

En este sentido, coincidió con Juan Arellanes en que el consumo exponencial de energía conlleva efectos negativos también exponenciales, como la sobreexplotación, la desforestación, la acidificación de los océanos, la extinción de especies, la destrucción de biodiversidad, la contaminación del suelo, agua y aire.

 

“En los años ochenta rebasamos la capacidad biofísica del planeta, por lo que en la actualidad necesitamos un planeta y medio para sostener esta civilización”, afirmó Ferrari.

 

Explicó que durante la historia de la humanidad no ha habido transición de un energético al otro, sino una acumulación de unos y otros. “En cada vez, ocupamos la nueva fuente de energía, pero no dejamos la anterior. Eso es muy importante cuando hablamos de la transición a las renovables”, destacó.

 

Así, la humanidad no ha abandonado los combustibles fósiles, cuyo consumo mundial representaban 85% de la canasta total de energéticos y, para 2015, apenas habían bajado a 81%.

 

Negó que los recursos actualmente se agoten, sino que cada vez se tiene que invertir más energía y dinero para obtenerlos. “Producir energía cuesta energía, eso explica por qué, más o menos desde hace una década, el costo de la energía es progresivamente mayor”, afirmó.

 

Abundó en que desde el año 2000, la industria ha invertido cada vez más en exploración y producción, aproximadamente 11% anual más, pero la producción no sube tanto, básicamente de 2000 a 2013 subió solo 16%, mientras que la inversión subió a 70%.

 

En el caso de Pemex, especificó, de 1997 a 2013, justo el año de la Reforma Energética, su inversión fue creciendo pero la producción fue bajando.

 

Desestimó los yacimientos no convencionales, ya que se requiere invertir mucha energía, pero el recurso es petróleo muy ligero que no se puede refinar, de manera que se vende muy barato.

 

Asimismo, agregó, los pozos se agotan muy pronto, ya que en tan solo tres años reducen su producción en 80%. Por ello, la mayoría de los pozos de shale en Estados Unidos se desarrollaron con base en deuda, por lo que la mayoría de los productores están perdiendo dinero.

 

Para 2020, México podría dejar de ser exportador neto de petróleo

 

En su oportunidad, Edgar Ocampo Téllez, investigador y analista en Energía, profesor en el ITAM y en la UNAM, aseguró que es importante hacer la transición energética, ya que los combustibles fósiles se están agotando de manera muy rápida.

 

Sin embargo, explicó que las renovables tienen limitaciones técnicas y físicas, lo que las convierte en una promesa lejana.

 

Por ejemplo, dijo, se habla de instalar parques solares en el país, pero hacer uno significa crear un desierto. En Yucatán, en donde no hay desiertos, hay siete proyectos de parques solares para una región que es de selva media y baja, y que será deforestada para crear parques solares que generarán energía limpia, ironizó.

 

Expresó que la humanidad está intentando sustituir las fuentes de alta concentración y de abasto constantes a las que estamos acostumbrados, con base en las cuales se construyó esta sociedad, como el petróleo, carbón, gas y energía nuclear, por fuentes de energía difusas, dispersas e intermitentes, como lo son la eólica, la solar y los biocombustibles.

 

Como la energía es dispersa y difusa, comentó, entonces necesitamos construir una red de infraestructura para capturar ese tipo de energía, por lo que se duplica o triplica ese efecto.

 

Reemplazar la infraestructura actual de servicios energéticos requiere crecer entre 5 y 7 veces la capacidad instalada existente. Además, en cuanto a la ocupación superficial, se necesita entre 50 y 70 veces más de superficie para instalar toda esa nueva capacidad, añadió.

 

Por ello, consideró que la humanidad entra tarde a esta transición, puesto que ahora los combustibles fósiles completan el 80% del consumo mundial de energía y puntualizó en que la hidráulica ya no puede crecer más porque las mejores cuencas ya están ocupadas, y apenas representa el 3.4% del paquete global. “Para que cualquiera de las otras energías renovables pueda pasar del 10%, deberán pasar entre 30 y 40 años como mínimo”, estimó Ocampo.

 

Derivado de lo anterior, Ocampo Téllez, también colaborador de “Energía a Debate”, afirmó que el sector más “energívoro” es el transporte, de manera que si hay algo que hacer en nuestro modelo energético mexicano es justamente actuar en el transporte.

 

Explicó que anualmente, en nuestro país, se consumen 5 mil petajoules anuales y más o menos 300 terawatts/hora anuales. El transporte se lleva casi la mitad, con 2 mil 360 petajoules. La industria mil 600 y la parte urbana 950 petajoules.

 

Por eso, las acciones de sustituir lámparas en las casas y en las industrias tienen poco impacto. Los programas de eficiencia energética serían mejores con acciones simples en el sector transporte, como reducir la velocidad o el peso de los vehículos, o disminuir la potencia de las unidades que circulan en las ciudades.

 

Este coloquio, en el que también tomó parte Fluvio Ruiz Alarcón, investigador y analista en hidrocarburos y energía, ex consejero independiente y asesor en Pemex, es parte de los actos preparatorios de la Conferencia The Growth Mexico 2018 que se celebrará del 4 al 6 de septiembre en el Palacio de Medicina en el Centro Histórico de la Ciudad de México.