
Cuando hablamos de almacenamiento de energía con baterías (BESS, por sus siglas en inglés), es común que la primera pregunta que recibo sea: “¿Y cuánto cuesta?” Mi respuesta favorita siempre ha sido: “Depende… ¿Qué quieres que haga tu BESS?”
A diferencia de otros equipos, un sistema de almacenamiento no es un electrodoméstico que puedas comprar en línea con características estándar. Aquí, lo que vale no es solo el “qué es”, sino el “para qué lo quieres”.
En esta entrega vamos a explorar lo que debes considerar antes de cotizar un proyecto BESS. Veremos que no es lo mismo pedirle a tu sistema que te respalde en emergencias, a que trabaje todos los días amortiguando picos de demanda o que sincronice una fuente alterna de generación. Y, por supuesto, el modelo financiero también cambia dependiendo de qué tanto y cómo lo uses.
“No es lo mismo pedirle a tu sistema que te respalde en emergencias, a que trabaje todos los días amortiguando picos de demanda o que sincronice una fuente alterna de generación”.
Dime para qué lo quieres… y te diré cuánto cuesta
Lo primero que hay que hacer es entender que existen diferentes tipos de uso para un sistema BESS y que cada uno tiene características técnicas muy particulares. Pero también hay algo igual de importante: el modo de operación del lugar donde se instalará.
No es lo mismo un BESS instalado en una empresa que trabaja 24/7 con consumo estable y lineal, a una operación por batching, donde las cargas se activan por lotes y el perfil de consumo es errático y difícil de predecir.
En empresas con operación continua, como centros de datos o manufactureras con procesos constantes, se pueden aplicar modelos como peak shaving de manera mucho más precisa. Las curvas de carga son repetitivas, los picos tarifarios son fáciles de identificar y simular, y por lo tanto, el retorno sobre inversión es más claro.
En cambio, en operaciones por lotes o intermitentes, como algunas industrias alimenticias, textiles o químicas, el consumo cambia por turnos, productos o procesos. En esos casos, aplicar un modelo predictivo de peak shaving o load shifting requiere mucha más analítica de datos porque no hay patrones claros. Me ha tocado analizar casos donde la variabilidad era tal, que el sistema tenía que sobredimensionarse o implementar una lógica de control más compleja para no desperdiciar capacidad.
- Load Shifting (Desplazamiento de carga): Consiste en anticiparnos a los picos de consumo, independientemente del horario tarifario. A través de herramientas de predicción (como inteligencia artificial o machine learning), podemos detectar cuándo se aproximan los picos de carga durante el día y utilizar el BESS para “aplanar” esa curva. Así, evitamos que se generen picos que afecten la eficiencia o la estabilidad del sistema, sin depender de la tarifa como criterio principal.
- Peak Shaving (Recorte de picos tarifarios): Aquí vale la pena aclarar algo: este modelo no busca reducir picos de energía como tal, sino evitar los picos tarifarios definidos por el esquema de tarifas horarias en México (punta, intermedia y base). En particular, el objetivo es reducir la demanda durante el horario punta, que es donde el costo por kW demandado se dispara. Por lo tanto, el BESS se descarga estratégicamente solo en ese rango tarifario para reducir el cargo por demanda máxima.
- Regulación de frecuencia: Este modelo se emplea principalmente en esquemas donde tienes una fuente de generación alterna, como una turbina de gas, y necesitas sincronizarla en frecuencia con la red eléctrica. El BESS entra aquí como un mediador ultra rápido, que ayuda a mantener la estabilidad del sistema durante los ajustes de frecuencia. Es un modelo altamente técnico, con requerimientos de respuesta en milisegundos y precisión extrema.
- UPS (Respaldo de energía): Es el clásico “por si se va la luz”. En este caso, el BESS no se usa de forma constante, sino que se mantiene cargado para actuar cuando hay un corte del suministro. No importa tanto la eficiencia energética, sino la confiabilidad y la rapidez de respuesta. Este modelo es común en hospitales, centros de datos y procesos críticos industriales.

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No pidas la cotización sin antes tener el modelo financiero claro
Una batería puede operar de muchas maneras, pero para justificar su inversión hay que saber cuál será el retorno esperado y cómo se va a pagar. Aquí algunas opciones:
- Compra directa (CAPEX): Inviertes todo al inicio y recuperas el capital mediante ahorros o ingresos. Funciona cuando hay capital disponible y claridad en el modelo de uso. Ideal para load shifting, respaldo o sincronización.
- Arrendamiento o leasing: Pagas mes con mes por el equipo. Útil para modelos como peak shaving, donde puedes calcular con precisión los ahorros mensuales.
- Modelo as-a-service: No compras el BESS, solo pagas por lo que ahorras o por el beneficio que recibes. Este modelo empieza a usarse en peak shaving, en combinación con gestión inteligente.

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Desde la perspectiva del que adquiere el equipo, este ejemplo compara tres modelos financieros para un proyecto BESS:
- Compra directa: alta inversión inicial (CAPEX), bajo gasto operativo.
- Leasing: menor CAPEX, pero un OPEX moderado.
- As-a-service: sin inversión inicial, pero el OPEX anual es el más alto (en caso de que la responsabilidad sea interna).
Recuerda: sin un modelo financiero claro, no hay ROI posible, y el proyecto queda en el aire, sin importar qué tan buena sea la tecnología.
¿Cómo debería ser una buena cotización?
Una cotización seria debe incluir:
- Definición clara del uso.
- Potencia (kW) y energía (kWh) requeridas.
- Tipo de celda (LFP, NMC, etc.), justificado.
- Sistema de gestión (EMS) con estrategia de operación (no solo monitoreo).
- Vida útil estimada y política de degradación.
- Mantenimiento y garantías.
Si falta alguno de estos puntos, esa cotización está incompleta.
Errores comunes a evitar
- Pensar que un BESS es una solución única para todo.
- Pedir una cotización genérica sin definir el modelo de uso ni el tipo de operación del sitio.
- Suponer que las curvas de consumo siempre son predecibles. Los modelos de batcheo pueden romper los esquemas clásicos de optimización.
- Ignorar el hecho de que sin datos operativos históricos confiables, ningún modelo predictivo (ni siquiera con IA) podrá funcionar al 100%.
- No considerar los permisos, normativas o requerimientos de interconexión.
El costo depende del uso, no del equipo
Un sistema BESS no se elige por catálogo, se diseña con base en su función, su entorno y el valor que generará. Así como no compras una moto para llevar diez toneladas, tampoco deberías pedir un sistema de respaldo para hacer peak shaving.
Antes de preguntar “¿cuánto cuesta?”, mejor pregunta: ¿Qué quiero que haga mi BESS por mí? Y a partir de ahí, se construye la respuesta.
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