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Transición: la Real Academia Española la define así: “Es la acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar, a otro distinto”.
Hablando de energía, significa movernos de un modo de vida conocido hacia uno que contenga una palabra que no existía durante el Big Bang energético: sostenible.
La humanidad ha quemado fuentes naturales no renovables durante más de 350 años para obtener la cada vez más necesaria energía. Nos puso en movimiento continuo y no hay indicios de que se detendrá.
Cambiar el paradigma no es sencillo. Antes de detener la turbomaquinaria y las calderas, es necesario detener nuestra forma de pensar. Crear conciencia de dónde estamos hoy y hacia dónde queremos ir. Los postulados inerciales nos ponen una gran muralla de frente. Cambiar siglos de nuestra propia historia requiere de una concientización que sostendrá su éxito en la vanguardia tecnológica.
En México tenemos nuestro centro de comando, el CENACE (Centro Nacional de Control de Energía). Es un organismo público descentralizado, cuyo objeto es ejercer el control operativo de lo que implica la delicada balanza entre la generación y la demanda. El fino equilibrio representa un reto logístico mayúsculo. La generación debe modularse en función de la demanda en tiempo real. No hay margen de error. ¿Podrías imaginarte a ti mism@ sentad@ en una sala de control conectando y desconectando centrales generadoras, cuidando no cortar el suministro a fábricas, hospitales o comunidades enteras? Cierra tus ojos y visualízate. Terrorífico, ¿cierto? Es el trabajo que realizan todos los días en el CENACE, equilibrando a generadores privados y del Estado.
Con cada movimiento de rotación del planeta, nuestra privilegiada posición nos permite recibir, provenientes desde el Sol, energía en forma de fotones de alta frecuencia llamados rayos Gamma. Llevamos más de 100 años perfeccionando la energía proveniente del astro para utilizarla a nuestro favor y que los electrones cumplan con nuestros caprichos. De tal magnitud ha sido el crecimiento que, en algunos países, han podido reducir drásticamente la generación de energía en horarios donde el Sol funciona como nuestro aliado. El razonamiento lógico nos lleva a pensar que, con paneles solares, el problema está resuelto ¿verdad?
En los países industrializados, el comportamiento se ilustra a través de una gráfica denominada “la curva del pato”.
En dicha figura se observa el movimiento que tiene a lo largo del día la carga del Sistema Interconectado Nacional (SIN) complementado con fuentes renovables. Cuando el Sol está en su cenit, todas las instalaciones fotovoltaicas encuentran su punto máximo de conversión de energía. La inyección es tal, que la producción supera, a veces por mucho, a la demanda. ¿Qué es lo que se hace en estos casos para evitar un desbalance? Algo que te dejará boquiabierto: desconectar las centrales fotovoltaicas. Es más sencillo para el sistema dejar de inyectar que parar centrales de mucho mayor capacidad. Recuerda que el equilibrio es en tiempo real. No sería prudente desconectar una central que proporcionará energía por la noche, cuando los paneles dejan de realizar su función.
Hoy en día, ¿te podrías imaginar una semana sin el uso de los gadgets? El potencial que tienen va creciendo a pasos agigantados. Cada vez son más personales, más poderosos, más intuitivos. De todas las cualidades que poseen, hay una que sobresale y que, sin ella, nuestro mundo no sería el mismo: las baterías. Los sistemas de almacenamiento nos dieron libertad de movimiento.
La independencia que nos proporcionan nos convirtió en una sociedad cada vez más interconectada. Las hay por doquier. En nuestros autos, en nuestros celulares, nuestras computadoras. Incluso, hay baterías fuera de este mundo, literalmente. El Mars Rover Curiosity usa baterías nucleares de dióxido de plutonio y que, mientras lees estas líneas, está ahora estacionado en el lado sur de la Cresta Pinnacle, en Marte.
Autonomía, control y versatilidad. Nuestro SIN carece de esas cualidades. Al no tener respaldos de energía, está expuesto a cualquier tipo de contratiempo. La escalada en la demanda de energía durante los próximos años será cada vez mayor, la baja confiabilidad, además del cambio climático, no auguran un futuro prometedor. El SIN necesita puntos de equilibrio. La energía excedente de los sistemas fotovoltaicos no debe desconectarse, sino almacenarse, tendría capacidad de mitigar una posible sobredemanda sin tener que recurrir a la desconexión de comunidades. También sirve como incentivo para la inversión. Tener un SIN confiable y continuo genera certidumbre. Las baterías no solo facilitan la incorporación de energías renovables a la red, sino que también son cruciales para suavizar sus variaciones.
“La energía excedente de los sistemas fotovoltaicos no debe desconectarse, sino almacenarse”.
*/ Frank Reyes es ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Trabajó en Petróleos Mexicanos como experto en sistemas de control y automatización. Durante su trayectoria en el ramo de hidrocarburos desarrolló herramientas de predicción mediante inteligencia artificial y machine learning para la optimización operativa de procesos en tiempo real, logrando certificaciones y reconocimientos dentro y fuera de la Empresa Productiva del Estado.
Es especialista en almacenamiento y distribución de energía, así como de su optimización y generación; asocia sistemas de gestión y mejores prácticas de confiabilidad. Es miembro en activo del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE) desde el 2010.
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