La calificadora internacional Moody’s Investor Services redujo la calificación crediticia de Pemex a B1 con perspectiva estable en la escala internacional, lo que hunde todavía más a la petrolera mexicana en la categoría de “bono basura”.
En un comunicado, la agencia mencionó que la disminución fue motivada por la disminución de la calificación de México, anunciada la semana anterior, debido a la importancia crítica de la solidez financiera del gobierno y el apoyo en la evaluación del perfil crediticio de Pemex, debido a su alto riesgo de liquidez.
En su acción de calificación, Moody’s incluyó los altos vencimientos de la deuda de la petrolera para el periodo 2022-2024, es decir de este año a que culmine el sexenio, y sus expectativas apuntan a un flujo de caja libre negativo continuo, así como “la necesidad de grandes cantidades de financiamiento externo dadas las pérdidas persistentes en el negocio de refinación de la compañía”.
En este sentido, el año pasado, la división de Pemex Transformación Industrial (TRI), que incluye mayormente los resultados de las refinerías, tuvo una pérdida de 172 mil 391 millones de pesos, de acuerdo con los resultados financieros del último trimestre de 2021.
Al sumar los primeros tres años del gobierno, la división de refinación ha perdido casi 455 mil millones de pesos, de acuerdo con los reportes financieros de la misma petrolera.
Sin embargo, el presidente de México inauguró apenas el 1 de julio la “primera etapa constructiva” de la refinería de Dos Bocas, que hasta el momento tiene un costo reconocido de 12 mil millones de dólares.
Además, ese mismo día, el mandatario mexicano anunció la construcción de dos coquizadoras nuevas, una en la refinería Antonio Dovalí Jaime, ubicada en Salina Cruz, Oaxaca, y una más para la planta de Tula.
Moody’s añadió que la rebaja también fue causada por “la necesidad de mantener el gasto de capital al menos en los niveles actuales para mantener estables la producción y las reservas, y los altos gastos por intereses”.
Otro factor que juega en contra de la petrolera que dirige Octavio Romero es un acceso limitado a los mercados de capital, debido a que antes de la rebaja de la calificación, la calidad crediticia ya se encontraba en grado especulativo.
Moody’s reconoció que los altos precios del petróleo esperados para el periodo 2022-2023 respaldarán una mayor generación de efectivo en exploración y producción, pero también aumentarán las regalías y los costos operativos en el negocio de refinación.
La nota actual del país incluye los apoyos extraordinarios que pueda dar el gobierno federal en caso de que sean necesarios para pagar su deuda, lo que resulta en una mejora de cinco escalones con respecto a la BCA de caa3 de la compañía.
La agencia reconoce que el gobierno federal ha incrementado el apoyo a Pemex en el periodo de 2019 a 2021, a través de instrumentos como inyecciones de capital, reducciones de impuestos y redención anticipada de documentos por cobrar de la administración y asume que el gobierno, como prometió, continuará financiando las necesidades de efectivo de la empresa y la ayudará a cumplir con sus obligaciones de amortización de deuda de cinco mil 100 millones de dólares en 2022, siete mil 500 millones en 2023 y ocho mil 900 millones en 2024.
La firma menciona que si la calificación del país vuelve a bajar, la nota de la petrolera seguirá el mismo rumbo, a lo que se suman factores como un cambio en los supuestos de Moody’s sobre el apoyo del gobierno, aumentos significativos en la deuda neta, un desempeño operativo peor al previsto, disminuciones de reservas y disminuciones en la vida útil de las reservas.
En sentido contrario, la calificación de Pemex podría subir si mejora la nota soberana de México, o bien un fortalecimiento a su posición de liquidez y financiar internamente suficientes reinversiones de capital para reemplazar completamente las reservas, lograr un crecimiento modesto de la producción y generar flujo de efectivo libre para la reducción de la deuda.