Nunca sabremos si como sector privado cometimos un gran error estratégico al no proponer en estos últimos tres años ninguna solución a los problemas reales tanto del sistema eléctrico nacional, como a los excesos cometidos mediante los contratos de autoabasto. Los amparos obtenidos hoy parecen “victorias pírricas”.
Las cúpulas gremiales y algunos generadores y empresarios se enrancharon en no ceder un ápice, a pesar de ser todos conscientes de los problemas que aquejan nuestra red y de los subsidios implícitos en esos contratos. Muchas empresas de tecnología, generadores que de forma responsable construyeron centrales renovables con tecnología de punta e industriales a los que no les parecían correctos los excesos cometidos mediante contratos de autoabasto “simulados” prefirieron quedarse callados y no expresarse ni siquiera a través de sus cámaras. La mayoría de ellas y las asociaciones del sector eléctrico se dedicaron a no reconocer responsabilidad alguna con respecto a los problemas reales y se ahogaron en recriminaciones unilaterales.
Hacia finales del año 2012 se comenzaron a discutir las bases de una reforma constitucional para abrir el sector energético a la inversión privada. En el 2014 se implementó la reforma constitucional y aunque aún no se tenían las leyes secundarias ni la normativa detallada, el marco general ya nos había quedado claro a todos los involucrados en el sector eléctrico. Recordemos brevemente, la reforma constitucional fue aprobada y aplaudida por (casi) todo el sector privado hace 7 años.
El marco normativo del sector eléctrico anterior, definido básicamente en la segunda mitad de los años 90, había llegado a su fin y se esperaba que todo el sector eléctrico se enfocara en aprovechar las nuevas oportunidades. En gran medida así fue, se generaron proyectos nuevos muy interesantes (y otros proyectos no tan interesantes ni correctamente ubicados en el territorio nacional).
¿Qué nos faltó?
La falta de iniciativa propia del sector privado para iniciar un proceso ordenado de migración hacia la Ley de la Industria Eléctrica (LIE), resalta el hecho de que la reforma no hubiera incluido plazos forzosos para la migración de permisos y contratos de la ley anterior a la LIE. Nos faltó una claridad absoluta de que, aunque se respeten los contratos autorizados previamente a la reforma, estos no se podrían prorrogar ni modificar. Buena parte de los amparos y pleitos actuales responden a un grupo de interés tratando de evitar que la reforma al sector energético del año 2014 sea válida para ellos.
“Enfrentamos ahora la extraña situación de que tenemos un grupo de importantes empresas que quieren mantener la normativa de los años 90 y un sector oficial que quisiera regresar a los años 70”.
Enfrentamos ahora la extraña situación de que tenemos un grupo de importantes empresas que quieren mantener la normativa de los años 90 y un sector oficial que quisiera regresar a los años 70. Ese enfrentamiento y actividades de lobby de muchas asociaciones sectoriales generaron un fuerte daño colateral: nuestra normativa tecnológica no refleja los importantes avances tecnológicos del sector eléctrico y nos trae atrapados con un código de red anticuado tanto para generadores, como para usuarios. Tristemente tenemos que agregar que ni siquiera un 10% de las empresas cumplen con este código publicado en el año 2016 y que interconectar una central de energía renovable a la red eléctrica en México debe cumplir normas que un país como Honduras ya no aceptaría. Exacto, HONDURAS (y mil disculpas a mis amigos Hondureños), ni Alemania, Francia ni Australia.
Los generadores de autoabasto y las cámaras y asociaciones que los apoyaron no solo bloquearon todo intento de una salida negociada frente a las autoridades, también se encargaron de hacerle muy difícil la vida a aquellos industriales que enfrentando vencimientos de sus contratos de autoabasto, se querían salir de ellos.
Es sorprendente ver, en retrospectiva, la negación absoluta a cualquier propuesta de una transición ordenada y transparente de los autoabastos. El tema de actualización tecnológica es casi igual de triste, amén de que generadores bloquearan la modernización tecnológica, los industriales del sector, que venden soluciones y que apoyan la calidad de energía, tampoco se articularon. Cámaras como la CANAME no presentaron ni una sola propuesta de modernización que fortaleciera a la producción en México de equipos eléctricos modernos.
Recomendaciones para proponer, ahora sí, un proceso ágil de migración a la LIE y tratar de negociar una solución equilibrada para todos los involucrados:
- Ya no se deben conceder prórrogas ni cambios a los contratos actuales.
- Los usuarios compradores de energía deben poder salirse de forma ágil y sencilla de los contratos de autoabasto, una vez que los compromisos y plazos acordados inicialmente con los generadores se venzan.
- Los generadores en autoabasto deben tener la obligación de acompañar de forma ágil en este proceso a los usuarios.
- Las cámaras industriales deben apoyar a sus agremiados que se quieren salir de contratos que se estén venciendo. Recordemos que en muchos casos, la energía que venden los generadores de autoabasto es muy cara y el beneficio para el usuario final proviene de no pagar las tarifas actuales de transmisión ni distribución y por el hecho de que la CFE respalda de forma gratuita la intermitencia de las renovables a través del “banco de energía”.
- La CRE debe dar de baja a los usuarios autoabastecidos que así lo soliciten y facilitar la migración a ser Usuarios Calificados según las normas actuales vigentes, girando las instrucciones pertinentes tanto al CENACE, como al generador de intermediación.
- El generador de intermediación debe redirigir la energía que se va liberando al MEM.
- El CENACE puede apoyar este proceso agilizando los trámites de migración de autoabasto a la LIE.
- El proceso de migración parcial de la generación de centrales de autoabasto a la LIE debe fomentarse y facilitarse.
- Los contratos de autoabasto “genuinos” no deben sufrir las consecuencias de los excesos cometidos por los autoabastos simulados.
Independientemente de la migración de las normativas definidas el siglo pasado hacia las normativas definidas hace ya 7 años, las autoridades deben exigir y las cámaras deben motivar a sus afiliados a que como mínimo se cumpla con la normativa vigente desde la reforma energética del año 2014.
- La CFE debe iniciar un proceso de actualización y firma de los nuevos contratos de conexión actualizados con las empresas, especialmente aquellas que buscan salir del autoabasto.
- CFE y CENACE deben exigir que todas las empresas que no quieran migrar a la LIE, cumplan con el código de red y los manuales de medición y conectividad.
- La CRE puede iniciar un proceso de verificación de cumplimiento del código de red y considerar el cobro de multas a las empresas que no lo cumplen aún.
¿Tecnología del siglo XX o modernización?
Tristemente, no tenemos una Cámara para el sector energético que aglutine todos los temas, tenga la capacidad de entender los avances tecnológicos y fomentar su rápida implementación en México. Tenemos un gran número de asociaciones, no todas ellas dedicadas a impulsar la adopción de normativas modernas.
Como soy un fiel creyente de que las mejores iniciativas que favorecen a nuestros países deben provenir de un sector privado responsable e inteligente, creo que nuestras asociaciones pueden liderar un proceso de adopción ordenada pero obligatoria de los avances tecnológicos tan importantes de los últimos 20 años. Solo así podemos garantizar la competitividad de nuestras empresas y la creación de una oferta tecnológica moderna, ojalá con fabricación y programadores en México y empleo digno para estudiantes de carreras de ingeniería.
Tampoco quiero generalizar sin matizar. En Energy to Market E2M, nos consta que hay excepciones honrosas a mi memorial de agravios arriba descrito:
- Sí tenemos proyectos de generación ubicados correctamente con respecto a las zonas de consumo eléctrico y las capacidades de las redes de transmisión.
- Sí tenemos proyectos de generación que cumplen con altos estándares tecnológicos y que han ido realizando inversiones para ser “gridfriendly”, como dicen en USA.
- Sí tenemos generadores de autoabasto reales, como por ejemplo los ingenios azucareros, empresas papeleras, agroindustriales y otras.
- Sí tenemos importantes inversiones de algunos industriales para cumplir con el código de red y otras inversiones que apoyan a estabilizar la red eléctrica.
- Sí vemos ya claras iniciativas en algunas cámaras industriales a impulsar la adopción de tecnologías del Siglo XXI. Quisiera resaltar especialmente la iniciativa de la CANACINTRA para facilitar el cumplimiento del código de red.
Entiendo que los medios y buena parte de la industria eléctrica nos estemos en los días y semanas siguientes rasgando las vestiduras por la propuesta de modificaciones tan radicales a la constitución presentada al Congreso. Pero sinceramente espero que tratemos de presentar de forma urgente soluciones creativas a los problemas reales del sector. Las primeras publicaciones realizadas por las cúpulas gremiales y entidades tan prestigiosas, como el IMCO, aún no reflejan este camino alternativo.