Redacción / Energía a Debate
El primer beneficiado con la participación de la generación privada en el mercado eléctrico es la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y eso permite brindar un mejor servicio a los usuarios.
Además, la generación por empresas privadas ha contribuido a menores costos de suministro, tarifas y costos fiscales, de acuerdo con las conclusiones del Seminario “El sistema eléctrico y la participación privada” que llevó a cabo recientemente el Programa Universitario de Estudios de Desarrollo (PUED) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“La CFE paga menos por la electricidad que recibe bajo los contratos legados de los Productores Independientes de Energía y las Subastas de Largo Plazo que lo que paga a sus centrales. Ello se traduce en menores precios para todos los usuarios de energía eléctrica”, se señala entre las conclusiones del seminario, cuyos materiales se pueden consultar en esta liga.
“Los generadores privados no desplazan generación alguna de CFE, ni cara ni barata. Simplemente, la CFE no tiene la capacidad para atender por sí misma la demanda de electricidad sin poner en riesgo la confiabilidad del Sistema Eléctrico Nacional”, señalan las conclusiones del seminario.
Sobre el tema del autoabasto, se concluyó que es parte del régimen legado que está cerrado y no representa carga financiera alguna para la CFE. No obstante, las centrales que operan bajo esa figura han contribuido y aportado a la expansión y refuerzo de la red, además de que pagan una tarifa calculada con una metodología que impulsaba la integración de renovables sin costo para CFE.
El PUED destaca que las seis empresas de generación de la CFE son las únicas subsidiarias de dicha “empresa productiva del Estado” que operan con pérdidas. Ello, debido a la edad de muchas de sus centrales y los problemas para su mantenimiento. En cambio, CFE Suministro Básico no reporta pérdidas.
En conclusión, se subraya que, como política de Estado, la decisión está entre un monopolio estatal, pero con costos de generación altos, o un modelo de participación pública y privada que permita costos más bajos que se reflejen en menores tarifas y mayor competitividad del país, aligerando la carga sobre la hacienda pública, toda vez que la eficiencia no deriva de la propiedad de los activos.