Un invierno relativamente suave y la rápida acumulación de almacenamiento de gas ayudaron a evitar la recesión económica profunda y ampliamente pronosticada en Europa, aseguró el Banco de Pagos Internacionales (BPI).
Por ello, la crisis energética global resultó mucho menos importante de lo esperado, agregó.
“Y en muchas jurisdicciones, el apoyo fiscal aisló a los hogares y las empresas del impacto de precios más altos de la energía”, añadió.
En su Informe Anual 2022/23, el BPI bajo la Gerencia General del mexicano Agustín Carstens Carstens afirmó que la actividad económica mundial se mantuvo mejor de lo esperado en varias jurisdicciones clave y la tan temida recesión mundial no se materializó, pese a los pronósticos principalmente derivados de la pospandemia por el Covid-19 y por la guerra entre Rusia y Ucrania.
En general, el crecimiento mundial se desaceleró del 6.3 por ciento en 2021 al 3.4 por ciento en 2022, debilitándose aún más en el primer trimestre de 2023, expuso.
La desaceleración fue más pronunciada en las Economías Avanzadas (EA), del 5.7 al 2.8 por ciento, agregó.
Pero a las Economías de los Mercados Emergentes (EME) les fue mejor, aún creciendo al 4 por ciento en 2022 en su conjunto en comparación con el 7.3 por ciento del año anterior. Esto fue a pesar de que China registró una tasa de crecimiento de solo el 3 por ciento, lo que refleja los reveses de los grandes brotes de Covid-19 y el lastre del sector inmobiliario, abundó.
“En relación con las previsiones realizadas a principios del año de revisión, los resultados del crecimiento en 2022 sorprendieron al alza en Estados Unidos, la zona del euro y la mayoría de las EME, con China como excepción al patrón”, subrayó el documento dado a conocer el domingo pasado.
Además del tema energético, el BPI mencionó otros factores que ayudaron a mantener la fortaleza relativa de la actividad económica mundial y la mejora de las expectativas para 2023.
Apuntó que el consumo se mantuvo sólido, gracias al exceso de ahorro acumulado durante la pandemia, sobre todo gracias a mayores tasas de ahorro y apoyo fiscal.
Igualmente el dinamismo de los mercados laborales impulsó los ingresos, ya que las tasas de desempleo cayeron a mínimos de varias décadas, especialmente en las EA.
El Banco mencionó la rápida reapertura de la economía china en enero, luego de que el país abandonara su estrategia de “Covid cero” en diciembre de 2022, lo que impulsó la actividad interna.
Esto también catapultó la actividad en el extranjero, aunque en menor medida que en el pasado, dada la naturaleza del repunte impulsada por los servicios.
En la parte sobre los retos a mediano y largo plazo en cuanto a política fiscal en el mundo hacia el crecimiento sostenible, el BPI destacó, entre otros aspectos, la necesidad de dirigir el gasto gubernamental hacia proyectos de inversión hacia proyectos verdes y educación y salud.
Por un lado, sugirió que se podrían hacer esfuerzos para reducir o eliminar el típico sesgo en los sistemas tributarios que favorece la deuda sobre la equidad.
“Esto ha fomentado una dependencia excesiva de la deuda como motor del crecimiento”, afirmó.
Gasto público, a infraestructura verde
De ahí rescató que la calidad del gasto público es crucial, como por ejemplo, reequilibrar el gasto del gobierno hacia proyectos de inversión “bien elegidos y ejecutados con eficacia”, especialmente en infraestructura y energía verde, así como en la creación de capital humano, en términos de educación y salud.
El BPI es una organización internacional a la que pertenecen actualmente 63 bancos centrales, incluido el Banco de México, o, en su lugar, las instituciones financieras encaradas de la política financiera de los países miembros.
Su misión es la de apoyar a los bancos e instituciones pertenecientes a encontrar la estabilidad monetaria y financiera mediante la cooperación internacional, a la vez de que actúan como un banco para los bancos centrales.
“El año pasado ha sido un desafío para los bancos centrales. Las preocupaciones por la alta inflación y la estabilidad financiera surgieron a la par. Al mismo tiempo, la innovación digital, particularmente en los sistemas de pago, se aceleró”, dijo Carstens Carstens en la presentación del Informe.
Explicó asimismo que el aumento de la inflación mundial que comenzó en 2021 ha empezado a disminuir, pero en la mayoría de los países, la inflación sigue siendo demasiado alta.
Apuntó que gran parte del progreso en la reducción de la inflación proviene de logros “fáciles”, como la caída de los precios de las materias primas y la normalización de las cadenas de suministro.
“La ‘última milla’ de devolver la inflación a la meta será más difícil. El compromiso de los bancos centrales con la baja inflación es claro”, pronosticó.
Refirió que el año pasado se produjo el endurecimiento de la política monetaria mundial más rápido y sincronizado en décadas.
En este sentido, dijo que era necesaria una política monetaria más estricta, “pero no sin dolor”.
Al respecto, explicó que a medida en que disminuyan las fuerzas estructurales que mantuvieron baja la inflación en las últimas décadas, es posible que las tasas de interés deban mantenerse más altas por más tiempo.
Por ello, recomendó que, en los próximos años, las economías se basen en reformas del lado de la oferta, en lugar de estímulos monetarios y fiscales, esto con la finalidad de impulsar un crecimiento sostenible.