El sexenio está por terminar y el rumbo de la política energética fue poco menos que desastroso. La producción petrolera de Pemex está en su peor momento de su historia y sorprende que uno de los presidentes que más ha insistido en la importancia de incrementar la extracción a través de la empresa productiva del Estado y en una meta tremendamente ambiciosa, establecida en 2.6 millones de barriles diarios, ahora como mandatario en funciones diga que no se produce más petróleo “porque se está cuidando el futuro de las nuevas generaciones”, debido a que la transición energética se va a tardar de 30 a 40 años.
Vamos a revisar los números y los hechos. En diciembre de 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que al final de su sexenio la producción de petróleo se ubicaría en 2.6 millones de barriles.
Esto representaba un incremento de 43.6% en relación con el cierre del sexenio anterior, que evidenciaba una franca declinación en la extracción del hidrocarburo.
Incluso el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, presentó en su momento la estrategia de los llamados “campos prioritarios”, que consistía en desarrollar 20 campos nuevos cada año en aguas someras y en tierra. Esta campaña iba a detonar la producción, al menos en el papel.
Pero el problema real es que el petróleo no se saca de un día para otro. No es secreto para nadie que Cantarell y Ku-Maloob-Zaap están en declinación. Los datos son abrumadores, en el sexenio la caída de producción de estos dos complejos fue de 24.7%.
Y usted se podrá preguntar, ¿por qué dos activos deberían preocuparnos? La respuesta es sencilla. En 2018, estos dos complejos petroleros aportaron 57 de cada 100 barriles que produjo Pemex.
Si estos dos complejos caen y no surgen nuevos prospectos de largo plazo que los sustituyan gradualmente, con una política energética sostenible en el tiempo y la cartera de Pemex, será imposible, ya no pensemos en aumentar, sino sostener la producción actual.
Esta es una parte del retrato del sexenio. La otra parte consiste en el enorme retraso en dos prospectos con recursos probados que podrían, justamente, compensar de forma gradual la caída de la Región Marina Noreste.
Se trata de Trion y Zama. Ambos campos fueron descubiertos como consecuencia de la Reforma Energética de 2013 y las hoy infames Rondas Petroleras.
Zama forma parte de un bloque que originalmente ganó el consorcio liderado por Talos Energy y que fue la empresa que invirtió sus recursos y asumió los riesgos para descubrir uno de los 10 campos petroleros más grandes de la historia del país.
Pero pareciera que el gobierno no quería darle esa gloria a un consorcio privado y había que meter a Pemex a costa de lo que fuera, sin que eso no signifique que la petrolera pública tiene todo el derecho a participar. Los conflictos entre Talos y el gobierno causaron que la inversión se retrasara cinco años.
El otro caso es Trion, pero este tiene la característica de ser un farmout, es decir, Pemex invitó a varias empresas que tienen experiencias en aguas profundas para que invirtieran, de forma conjunta y pareja, para explotar este campo. La socia de Pemex se llama Woodside Energy, pero el farmout también trae un atraso en sus inversiones.
Este panorama causó que la producción pasara de un promedio de 1.813 millones de barriles diarios en 2018, a 1.543 millones de barriles diarios en febrero de este año.
En vez de aumentar 25%, como lo prometió el presidente de México, la producción se contrajo 15% en cinco años.
Los números no dan por ningún lado. Los resultados de hoy son consecuencia de las decisiones de ayer. Es cierto que es imposible garantizar que la producción petrolera se hubiera mantenido o hubiera crecido si se hubiera dejado seguir el curso de las rondas, pero también es evidente que la producción no se desplomó por cuidar el futuro de las nuevas generaciones, sino por la incapacidad en la administración pública para medir las consecuencias de las decisiones que se tomaron.
“La producción no se desplomó por cuidar el futuro de las nuevas generaciones, sino por la incapacidad en la administración pública para medir las consecuencias de las decisiones que se tomaron”.
*/ Mario Alavez es periodista especializado en negocios, economía y finanzas con 15 años de experiencia. Su carrera abarca responsabilidades como coordinador editorial en distintos medios de circulación nacional, así como exdirector del portal especializado Energía a Debate.
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