Expone la IEA retos para el biogás y el biometano a nivel mundial

Políticas públicas locales, permisos de interconexión a la red eléctrica y el desarrollo de las materias primeras, son algunos de los retos que enfrenta la industria del biogás y del biometano en el mundo, expone la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés).

“Las diferencias en la implementación de políticas y la disponibilidad de materias primas han dado lugar a mezclas de materias primas que varían ampliamente según el país y la región”, señala en su más reciente estudio.

Indica que en Estados Unidos estos gases útiles para la generación de electricidad sustentable se producen tradicionalmente a partir de vertederos, pero pronto la composición cambiará por el reciente desarrollo de biogás a partir de estiercoleros.

En Europa, por su parte, se producía biogás a partir de cultivos energéticos, pero las políticas han ido cambiando para proteger la tierra, dirigiéndose hacia la restricción de estos métodos y redireccionando al aprovechamiento de residuos agrícolas y deshechos animales, además de los residuos urbanos e industriales.

China había impulsado los biodigestores domésticos e industriales en la primera década de los 2000, pero en años recientes, ante la expansión de las redes eléctricas y de gas, el enfoque el gobierno se ha dirigido a las plantas productoras de mediana y gran escala con una mezcla diversificada de materias primas para la producción del gas.

Permisos de interconexión

La regulación de la producción de biogás es variada en cada región o país, ya que puede o no ser una combinación de regulaciones en materias de ambientales, agrícolas, y de gestión de residuos, explica la Agencia.

Además, los proyectos de esta naturaleza tienden a tener “un alto grado de especificidad local” en su diseño y mezcla de materias primas.

El organismo, igualmente, considera que en localidades con baja conciencia por parte de las autoridades, los tiempos para otorgar los permisos para estos proyectos pueden ser largos.

En promedio, indica, a nivel global, los permisos para interconexión de una planta de biogás tardan 1 año, pero aclara que aun con ello, son más cortos que el promedio para la interconexión de centrales de gran escala de energías renovables, principalmente solares fotovoltaicos y eólicos.

“La proximidad de la planta a la infraestructura de gas existente es un factor importante en este caso: acelerar los permisos para áreas específicas con un denso potencial de materia prima y la proximidad a los gasoductos de transmisión podría impulsar el desarrollo del biometano”, expone el documento.

Indica que 30 por ciento del potencial de biometano de Europa está a menos de 10 kilómetros (km) de distancia de un gasoducto de transmisión, en comparación con el 10 por ciento en India y menos del 5 por ciento en Brasil.

Es mayor la tasa de fugas en plantas agrícolas que en los hidrocarburos

El estudio de la Agencia expone que en la vida útil de las plantas de producción de biogás y de biometano se evitan emisiones a la atmósfera, pero también se generan más en comparación con las actividades de extracción de hidrocarburos.

Lo anterior se explica porque, si bien el aprovechamiento de residuos orgánicos, como estiércol y residuos de alimentos en los vertederos, evita la fuga de metano producto de la descomposición ante la ausencia de oxígeno, las fugas de este gas en las plantas agrícolas alcanza entre 2 y 5.5 por ciento, elevándose a 8 por ciento en el caso de las plantas de tratamiento de aguas residuales.

En contraste, apunta el documento, las emisiones de metano por fuga en la producción de petróleo crudo era en promedio de 1.2 por ciento en 2024.

“Existen varias estrategias para reducir las emisiones de metano del biogás: mejores prácticas durante la producción (por ejemplo, reducir los niveles de llenado en el digestor para evitar liberaciones de gas a presión de emergencia), almacenamiento cubierto de digestato, combustión de gases residuales durante la mejora del biometano para capturar CO2 biogénico y uso de programas de fugas y reparación para resolver los problemas rápidamente”, propone la Agencia.

Refiere los marcos que establecen las intensidades máximas de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para biogases y combustibles, como la Directiva de Energías Renovables (RED) de la Unión Europea y los Estándares de Combustibles Bajos en Carbono (LCFS) de California, EE.U.

Considera que ambos son un paso hacia adelante para garantizar que los biogases tengan un impacto neto positivo en términos de emisiones.

“La estructura de estas políticas también puede influir en las decisiones de los productores. Por ejemplo, acreditar el estiércol evitado utilizándolo como materia prima de biogás podría incentivar la mezcla de materias primas para cumplir con los criterios de emisiones establecidos por dichas regulaciones”, añade.