La CFE se alista para competir y buscará, a través del mecanismo jurídico idóneo, la posibilidad de compartir riesgos y beneficios, afirma su Director General, Jaime Hernández Martínez, en entrevista.
¿Cuál ha sido la perspectiva de la CFE en estos primeros años de la Reforma Energética?
En estos primeros cuatro años de la Reforma hemos sido capaces de replantear el modelo operativo de la CFE y enfocarnos en rediseñar algunos de los elementos centrales que nos permiten medir el desempeño operativo de la empresa a través de la reducción de las pérdidas de energía y del tiempo de interrupción del servicio a nuestros usuarios.
Un segundo eje ha sido poder fortalecer las finanzas de la empresa. Ahí nos hemos concentrado en algunos grandes elementos. Primero, disminuir nuestro endeudamiento. En el 2015 el techo de endeudamiento neto de la compañía fue de cerca de 17 mil millones de pesos y para este 2018 es de 9.7 mil millones, casi la mitad, y estamos seguros de que seremos capaces de no tener que desembolsar ese monto en su totalidad.
Por otro lado, hemos continuado el programa de inversiones que impulsamos. Deseo destacar particularmente que de los 25 nuevos gasoductos que lanzamos hace cerca de tres años, 12 ya se encuentran en operación y el resto lo hará entre lo que queda de 2018 y 2019.
Por otro lado, la Reforma Energética introdujo las subastas de largo plazo donde la CFE participa en un doble papel: como comprador y como vendedor de la energía. En nuestro papel de comprador, hemos podido detonar 65 nuevos proyectos de parques eólicos y fotovoltaicos a lo largo de todo el país. Uno de cada dos estados va a tener ahora una nueva oportunidad de generar energía limpia y el apetito continúa. Para este 2018 se han anunciado dos nuevas subastas y estaremos participando con enorme interés.
¿Entonces, la CFE sale fortalecida en esta etapa de cambios?
Sí, Debemos pasar por tres etapas: de construcción, de consolidación y de competencia. Tomamos el periodo de 2013 al 2016 como el periodo que hemos llamado de construcción, que es replantear las condiciones operativas y financieras de la empresa. Los años 2017 y 2018 los hemos denominado la etapa de la consolidación de nuestro nuevo modelo operativo para poder competir con éxito, y de 2019 en adelante vendrá la etapa de plena competencia donde la CFE, una vez que ha replanteado sus condiciones operativas y fortalecido sus finanzas, pueda competir de tú a tú en el nuevo mercado eléctrico que hoy ya tiene a más de 30 empresas compitiendo en los diferentes segmentos. Esto nos ofrece una extraordinaria oportunidad de completar esta transformación y de tener una CFE vigorosa, robusta, fuerte y competitiva para muchos años más.
¿En esta transición, han podido ampliar y modernizar infraestructura?
Hemos continuado con nuestro programa de modernización y de expansión de nuestras centrales de ciclo combinado. Hemos convertido 7 centrales que antes utilizaban combustóleo o diesel para que ahora puedan utilizar el gas natural, o bien alternar entre combustibles si detectamos que la relación de precio cambia y nos ofrece ventajas para generar a precios más competitivos.
El otro elemento importante para nosotros ha sido la modernización de nuestras redes de transmisión y de distribución. Éste es un elemento central para poder llevar un servicio de calidad. Acabamos de lanzar licitación de la primera línea de corriente directa que tendrá nuestro país que correrá desde Ixtepec, Oaxaca, hasta la zona centro del país.
Esta tecnología es propicia para transportar energía por grandes distancias a alto voltaje. Es una línea que tendrá más de 600 kilómetros de longitud y nos permitirá desfogar toda la energía que se genere de proyectos eólicos y fotovoltaicos de la zona del Sureste hacia la zona Centro del país. Es un proyecto con una inversión cercana a los mil 700 millones de dólares. Nos tiene verdaderamente contentos y motivados. La asignación de este contrato, pensamos, será a mediados de este año, quizá en agosto.
¿Cómo están organizadas las nuevas empresas productivas subsidiarias y las filiales de la CFE?
Justamente cuando hablo de replantear el modelo operativo, me refiero a cómo hemos desdoblado las operaciones de la CFE en nuestras 13 nuevas empresas subsidiarias y filiales. Son 6 empresas de generación, una de transmisión, una de distribución, una de suministro básico, una filial de suministro calificado y dos filiales de combustibles, de las cuales una está en México y la otra en Estados Unidos, y la filial CFE Contratos de Interconexión Legados. Además de éstas, tenemos nuestra unidad de negocios que es la central nuclear de Laguna Verde que no es una empresa en sí misma, permanece en el Corporativo y vende su energía a través de una de nuestras empresas de generación.
La definición de qué activos quedaron en cada una de las empresas subsidiarias de generación no fue una determinación de la CFE, sino de la Secretaría de Energía tratando de maximizar las oportunidades de competencia y para que no existiera una concentración en alguna de ellas que le diera ventajas con respecto al resto de las empresas de la Comisión o de sus potenciales competidores privados.
Hoy todas estas empresas operan de manera independiente en el mercado eléctrico. En particular, nuestras empresas que se dedican a optimizar la compra de combustibles nos han comenzado a arrojar nuestros primeros ahorros. Para nosotros esto es importante porque cerca de 80 por ciento del costo de la generación eléctrica depende del precio de los combustibles, así es que esta estrategia de migrar del combustóleo y diesel hacia el gas natural y las energías renovables en primer lugar tiene como objetivo disminuir nuestros costos.
¿Las empresas subsidiarias y filiales están listas para comenzar esta etapa de competencia para 2019?
Hemos pasado estos primeros años a partir de la Reforma dándoles el nuevo marco jurídico en el que deben desarrollarse. Yo diría que ya se encuentran operando con regularidad en el mercado. El proceso de fortalecimiento de cualquier empresa, no sólo de las de CFE, es un proceso que toma tiempo, de manera que nos estamos asegurando que los pasos que se van dando en el nuevo mercado sean firmes.
Hasta diciembre pasado era necesario completar una serie de elementos regulatorios que dieran certidumbre a la parte del mercado que tiene que ver con los usuarios calificados. Finalmente, en ese mes se anunció la nueva estructura tarifaria, una atribución de la Comisión Reguladora de Energía, que era la pieza faltante en el rompecabezas. A partir de ahora, lo que esperamos es que el desarrollo de los clientes más grandes en el país avance rápidamente. Nuestra filial se encuentra preparada y trabajando intensamente para poder ofrecer una propuesta de valor que sea atractiva para esos clientes y que nos permita desarrollar una relación de cercanía, confianza y lealtad con ellos.
¿La CFE aún capta el interés de inversionistas internacionales?
Quisiera destacar un proyecto muy importante para nosotros que es la Fibra E que se colocó muy exitosamente apenas hace algunas semanas. Era un hito que teníamos a la vista dentro de los objetivos que nos trazamos a partir de la Reforma.
Es la primera Fibra del país dedicada al sector eléctrico y es la primera también que logra atraer inversionistas internacionales. Esta Fibra permite contrastar dos elementos fundamentales: primero, muestra la confianza de los inversionistas nacionales e internacionales en la adecuada instrumentación de la Reforma Energética. La segunda, que tiene que ver con la anterior pero es distinta, es que se hace la colocación precisamente después de la separación de CFE en 13 nuevas empresas y la colocación se hace desde una de ellas que es CFE Transmisión.
Para mí, esto es un elemento verdaderamente valioso porque nos permite acreditar no solamente que la lectura por parte de la comunidad de inversionistas respecto del desempeño presente y futuro de la CFE es de relativo optimismo y confianza, sino que también nos permitió poner al día toda nuestra información financiera y de desempeño para poder acreditar frente a esos inversionistas la confianza que han depositado en este vehículo.
Este instrumento, que se colocó en condiciones muy favorables y no se considera deuda para la CFE, nos ayuda a continuar la trayectoria de disminución del endeudamiento de la empresa y nos da la posibilidad de manera recurrente de tener una fuente adicional de fondeo. También en febrero, colocamos un bono a 30 años, de los llamados Bonos Formosa, que es el segundo de su tipo en el mercado de Taiwán.
¿Por qué se coloca deuda a largo plazo?
La maduración de nuestros activos en el sector eléctrico es de muy largo plazo. Por eso tratamos de empatar la profundidad que ahora tienen los mercados internacionales con nuestras necesidades de financiamiento, de manera que cuando uno ve la evolución de los vencimientos de deuda de la CFE, éstos son relativamente ordenados y de muy largo plazo. Eso le da espacio a la empresa para seguir modernizándose para dar un mejor servicio y continuar acompañando el crecimiento en la demanda de energía eléctrica. Todavía se estima que para los próximos 5 años la demanda crecerá en al menos 3 por ciento anual, lo cual es una gran oportunidad de negocio para nosotros en la CFE, pero ciertamente también para los nuevos participantes privados del mercado.
¿Alguna consideración sobre el pasivo laboral?
Uno de los cambios más profundos que logramos hacer en la CFE fue renegociar el contrato colectivo de trabajo, particularmente para replantear el sistema de pensiones de la empresa y poder disminuir el pasivo laboral no fondeado que venía creciendo a paso muy acelerado. Crecía en cerca de 60 mil millones de pesos por año y venía erosionando la fortaleza financiera de la empresa.
La Reforma Energética estableció un incentivo muy potente para nosotros. Consistía en que, si éramos capaces de sentarnos a la mesa y renegociar las condiciones del pasivo laboral generando un ahorro, por cada peso de ahorro que se obtuviera, el gobierno federal aportaría un peso más etiquetado específicamente para el pago futuro de las pensiones. Logramos reducir en muy cerca del 50 por ciento el pasivo de la CFE que fue una disminución a los costos de la empresa de más de 320 mil millones de pesos.
Este pasivo ahora deja de crecer a la velocidad que lo hacía y nos da el espacio necesario para continuar con la modernización de la empresa. Un dato adicional: al 2013, las estimaciones actuariales mostraban que hacia este 2018 el capital de la CFE se habría erosionado por completo o, incluso, se habría vuelto negativo. En cambio, cerramos 2017 con un capital superior a los 500 mil millones de pesos.
Aun con los resultados alentadores obtenidos, aún falta mucho por hacer. No hay que echar las campanas al vuelo y tenemos que perseverar en las medidas de disciplina financiera para poder alcanzar un equilibrio que sea sostenible hacia el año 2021.
¿Cómo es el desempeño de la CFE en el mercado eléctrico? ¿No es un lastre para la CFE ser el suministrador básico?
Por el contrario, tener la oportunidad de ser el suministrador de servicios básicos representa una gran oportunidad de crecimiento para nosotros. Hemos rebasado los 42 millones de clientes en todo el país, una buena parte de los cuales se ubica en el segmento de suministro básico, y es un número que crece en al menos un millón de nuevos clientes por año. El reto para la CFE es seguir modernizando su tecnología e infraestructura para ofrecer a los pequeños consumidores, que son los hogares y comercios, un servicio de calidad, de manera que desarrollemos con ellos una relación de lealtad y confianza como debe hacer cualquier empresa que participa en un entorno de competencia.
Por otro lado, CFE ya está participando activamente en el segmento de los grandes clientes, los calificados. Nuestra filial ha tenido contratos importantes en este primero periodo y seguirá trabajando muy intensamente para ser ese vínculo que une a los generadores con la demanda de la energía en beneficio del sector eléctrico nacional.
El tercer elemento importante de la participación de la CFE en el nuevo mercado tiene que ver con los Certificados de Energías Limpias. En este 2018 comienza a operar ese nuevo mercado que le asigna un certificado a cada megawatt/hora que se genere a partir de fuentes limpias. El mercado de CELs establece un piso parejo y permite al país distribuir en una serie de metas individuales nuestra meta colectiva que es alcanzar el 35 por ciento de energía provenientes de energías limpias en el 2024. Por cierto, la mayor parte de ese porcentaje provendrá de generación de la CFE.
¿Cómo se imagina al mercado eléctrico y a la CFE del mañana?
Imagino un mercado que sigue promoviendo las energías renovables, una CFE que completa su modernización y su cambio tecnológico para utilizar más y más fuentes limpias como el sol, el viento y el agua, e incluso el gas por encima de otras fuentes fósiles, de manera que seamos capaces de cumplir ese objetivo.
Veo un mercado dinámico que ha despertado un gran atractivo y enorme interés. Hoy la CFE, precisamente alrededor del suministro básico, está comprando la energía más barata en todo el mundo, eso se ha confirmado subasta tras subasta. Cada una de las subastas en su momento ha presentado los precios más competitivos de la energía a nivel global.
Seguiremos participando muy intensamente. Han quedado ya cubiertas las necesidades regulatorias que eran necesarias para dar certidumbre al mercado y lo que viene es un periodo de muy intensa competencia. Por eso para nosotros era fundamental aprovechar estos primeros años de la Reforma para completar la transformación de la CFE.
Se observa un gran impulso a la energía renovable. ¿Dónde se ubica la CFE en este panorama, sobre todo considerando las necesidades de respaldo que tienen éstas?
Es un tema central y efectivamente se estima que por cada megawatt que se instale de energías renovables, se necesitan al menos dos megas de respaldo en una tecnología convencional continua, como pudiera ser un ciclo combinado. Por eso hay que tomar decisiones de inversión hoy para enfrentar los retos que tendremos en tres, cinco o más años. El sector eléctrico tiene esa peculiaridad de que debes anticiparte para acompañar un ciclo de crecimiento. Dado que la demanda de energía sigue creciendo, es fundamental no solamente concentrarnos en las energías limpias, sino al mismo tiempo seguir modernizando nuestro parque de generación convencional.
Sin embargo, el crecimiento que se ha dado en las energías limpias y renovables no lo había visto el mundo en la historia reciente. Si uno revisa el tiempo que le tomó al gas natural para tener una participación del mercado de alrededor de 10 por ciento frente a lo que les está tomando a las energías renovables, hoy la velocidad es muy más acelerada.
México tiene un enorme potencial para desarrollar proyectos renovables. Tan sólo en el Istmo de Tehuantepec el potencial de proyectos eólicos es de cerca de 15 mil MW. Hoy se están explotando apenas 2 mil. México tiene claramente niveles de radiación solar mucho mayores que los que recibe, por ejemplo, Alemania; sin embargo, ésta es el segundo país con mayor instalación de generación solar. La Agencia Internacional de Energía dice que, en los próximos cinco años, cada hora se van a instalar en el mundo 70 mil páneles fotovoltaicos y 2.5 aerogeneradores. México debe ser parte de esta transformación y la CFE se está preparando para ser un motor que impulse y dé dinamismo a la llegada de las energías renovables en el país.
Pero desde el punto de vista de la política pública, de la visión de negocio de las empresas y de nosotros en la CFE, siempre será sensato balancear el portafolio de generación. Creo que ahora México cuenta con una gran fortaleza precisamente porque tiene diferentes combustibles a su disposición, diferentes tecnologías, un impulso fuerte en los renovables, y todo esto debe traducirse en un servicio de mayor calidad y que sea a precios competitivos en beneficio de la población.
¿CFE está buscando asociaciones con el sector privado en nuevos proyectos?
En este nuevo entorno es fundamental para nosotros impulsar alianzas donde podamos compartir riesgos y beneficios con el sector privado. Es una etapa nueva que se abre a partir de la Reforma y estamos concentrados en construir las primeras asociaciones particularmente para proyectos de generación de energía. Ahí las oportunidades son enormes porque la CFE cuenta con enormes capacidades y activos que son de gran valor para forjar estas alianzas, pero al mismo tiempo necesitamos mejor tecnología, experiencia, capacidad que pueden ofrecernos los socios potenciales en el mercado.
¿Se compartirían capital y riesgos en esas alianzas?
Es establecer bajo el mecanismo jurídico idóneo la posibilidad de compartir riesgos y beneficios. Un ejemplo, si quisiéramos detonar la construcción de una nueva central con tecnología de punta de ciclo combinado, muy probablemente la CFE tenga hoy activos, terrenos, sitios, con condiciones verdaderamente favorables para desarrollar ese proyecto. Sin embargo, se necesita la participación de algún otro socio que pueda aportar tecnología para tener las turbinas más avanzadas y eficientes del mundo, Se necesitar seguramente un socio adicional que pueda aportar capital, y también ponernos de acuerdo para colocar la energía que se genere en el mercado, de manera que ese riesgo de colorarla sea compartido entre los participantes de esa sociedad.
En eso estamos trabajando, estamos dando pasos firmes muy meditados con nuestro propio Consejo de Administración y yo esperaría próximamente estar formalizando alguna de estas oportunidades que tenemos a la vista. Año con año, la CFE deberá identificar oportunidades de inversión.
(Las entrevistas en esta edición de “Energía a Debate” fueron realizadas por David Shields y Ulises Juárez).