El principio es muy simple: en toda política pública que implica la acción colectiva de la sociedad, el gobierno debe tomar la iniciativa y ser el primero en dar el ejemplo.
Ese principio ha fundamentado uno de los programas de eficiencia energética de más largo aliento en la Administración Pública Federal de México: el Programa de Eficiencia Energética de la Administración Pública Federal (PEEAPF).
El trabajar en la mejora de la eficiencia energética está en el diseño original de la Comisión Nacional de Ahorro de Energía, que se crea en 1989. Pero es hasta 1992 que se establece una subcomisión específica, dando origen a un grupo de trabajo que durante tres años realizó más de un centenar de diagnósticos energéticos en edificios, aunque la mayoría con muy poco rigor técnico, sin una metodología homogénea ni enfoque programático y, menos aún, impactos de ahorro de energía.
Esto se buscó resolver en 1996 con el programa “Cien Edificios Públicos”, un programa piloto de carácter voluntario entre dependencias y entidades de la APF. El programa incluyó una metodología estandarizada para la evaluación con mediciones in situ de variables como el consumo de energía, la potencia y el factor de potencia en períodos de una semana, y censos de lámparas con el apoyo de los operadores de los inmuebles. El proyecto concluyó en septiembre de 1998 habiendo evaluado 90 edificios con más de 800 mil metros cuadrados e identificó un potencial de ahorro superior al 21% (5.6% en medidas operacionales y 13.4% en tecnológicas).
El programa concluye al mismo tiempo que se determina la necesidad de mayor austeridad en la economía del Gobierno Federal y el Presupuesto de Egresos de la Federación para 1999 establece la adopción de medidas para fomentar el ahorro de energía eléctrica y combustibles en la APF, para ello incluyó que la Conae expidiese lineamientos generales de lo que hoy día se conoce como el PEEAPF.
En el diseño del PEEAPF se integraron elementos que se han mantenido y mejorado a lo largo de los más de veinte años en los que ha operado el programa: alcance definido por el tamaño, uso e intensidad energética de los inmuebles; creación y operación de un Comité Técnico formado por funcionarios de alto nivel; integración de comités internos; y uso de Internet para el registro de datos, y seguimiento coordinación de acciones (algo que, en su momento, fue novedoso), entre otros.
“En el diseño del PEEAPF se integraron elementos que se han mantenido y mejorado a lo largo de los más de veinte años en los que ha operado”.
A partir de 2013, el programa tomó un segundo aire con la ampliación del alcance en términos del tamaño y tipo de las instalaciones obligadas; el establecimiento de lineamientos para la compra y/o arrendamiento de equipos y sistemas que usan energía; la obligación de capacitación de funcionarios (que hoy día se resuelve con un amplio programa de cursos en línea); la integración de actividades dirigidas a la implementación formal de Sistemas de Gestión de Energía, y la formalización de los reconocimientos anuales a las instalaciones con mejor desempeño.
Todo esto resultó en un programa que da seguimiento al comportamiento energético de más de 11 mil edificios con más de 20 millones de metros cuadrados de área construida, empuja a tomar buenas decisiones de operación y mantenimiento, resultando en la reducción continua de la intensidad energética de las edificaciones de 16% de 2013 a 2019.
Inclusive, desde 2022 la Conuee ha apoyado a gobiernos y entidades estatales en programas para sus propios edificios tomando elementos del programa federal.
Sin embargo, sigue habiendo el gran pendiente de inversiones rentables en equipos más eficientes más allá del mantenimiento. Esto se buscó resolver entre 2014 y 2020 con el esquema ESCO, que funciona a través de contratos con empresas que aportan financiamiento y conocimiento técnico y que se pagan con los ahorros que se obtienen sin tener que hacer inversiones públicas. En estas labores, la Conuee contó con apoyo internacional para que se diseñara un contrato tipo que se puso a consideración de la entonces Secretaría de la Función Pública. Sin embargo, se identificó como una barrera muy importante (aunque no única) el alto costo de transacción para la contratación de proyectos individuales relativamente pequeños (para iluminación y aire acondicionado).
Esto llevó a trabajos para un arreglo que permitiera la agregación de proyectos con financiamiento de la banca de desarrollo a la propia SHCP. Para esto la Conuee, en el marco del PEEAPF, sumó el interés de operadores de un conjunto de cerca de 30 instalaciones, recursos del BID integrados al FOTEASE, manejo de recursos a través de FIDE y con la SHCP como beneficiario con menores gastos de operación en el gobierno federal. Desafortunadamente, esta iniciativa fue suspendida abruptamente en 2022.
No obstante, y como lo demuestra la historia de más de 25 años del PEEAPF, siempre hay espacio para el cambio y la mejora.
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