Tanto las compañías nacionales del petróleo como las privadas de los países desarrollados tienen un papel que desempeñar en las soluciones a los problemas de la transición energética mundial.
Juan José Dávalos López* , Rosío Vargas Suárez**
Siendo aún los hidrocarburos el origen del 60% de la energía primaria en el mundo, sus características naturales y económicas determinan más que nada los rasgos de la actual crisis y transición energética en el mundo. Comenzando por el hecho de que este problema no puede ser enfrentado de manera estrictamente local o regional y siguiendo porque tiene diferentes maneras de expresarse en los países del norte o del sur y en los que poseen o no reservas de hidrocarburos, materia prima estratégica demandada en todo el mundo, distribuida desigualmente y no renovable, además de ser una de las bases más sólidas del actual sistema comercial y financiero mundial. Considerando también el impacto duradero ?al menos por varias décadas más- de estas dificultades, el resultado es que los distintos países se ven obligados a adoptar decisiones de tipo estratégico en materia de hidrocarburos, independientemente de que tengan o no tengan más o menos conciencia al respecto.
Partiendo de lo anterior, es posible justificar que si el propósito de la presente nota es abordar la estrategia de las empresas petroleras de propiedad nacional estatal en el mundo a partir del reciente auge que éstas han tenido en los últimos años, dicho propósito no se cumple sin establecer el concepto de crisis, transición y estrategia energética y que su contenido efectivo está dado principalmente por la actividad del conjunto de empresas petroleras en el mundo, tanto las de propiedad nacional-estatal como las de propiedad privada.
En el Congreso sobre “Empresas Nacionales de Petróleo” (Nacional Oil Companies, NOCs) que se efectuó en la Universidad de Rice (Houston, Texas) en marzo del presente año se hizo una clasificación de las empresas petroleras y gas del mundo en tres categorías:
1. Monopolios estatales tradicionales de petróleo y gas en Medio Oriente, África y Sudamérica;
2. Empresas emergentes híbridas de propiedad estatal/privada petroleras y gaseras en países que son grandes productores, como Rusia, Noruega, Canadá y Malasia y en otros países que son grandes consumidores, como China, Brasil, Japón e India;
3. Empresas internacionales privadas de los países desarrollados de Occidente petroleras y gaseras como: ExxonMobil, BP, Chevron, Royal Dutch Shell.
Esta es la misma clasificación que consideramos para este ensayo1 . Sin embargo, dentro del contexto energético mundial descrito arriba, se considera que aún está abierta la revisión analítica de la situación y papel desempeñado por cada una de las empresas petroleras con énfasis en las empresas nacionales que se presentó a discusión en ese foro.
EL ENFOQUE DE ESTADOS UNIDOS
Aunque discutible por presentarse de manera negativa ?al no ser incluido entre medios y fines, que hacen énfasis en el unilateralismo? un resultado de facto, no programado pero rescatable de la política energética y militar de los dos mandatos del gobierno de George W. Bush de 2001 a la fecha ha sido el haber logrado poner en el centro del debate mundial de manera explícita y central la problemática de la cuestión de la energía: agotamiento de los hidrocarburos, necesidad urgente de generar un nuevo patrón energético y condiciones de riesgo y competencia en el mercado mundial de hidrocarburos. Con ello, los argumentos que durante los últimos veinticinco años2 dieron al libre comercio el papel más importante dentro de la propuesta estadounidense para estimular la nueva economía mundial dejaron de monopolizar el papel estelar en el discurso dominante.
Si fuese cierta la noción de que el discurso tradicional del libre comercio (y sus actualizaciones) aplicado a nivel internacional permite explicar y resolver de manera automática, entre muchos otros problemas, aquellos que se derivan del proceso de transición energética mundial, entonces el juego entre los oferentes privados (empresas productoras, comercializadoras, financieras) y los consumidores racionales lograría minimizar naturalmente el riesgo de una crisis energética y los respectivos daños ambientales derivados del agotamiento de los combustibles fósiles.
Sin embargo, el gobierno de Bush Jr. asumió desde el año 2001, menos en discurso y más en los hechos, la realidad de que la transición energética mundial y la potencial crisis fatal que esta implica para su país no parecía estarse resolviendo por medio del juego de los ?libres? mercados.
Empero, el hecho de que el mundo haya sido llevado a reconocer como no se hacía desde los años setenta del pasado siglo ?aunque ahora bajo una óptica ampliada y renovada? la necesidad de abordar por sí misma la gravedad de la problemática petrolera y energética, ha sido opacado por el carácter agresivo y unilateral de los medios y fines que componen la citada situación. Sin ir lejos, con respecto a la imparable y costosa guerra contra Irak, un Congreso dominado por los demócratas a partir de este año, liderado por la primera líder mujer del Congreso -Nancy Pelosi- y además antibelicista (al menos en la retórica) ha sido incapaz o no ha querido impedir al presidente Bush el gasto de 100,000 mil millones de dólares adicionales para dicho conflicto bélico.
Por otra parte, last but not least, a la par con el problema de la transición y el agotamiento de los hidrocarburos, al cual la estrategia de corte unilateral bushiana ha terminado por poner en el centro de la agenda mundial, encontramos que la distribución desigual de los hidrocarburos alrededor del planeta ha terminado por ser desfavorable para los países ricos del norte y por ser esto un hecho reconocido en la problemática energética internacional. De tal modo, durante el citado foro organizado por el James Baker III Institute, fue un hecho reconocido que el 88% de las reservas de petróleo y gas son en la actualidad propiedad de empresas nacional-estatales (NOC?s en inglés) de los “países en desarrollo”. Razón por la cual consideramos que la preocupación constante durante el evento acerca de las posibles limitaciones de dichas NOC?s para enfrentar los problemas derivados del horizonte de restricción y agotamiento de los hidrocarburos en las décadas entrantes resultó ser un enfoque parcial: si bien las limitaciones tecnológicas, institucionales y financieras de las llamadas NOC?s fortalecidas en este nuevo auge de empresas nacionales pueden justificar las preocupaciones acerca del manejo adecuado y oportuno del 88% de las reservas de hidrocarburos del mundo, en realidad otra vertiente de la agudización de la problemática energética mundial tan importante como la anterior ha sido y es el rezago enorme por parte de los grandes países industrializados para dar prioridad a la cuestión energética, hecho que ha derivado en acciones predominantemente unilaterales ?por parte, sobre todo, del gobierno de Estados Unidos? en defensa de sus las empresas petroleras anglosajonas tradicionales. En nuestra opinión, dicho rezago y unilateralismo no resuelven, sino que complican los escenarios de posibles soluciones a las amenazas energéticas que pesan sobre la economía y la sociedad mundial3 .
REACCIONES DE LAS NOCs
Es en este contexto en el cual se presenta lo que se reconoce ya como el nuevo ascenso de las empresas petroleras nacionales. Dichas empresas son otra expresión de prevención social ante la crisis energética en curso. Sin embargo, es discutible si en verdad la formación de dichas empresas significa una verdadera estrategia para el problema de fondo, que es la crisis y transición energética planetaria.
La base principal sobre la cual se levantan estas empresas es la posesión de casi la totalidad de las reservas petroleras y gaseras del mundo. A diferencia de lo que ocurría hace unas décadas, hacia finales de los años sesenta del siglo XX, cuando la mayor parte de las reservas conocidas de petróleo del mundo eran posesión de las empresas anglosajonas llamadas “Siete Hermanas” , hoy la mayor parte de las reservas petroleras del mundo son propiedad de las llamadas empresas petroleras nacional-estatales, siendo incluso llamadas “las nuevas siete hermanas”4 las más destacadas y poderosas de dichas empresas5 .
Sin embargo, a pesar de su enorme poder, las NOCs y principalmente las nuevas NOCs, (híbridas estatales/privadas) parecen no querer o no poder rescatar la experiencia más reciente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)8 , organismo que en los últimos años antes y poco después de la guerra en Irak funcionaba menos como un oligopolio de productores y más como un organismo regulador. En el nuevo auge de las NOCs, no se rebasa el nivel defensivo y existe una polémica ?presentada durante el foro en la Rice University? acerca de si propician el desarrollo económico-social propio e internacional o más bien lo obstaculizan en una actitud excesivamente defensiva y proteccionista.
A diferencia de los años en que surgió la OPEP, ahora no parece presentarse en el petróleo un motivo para situarse en una nueva “Guerra Fría” que implique la significación de los hidrocarburos como elemento de una guerra entre sistemas mundiales contrapuestos. Claramente, la lógica no es bipolar y no se prevé un derrumbe del mercado mundial, aunque se pudieran cuestionar las modalidades actuales de este y construir otras nuevas, como lo demuestran las importantes luchas sociales ocurridas en los años recientes en Venezuela y Bolivia. Sin embargo, ni el “socialismo del siglo XXI” ni las nacionalizaciones en Venezuela, Ecuador y Bolivia representan ?al menos hasta ahora- más que esfuerzos de desarrollo regional dentro del mercado capitalista mundial contemporáneo.
En este sentido, las reacciones de los países occidentales y sus empresas, en el sentido de considerar que el nuevo auge de las NOCs puede ser retardatario, son exageradas al desconocer que los países productores si requieren un manejo de los excedentes petroleros para fines de desarrollo social. Su preocupación por la necesidad de un manejo estratégico de las reservas de hidrocarburos ante la crisis y la necesidad de que la transición energética se abra paso es válida; pero se puede considerar que si bien una actitud simplemente defensiva y neodesarrollista de los mayores países productores y sus empresas ?estatales tradicionales o híbridas? no alcanzaría a tocar la cima de los problemas estratégicos del sistema energético mundial contemporáneo, la actitud excluyente y unilateral que surge de los países consumidores y de las empresas occidentales no es menos defensiva ni errónea, en términos de dar al conflicto un peso excesivo en la definición de los actuales problemas.
El especialista español en petróleo, el Ingeniero en Energía de Repsol-YPF, Emilio Figueroa, exageraría al asegurar que la causa de la volatilidad de los precios del petróleo en el mundo se debe a las nacionalizaciones de dicho bien en los países productores, así como a los oligopolios y a las cuotas de producción que estos habrían instaurado a partir de ese momento. En contraste, afirma el autor, el período durante el cual dominaron las grandes empresas petroleras (estadounidenses, inglesas y holandesas) habría sido de una gran estabilidad.
En cuanto a la escasez del petróleo como causa, Figueroa la descarta: resalta que existe un diferendo entre quienes se apoyan en la teoría de la curva de Hubbert y quienes ?como él? consideran que un mineral nunca se agota, sino que los costos crecientes naturalmente lo llevan al desuso, como fue ?afirma? el caso del carbón y como sería naturalmente el caso del petróleo de no haberse impuesto el oligopolio de la OPEP7.
Esto es: resulta legítimo y necesario asignar un papel a las industrias nacionales de hidrocarburos en el financiamiento del desarrollo en los países productores, aunque se hace necesario que no sólo estos países, sino que también los países desarrollados y sus empresas, establezcan medidas para que una adecuada estrategia mundial enfrente la crisis y resuelva correctamente la transición energética mundial de la cual depende el destino de las futuras generaciones. Es demasiado grande el problema, como para dejarlo en la retórica de la teoría pura del comercio internacional.
1“Emerging hybrid state-owned/private firms: The oil and gas industries of major energy-producing countries such as Russia, Norway, Canada and Malaysia (?) The energy industries of major consuming countries in the developing world such as China, Brazil, Japan and India (?.);?the remaining traditional oil and gas state monopolies of the Middle East, Africa and South America, Control the vast majority of proved oil and gas resources that remain for future exploration and development. State-owned enterprises represent the top 10 reserve holders internationally. In fact, in 2005, global proved oil reserves were 1,148 billion barrels, with national oil companies in control of 77 percent of the total (886 billion barrels), allowing no equity participation by foreign oil companies, and partially or fully privatized Russian oil companies in control of another 6 percent (an additional 69 billion barrels); (?.) By comparison, Western international oil companies (IOCs) ExxonMobil, BP, Chevron and the Royal Dutch Shell Group rank 14th, 17th, 19th and 25th, respectively, and now control less than 10 percent of the world?s oil and gas resource base.” http://www.rice.edu/energy/publications/nocs.html
2Después de la primera llamada “crisis de la deuda” de 1982 y sobre todo al finalizar la guerra fría y desaparecer la URSS, al renunciar Gorbachov el 25 de diciembre de 1991; años en que se instauró lo que el entonces presidente de Estados Unidos, George Bush Sr., llamó el ?nuevo orden mundial? y que comúnmente se denominó ?globalización?.
3Aún si se adopta el término de “nuevo fascismo energético” acuñado por el investigador canadiense Michael Klare, la crítica principal a esa política energética de EUA es menos su carácter unilateral y autoritario; lo peor de todo es que no resuelve, sino que nos aleja de una posible estrategia internacional de transición energética efectiva, necesariamente multilateral.
4Hoy agrupadas en cuatro: ExxonMobil; Chevron Texaco; Royal Dutch Shell; British Petroleum
5Las “nuevas siete hermanas” según la agencia inglesa de análisis The Economist Intelligence Unit, son: SaudiAramco de Arabia Saudita; Chinese Nacional Petroleum Corporation (CNPC); PDVSA, de Venezuela; Petronas de Malasia; Petrobras, de Brasil; Gazprom, de Rusia; NIOC de Irán.
6Fundada en 1960, actualmente se forma por los siguientes países: Irak, Indonesia, Irán, Kuwait, Libia, Angola, Argelia, Nigeria, Katar, Saudi Arabia, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela
7“El comportamiento económico del mercado petrolero”, por Emilio Figueroa. Cap. 10, apartado 10.6. ?El petróleo en el siglo XXI?, pg. 155 a 166.
*Académico, Facultad de Economía de la UNAM (juanjosedavaloslopez@yahoo.com.mx).
**Investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM (rvargas@servidor.unam.mx).