Convendría pensar en una política industrial que favorezca el desarrollo de contratos de gas a largo plazo entre productores y consumidores.
(Artículo publicado en la edición mayo-junio 2017 de la revista “Energía a Debate)
Después de un largo día de trabajo, caía la noche sobre la Avenida Patriotismo y su torrente interminable de tráfico, pero Juan Carlos Zepeda tomó un tiempo para recibirnos en oficinas de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y sugirió que platicáramos sobre la problemática del gas natural en México. Nos acompañaron en el diálogo Héctor Moreira y Alejandro Mar.
Juan Carlos Zepeda, Comisionado Presidente de la CNH.- Tenemos una situación de alta dependencia en el energético fósil más importante de la transición energética, que es el gas natural. Estamos importando 70 por ciento del gas que consume el país. En la última revisión y actualización de las reservas que aprobó el Órgano de Gobierno del a CNH, es en el renglón del gas natural donde se da la caída más pronunciada. Creo que Alejandro nos puede explicar un poco ese aspecto.
Alejandro Mar, Director General de Reservas de Hidrocarburos de la CNH.- En el caso del gas natural, hay una variación de -17.8 por ciento con respecto a 2016 en reservas probadas, o reservas 1P.
Estas reservas están distribuidas en el país en mar y en tierra, pero la mayor parte de las reservas 1P de gas están asociadas en los campos de aceite, que es en donde se tienen los grandes volúmenes de gas.
Sin embargo, a nivel de territorio nacional, tenemos cuencas productoras exclusivamente de gas. Hay algunos campos también en el mar. El gas natural está disperso o en una gran cantidad de campos en el país, a diferencia del aceite que se encuentra en un número de campos bastante menor.
Tuvimos esa caída de las reservas de gas de 17.8 por ciento, es decir, bajaron de 15.3 mil millones de pies cúbicos en 2015 a 12.7 mil millones en 2017. Además, traemos caídas pronunciadas en gas natural desde hace unos años.
En el caso del aceite también se observa la misma tendencia: las reservas 1P bajan de 9.7 mil millones de barriles en 2015 a 7.6 mil millones de barriles en 2016.
Zepeda.- Por cuestiones de rentabilidad, como se sigue produciendo aceite, las reservas de gas que menos se han perdido son las de gas asociado. Por ello, Akal, en Cantarell, es el campo que representa más reservas 1P. El gas no asociado, en el renglón de reservas, es el que más drásticamente se ha reducido, por ejemplo en la Cuenca de Burgos.
David Shields, Director general de Energía a Debate.- La caída en los precios de los hidrocarburos influye obviamente en la caída de las reservas probadas, ya que éstas se definen como el volumen que técnicamente se puede recuperar al precio actual. Pero, por lo mismo, ¿no debe verse igualmente afectado el petróleo?
Héctor Moreira, Comisionado de la CNH.- No, porque estamos haciendo más investigación, más exploración y más perforación en petróleo, que en el gas. Estamos canalizando más esfuerzo al desarrollo del petróleo que al gas.
Zepeda.- En efecto, hay una caída en las reservas que no es extraño en el panorama internacional después de que los precios bajaron de 100 dólares por barril a los 54 dólares en que está el Brent ahora. Hay una menor inversión por parte de Pemex y hay un recorte en la inversión en el mundo.
Lo que es particularmente notorio en México es que se están perdiendo reservas más rápido en gas que en petróleo.
Tiene una lógica de negocio el por qué Pemex está prefiriendo el aceite por sobre el gas natural.
Shields.- Pero hay enorme demanda de gas. El gas natural juega un papel muy importante en la generación eléctrica, además del que utiliza la industria de otras ramas de la economía.
Moreira.- Si decimos que nos vamos a mover hacia un uso mayor de la electricidad en la industria, en el transporte, en los autos, en todo tipo de aparatos y equipos, vamos a necesitar mucha más energía renovable, pero aún mucho más gas.
Afortunadamente México es una nación con reservas de gas muy grandes, pero el que sea tan barato el precio en América del Norte ha sido un freno para nosotros. La producción de petróleo ha sido más rentable, por eso las inversiones se han canalizado hacia esto.
Por eso, no hay grandes exploraciones para el gas. Si estuviéramos produciendo mucho gas, piensen en lo que significaría para la petroquímica. Esa industria depende el gas, del etano, metano, propano como insumos, no tanto del petróleo. Hoy, nuestra industria petroquímica está limitada porque no tenemos suficiente etano y propano.
Shields.- Ahora, se dice que el siglo XXI será el siglo de la electricidad. Entonces, ¿qué hacer?
Zepeda.- Sí, la realidad es que estamos frente a la era del gas natural a nivel mundial. Si se ven las proyecciones de consumo mundial de gas, la tendencia es hacia arriba. El gas es una parte muy importante de la ecuación. En materia de los energéticos fósiles, en los próximos años el único que va a crecer en su producción y consumo es precisamente el gas.
La densidad energética del gas natural es baja frente al petróleo, Por tanto, desde el punto de vista económico, es caro transportarlo. Esto define la economía de los proyectos. En el caso del petróleo, sin importar donde se produzca, se sube a un carro-tanque, o a una pipa, o a un ducto, o a un barco y se transporta a cualquier lugar. Pero cuando se piensa en un
proyecto de gas natural, se tiene que pensar ?salvo los proyectos de gas natural licuado? que se va consumir en la región, cómo se va a transportar, de dónde a dónde va a correr el ducto y quién lo va a consumir.
Shields.- Sí, pero estamos importando gas masivamente por ducto. ¿Cómo sucede que tenemos que importar tanto gas en vez de producirlo en México?
Zepeda.- Está el factor precio que ya mencionamos, el factor tecnológico, que todavía no incursionamos en la explotación no convencional de petróleo y gas, pero también México se movió de un modelo de integración vertical a un modelo, primero en donde CFE y Pemex se “descoordinaron”. Pemex dejó de explorar y producir gas porque dejó de ser rentable hacerlo por el precio tan bajo, y CFE empezó a requerir de más gas para la generación eléctrica precisamente aprovechando el bajo costo del gas, así que comenzó a importarlo.
Eso nos llevó a este 70 por ciento de importación de gas natural. Ahora abrimos la industria, hay múltiples jugadores, así que necesitamos saber cómo favorecemos la coordinación entre los jugadores de la industria. Si no apalancamos los proyectos de producción, éstos difícilmente van a surgir.
Shields.- Entonces, ¿qué hacer para impulsar la industria del gas a partir del eslabón de la producción en México?
Zepeda.- La premisa sería la siguiente: el gas natural debe desarrollarse en una visión de integración vertical de la exploración hasta el consumo, ya que es costoso moverlo. La visión de negocio desde que la exploración y producción tiene que estar pensado en cómo voy a transportar y en donde se va a consumir. Tiene que haber una visión que ayude a que el plan de negocios y los proyectos puedan estar apalancados en un arreglo de integración vertical.
Para lograr eso, México tiene que promover la coordinación entre productores y consumidores y enfrentar el reto de la tecnología, esto último especialmente en el caso del gas no convencional.
En el nuevo arreglo de la Reforma Energética, en donde participan muchos jugadores, se debería ver qué instrumentos de política energética puedo incorporar para lograr una coordinación entre la oferta y la demanda que permita que los proyectos de exploración y producción tengan el apalanca miento en quién lo va a consumir.
¿Cómo es eso? Convendría establecer una política industrial que favorezca el desarrollo de contratos de largo plazo entre productores y consumidores. De hecho, este tipo de contratos son una práctica mundial.
Las empresas construyen ductos y hacen temporadas abiertas, porque buscan los compromisos de los usuarios. Si no tienen compromisos, no los construyen. La misma idea debe prevalecer para producir gas, porque, si no, tenemos el problema del “huevo y la gallina”. Tenemos que ver cómo logramos que se coordinen los diversos actores en la cadena.
Shields.- Pero el mercado del gas es volátil. ¿Cómo sería el factor precio dentro de este tipo de arreglo?
Moreira.- Como el mercado más desarrollado es el petrolero, ha sido una práctica general poner una ecuación que liga el precio del gas al del petróleo en ese momento. Entonces, no es un precio fijo, sino un precio pactado. En los contratos de largo plazo también es común que haya precios indexados a una referencia. ¿Cuál debe ser el modelo mexicano? Puede ser una indexación y, entonces, se tiene una referencia de precio.
Shields.- La gráfica de reservas de gas por campo que nos muestra Alejandro nos indica las reservas de gas del país están dispersas en muchos campos, lo cual, supongo, no facilita la actividad de explotación. ¿Tendremos que movernos a la producción de gas no convencional, al fracking?
Moreira.- Ya anunció la Secretaría de Energía que en el mes de junio de este año se lanza la licitación 2.4, que es la primera de no convencionales. Tenemos mucho potencial. Cuencas como el Eagle Ford continúan al lado mexicano de la frontera, no sabemos hasta dónde. En la del Permian, también cercana a México, se está producción 8 mil millones de pies cúbicos gracias al fracking.
Sin embargo, en México no se ha desarrollado ni tenemos empresas que den los servicios para el fracking. La Reforma Energética ya permite que vengan, pero tenemos aun así que desarrollar esa actividad. El punto es que hay un problema tecnológico, entrarle al fracking de una manera segura, bien pensada, no se hace de la noche a la mañana, se tiene que desarrollar una industria.
Estados Unidos acaba de anunciar que ya está por arriba del millón de pozos, ha avanzado a una velocidad tremenda y ha emitido regulaciones periódicamente. México ha perforado sólo unos cuantos pozos y tampoco tenemos mucha experiencia en perforación horizontal.
Actualmente se está haciendo mucha investigación en fracking en Estados Unidos, por ejemplo, sin uso de agua. Los costos de esta tecnología se están reduciendo muy rápidamente.
En México afortunadamente tenemos la oportunidad de ver qué se está desarrollando y escoger qué reglamentación funciona mejor. A veces puede ser una ventaja no estar en la punta del desarrollo.
Shields.- Pero, al final del día, tenemos todo por hacer para producir más gas en el país.
Zepeda.- Sí, lo que se requiere es una solución en la industria del gas natural en el largo plazo. Lo que se ve en el mundo es la forma en que esta industria se ha desarrollado y es sobre la base de los contratos de largo plazo. Desde el punto de vista de las políticas públicas, requiere de un empuje, de un lanzamiento. Es un tema que nos rebasa aquí en la CNH, pero nos incluye. Por lo pronto, tenemos la inquietud de cómo desarrollar esa industria de la mejor manera.