Preocupa el futuro energético del país. Se entiende que el equipo del Presidente electo López Obrador aún está en una etapa de revisión y de definiciones en la materia, pero han circulado muchos mensajes negativos y rumores, algunos infundados tal vez, pero la mayoría creíbles.
Se habla de suspender rondas petroleros, cancelar reformas, frenar y modificar las asociaciones firmadas por Pemex, prohibir el petróleo no convencional, revertir la inversión privada en electricidad y eliminar acuerdos y estructuras que creó la Reforma Energética. Al final del día, hay poca claridad, pero muchas ganas de gastar en una nueva refinería sin que existan siquiera trabajos previos de factibilidad.
Las señales indican que el propio AMLO apoya una contrarreforma energética con enmiendas constitucionales. ¿De qué otra manera interpretar que él haya solicitado no meter candados en la reciente negociación comercial? El objetivo sería ?como dijo él? que su gobierno “pueda aplicar los cambios que busca”. O sea, ¿modificar la Carta Magna cuando y como quiera?
Es cierto que la Reforma Energética de Peña Nieto no dio resultados expeditos en términos de barriles de petróleo, y menos en la producción de gas. Celebramos la intención de AMLO de rescatar a Pemex, ya que sus directivos en este sexenio lo convirtieron en la cueva de Alí Baba y en el templo de la opacidad.
Sin embargo, la Reforma tuvo la virtud de crear un andamiaje vital para atraer inversiones futuras en un contexto de mercados abiertos y competencia. Será esencial no perder ese gran avance. Tan sólo en la parte petrolera, ofrece las vías para lograr la perforación masiva de pozos sin costo para el erario, tal vez también enormes ingresos por la construcción de plataformas petroleras gigantes para aguas profundas y la modernización integral de los puertos.
Sin embargo, AMLO y sus asesores plantean una visión introspectiva. Privilegian proyectos de Pemex y CFE, en detrimento del mercado abierto, pese a severas limitaciones presupuestales. Decir no, no y no a las reformas recientes, a riesgo de inhibir la inversión privada en tiempos de crecimiento poblacional podría llevar el sistema energético del país al límite, con riesgos de desabasto y apagones.
La visión de política energética de AMLO se ancla en el pasado, se basa en conceptos de soberanía y en pozos de Pemex, refinerías e hidroeléctricas. Pero no hace clic con los jóvenes mexicanos y sus aspiraciones de sustentabilidad y revolución tecnológica. El diálogo de las nuevas generaciones, que transformará el sector energía, versa sobre digitalización, aguas profundas, baterías de litio, medidores inteligentes, internet industrial (IIot), fracking, blockchain, energía fotovoltaica, big data. No conviene desmantelar ni revertir la Reforma Energética ni apagar su creatividad, sino afinarla y utilizarla como base para una mejor política futura, estimulada con buen tino desde el Estado.
AMLO y su equipo deben cambiar la óptica con la que juzgan a la inversión privada y extranjera en energía, la cual, lejos de provocar inconvenientes, ha traído consigo tecnología, capacidad técnica y operativa, nuevos negocios, empleo y capital al país. Al promover mercados e innovación, surgirán proyectos tecnológicos de vanguardia que los tomadores de decisiones políticas, igual que los ciudadanos, ni siquiera podemos imaginar.
Los mercados castigarán decisiones erróneas. Los mensajes confusos y equivocados ya tienen consecuencias. El cambio de expectativas ya impactó la cotización de los bonos de Pemex. El viernes pasado, la calificadora Standard & Poor?s modificó a la baja el perfil crediticio individual de Pemex, en parte debido a la incertidumbre asociada a la implementación de los farmouts y asociaciones de Pemex, atribuible a AMLO y a su equipo.
Un enfoque nacionalista no tendría por qué ser incompatible con mantener las reformas recientes. Puede construirse sobre esa base. El país tiene muchas oportunidades en energía para su cuarta transformación, pero lo inmediato es no generar desconfianza.
David Shields es consultor de la industria energética. Su e-mail: david.shields@energiaadebate.com
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