Se prevé una electrificación masiva de la economía y de nuestras vidas en las próximas dos décadas. Habrá vehículos eléctricos, superbaterías, robots, redes inteligentes, internet of things. Esto, junto con el crecimiento de la población, propiciará un incremento sostenido en la demanda de electricidad en México.
Se integrará más energía renovable y más almacenamiento. Es muy factible que muchos consumidores corporativos, incluso ciudadanos, decidan alejarse de las redes para ya no depender de las grandes utilities. Habrá nuevos modelos de negocios, cambios tecnológicos y digitalización de procesos, que incidirán en las formas de producir, cotizar y consumir la electricidad.
Con la Reforma Energética, México ha dado pasos importantes para prepararse para este nuevo mundo eléctrico. Ya pudo impulsar e integrar energías renovables, como la éolica y la solar, a través de las subastas eléctricas, que ahora marcan precio en un mercado eléctrico mayorista con tecnologías de generación diversificadas y un número creciente de participantes. Las renovables requerirán, no obstante, del respaldo de otros tipos de generación y de almacenamiento para mitigar su intermitencia, así como grandes extensiones de terrenos para colocar su infraestructura.
Se prevé que la generación con energía fósil, sobre todo con gas natural en ciclos combinados, mantendrá su lugar en el mix energético, sobre todo en nuestro país, que tiene acceso a gas abundante y barato, aunque sea de importación. Es previsible que este tipo de generación mantendrá una participación elevada por muchos años para abastecer el mercado eléctrico.
Los múltiples cambios en tecnologías y mercados impactarán las tarifas a los consumidores de muy diversas maneras, hoy impredecibles, pero el efecto neto para el consumidor debería ser positivo, aun cuando quienes están en los segmentos residencial y de bajo consumo tal vez no lo perciban. La Reforma trae opciones nuevas para que el consumidor tome control de su energía, como el abasto aislado, la agregación de cargas o la migración a suministro calificado en el ámbito industrial.
El usuario pequeño o residencial puede instalar generación distribuida.
Las soluciones a los retos energéticos del país pasan por el impulso a múltiples opciones tecnológicas. Entre ellas, la eficiencia energética también será un factor clave, al alcance de todos, para equilibrar las fuerzas de la demanda y la producción, además de conservar recursos naturales vitales.
En ese contexto, Energía a Debate buscó a quienes lideran los esfuerzos, en el sector público y también el privado, para implementar la Reforma en el sector eléctrico, a fin de que nos compartieran su visión de cómo avanza ese nuevo paradigma y cuál será el futuro de la electricidad en nuestro país. Esta edición es el resultado de esta consulta.