Publicado hoy en el periódico Reforma, léalo en esta liga .
Ha sido notable el interés de nuevos jugadores por competir por los contratos petroleros como parte de una audaz Reforma Energética. En la Ronda Uno, se adjudicaron 38 contratos. Ayer, en la primera licitación de la Ronda Dos, se otorgaron 10 de las 15 áreas subastadas. Con estos resultados, las autoridades destacan que se está generando un nuevo “ecosistema” mixto, con múltiples compañías, que sustituye el monopolio en la industria petrolera nacional.
Este éxito aparente no puede ocultar el hecho de que la industria petrolera mexicana enfrenta una perspectiva muy difícil por precios del petróleo sumamente deprimidos, la declinante producción y las ineficiencias de nuestra empresa estatal, incluso por los cambios tecnológicos en técnicas de perforación y en energía en general que hoy tienen a la mezcla mexicana en 40 dólares por barril. Y aún se ven muy lejos los resultados de esas rondas petroleras, si los medimos en barriles de producción y no en términos del número de contratos adjudicados.
Los contratos otorgados en la Ronda Uno ?la mayoría en la Licitación 1.3? son para operaciones pequeñas y se rumora que muchos de los ganadores aún no han iniciado trabajos debido a dificultades económicas o jurídicas o por la oposición política y social en lugares como Tabasco y Veracruz. A su vez, los contratos para aguas profundas brindarán producción apenas dentro de una década. Así, los contratos de la Ronda Uno tal vez no den más de 120 mil barriles de producción en un mediano plazo.
La Ronda Dos, que inició ayer, tiene quizás una mejor planeación, pero su perspectiva es igual de difícil por el sobreabasto del mercado mundial y la percepción de que los bajos precios persistirán en el largo plazo. Esta ronda incluye el fracking en la Licitación 2.4, que generará oposición y, por múltiples razones sobre todo técnicas, será difícil que la explotación de los shales se arraigue en México.
La administración de los nuevos contratos, y de la industria en general, representa altos costos, casi imposibles de justificar en el entorno actual. No se ve cómo muchos de los ganadores de ayer podrán pagar entre 60 y 89 por ciento de la participación en las utilidades que ofrecieron a la Nación. Tuvieron que ofertar esas altas tasas fiscales para ganarle a la competencia y adjudicarse los bloques, pero así ¿cómo pagarán los pozos y recuperarán su inversión?
Las cuentas no salen. Las compañías apuestan a mejores precios futuros y quieren ganar bloques para estar presentes en el nuevo ecosistema, pero, si los precios no repuntan, sus proyectos corren el riesgo de quedar congelados en un plan mínimo de trabajo, lo cual significaría poca producción y pocos ingresos para el Estado Mexicano en el mediano plazo.
Hacia adelante, la CNH promoverá la nominación de bloques futuros por parte de los jugadores de la industria con la intención de licitar un mayor número. Esto sería normal en tiempos más boyantes, pero existe el riesgo de que la oferta de bloques termine superando la demanda y acabe por diluir el interés de las compañías, lo cual reduciría la competencia y también los ingresos esperados para el Estado.
Se aplaude la transparencia y la convocatoria que ha logrado la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) en esos procesos licitatorios, pero el próximo paso en materia de transparencia que habría que exigirle a la CNH sería la emisión de informes periódicos sobre los avances de los trabajos en cada una de las áreas que ha adjudicado, incluyendo las razones por las que, en su caso, esos trabajos no han iniciado o no han tenido el desarrollo esperado.
La industria petrolera, sobre todo la del petróleo convencional que prevalece en México, libra una batalla contracorriente para salir adelante frente al auge del petróleo no convencional (fracking) en el exterior y a la drástica caída de los costos de tecnologías energéticas libres de fósiles. Con todo eso, prevalece la percepción de que las rondas petroleras se hicieron tarde en México, cuando la era petrolera toca a su fin.
*Analista de la industria energética. Su e-mail: david.shields@energiaadebate.com