No hay presupuesto para muchas de las prioridades del organismo.
DAVID SHIELDS*
La industria de la refinación, como cualquier otra que pretenda ser de vanguardia, requiere elevadas inversiones en forma constante. En el caso de Pemex-Refinación, desde hace ya muchos años que el presupuesto de inversión es muy insuficiente y sus plantas ya muestran múltiples rezagos y deficiencias.
Las restricciones presupuestales han limitado el desarrollo de proyectos y el organismo enfrenta presiones por el dinamismo del mercado. Hay múltiples brechas operativas, el 40 por ciento de los poliductos están saturados y hay una baja confiabilidad de la infraestructura existente.
Tres refinerías (Salina Cruz, Salamanca y Tula) no podrán refinar el crudo pesado que ahora se produce en el complejo Ku-Maloob-Zaap. Hay que reconfigurar estas tres refinerías en los próximos años y construir una nueva refinería casi simultáneamente, lo cual representa un reto de una magnitud que Pemex-Refinación no había enfrentado antes, reconoció, en un foro reciente, Rodrigo Favela Fierro, el subdirector de Planeación del organismo.
El problema es que no se sabe de dónde saldrán los recursos para enfrentar ese reto. El organismo sigue recibiendo un presupuesto de inversión que no rebasa los mil 500 millones de dólares al año, que no alcanza para este tipo de retos. Pemex-Refinación está en la etapa de selección de ingenierías y tecnologías para esa nueva fase de construcción, pero sin saber de dónde habrá dinero para la construcción misma.
Los presupuestos de Pemex-Refinación en los últimos 20 años se han destinado a mejorar la calidad de los combustibles, lo cual sigue sucediendo con las nuevas plantas de postratamiento de gasolinas e hidrodesulfurización del diesel, a fin de contar de combustibles de ultrabajo azufre. Sin embargo, no se ha invertido para elevar los volúmenes totales de crudo procesado, además de que, por su creciente obsolescencia, la capacidad de las refinerías no se encuentra alineada a las condiciones de demanda.
Según datos oficiales, la demanda de gasolinas en el país es de 720,000 barriles diarios (b/d), pero Pemex-Refinación puede producir sólo 442,000 b/d con las especificaciones requeridas. En cambio, la demanda de combustóleo es de 279,000 b/d, ahora que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha optado por el gas natural como su combustible de predilección, pero Pemex-Refinación produce 330,000 b/d, situación que lleva a que los tanques de almacenamiento estén repletas en las refinerías de Pemex y éstas operen muy por debajo de su capacidad nominal.
También los presupuestos de operación son insuficientes para muchas prioridades, como el mantenimiento adecuado y la compra de químicos y catalizadores. En algunas regiones del país, como el Valle de México, del noreste del país y de la península de Yucatán, los inventarios de gasolina suelen ser inferiores a un día de consumo. Así, nadie puede asegurar que no surja un problema de desabasto que se convierta en un fenómeno de dislocación social y económica a nivel regional o incluso nacional. Además, sería un problema difícil de solucionar y agravaría el problema ya generalizado del mercado ilícito de combustibles.
También se ha sabido que falta dinero para reparar cientos de fallas identificadas en el oleoducto que transporta el crudo desde el sureste hasta las refinerías en el centro del país, lo cual eleva el riesgo de accidentes y derrames. Tampoco hay recursos para renovar la flota petrolera. Tampoco para nuevos ductos o para construir terminales de distribución y almacenamiento, actividades que, por cierto, el gobierno de Calderón quisiera abrir al capital privado, afirmando que las deficiencias en estos rubros tienen que ser cubiertas, a costos elevados, mediante la renta de pipas privadas. ¿Por qué no mejor dejar que los privados construyan y operen ductos y terminales?
La solución no es la importación de gasolinas, porque Pemex-Refinación simplemente no puede importar mayores volúmenes debido a que carece de infraestructura para almacenarlos y distribuirlos. Todo lo anterior implica que el desabasto de gasolinas es un riesgo real en el pais. Las carencias en refinación están vinculadas a la problemática de todo el sistema de Pemex y a la ordeña fiscal a la que está sujeto. Además, con sus refinerías antiguas, Pemex no aprovecha los jugosos márgenes de refinación que se están dando en el mundo hoy día. Mientras tanto, hay empresas en Texas ?en particular, Valero Energy? que importan el crudo Maya mexicano y han demostrado que pueden obtener fantásticas ganancias mediante su procesamiento. Mientras tanto, el futuro de Pemex-Refinación esté lleno de dudas.
*Director general de esta revista.