Bien conceptuados, estos contratos pueden fomentar más obras,
más inversión privada en Pemex, más generación de riqueza y más empleo.
David Shields*
Como hemos decidido, como Nación, no cambiar de paradigma petrolero y mantener el monopolio jurídico de Petróleos Mexicanos (Pemex) que realiza sus obras y adquisiciones a través de contratos, lo menos que podemos hacer por nuestro monopolio es optimizar sus esquemas de contratación a fin de que obtenga los mejores resultados posibles.
Uno de los principales problemas que ha enfrentado Pemex ha sido la falta de una óptima coordinación entre Pemex y sus contratistas, quienes suelen verse como patrón y empleados, en vez de compartir conocimientos y la toma de decisiones en los proyectos. Los contratistas literalmente no tienen incentivos ?so riesgo de ser penalizados? para ser proactivos y propositivos.
Agrava el problema la falta de flexibilidad en las leyes de las leyes de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las Mismas (LOPSRM) y de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público (LAASSP), que se han convertido en camisas de fuerza para ambas partes que no permiten encontrar soluciones a problemas como los aumentos inesperados de los costos de insumos, materiales y equipos. La falta de flexibilidad en las leyes y la rigidez normativa en las bases de licitación son la causa de que muchos proyectos fracasen y muchas licitaciones se declaran desiertas.
Hoy por hoy, Pemex no tiene la capacidad y las habilidades para realizar, por sí solo, grandes proyectos y difícilmente podrá desarrollar o recuperar habilidades propias, si sigue sujeto a normatividades agobiantes, al presupuesto federal y a la burocracia política. En esa situación, los contratos incentivados, propuestos como parte de la Reforma Energética, pueden ser un instrumento para flexibilizar los procesos de operación y contratación de obras y servicios, liberando a Pemex de trabas reglamentarias y regulatorias que inhiben su capacidad para tomar y ejecutar decisiones oportunas.
Pemex necesita incentivar a las compañías de servicios ?de una manera que hasta ahora no es posible? a que aporten tecnología y creatividad, compartan habilidades y técnicas, y ayuden a Pemex a fijar y ajustar metas, a innovar, e incluso a definir dónde y cómo se deben perforar pozos con éxito y a mayores profundidades. Sin duda, la actividad de perforación de pozos requiere estos ajustes sobre la marcha, que inciden en tiempos y costos.
No debe existir, a mi juicio, ningún problema de ilegalidad o inconstitucionalidad con los contratos incentivados, siempre y cuando se ajusten a lo establecido en el Artículo 6 de la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional, que plantea que las remuneraciones serán en efectivo y no se concederán porcentajes en los productos ni participación en los resultados de las explotaciones. Es decir, los incentivos deben ser cantidades fijas por resultados específicos y no depender del riesgo de las explotaciones.
Por supuesto, falta dar a conocer modelos de contratos para ver cómo se aterriza el concepto de los incentivos, comprobar su legalidad y determinar las formas en qué se pretende alentar la participación privada en las diferentes áreas del quehacer petrolero, tomando en cuenta que el concepto de los incentivos puede ser aplicable a todos los “procesos productivos sustantivos”.
En este sentido, habrá que establecer con plena transparencia cuáles serán los criterios para estos incentivos y penalizaciones en los diversos tipos de obras, servicios y compras, a fin de evitar que los esquemas de contratación propuestos sean cuestionados normativa y jurídicamente, teniendo en cuenta también que no será posible prescindir de muchos de los controles externos. Bien conceptuados, los contratos incentivados pueden fomentar más obras, más inversión privada en Pemex, más generación de riqueza y más empleo.
Es hora de poner a Pemex a trabajar mejor, dándole la flexibilidad contractual y administrativa que requiere para sacar adelante a la industria petrolera. Es hora de realizar muchos proyectos bien conceptuados que incorporen tecnología e inversión, a fin de superar rezagos y deficiencias. Losa contratos incentivados pueden y deben ser un instrumento fundamental en ese sentido.
*Director general de esta revista (shields@energiaadebate.com.mx ).