Pemex debe volver a decidir su propio destino tecnológico.
Mario HernÁndez Samaniego*
El petróleo se agota y la crisis económica se agudiza. No queda mucho tiempo para decidir qué hacer, o dejar que el país se caiga o pasar a Pemex por el quirófano. No quedará más que meter bisturí seguido de terapia intensiva para co-rregir el cúmulo de males que lo aquejan. He aquí unos cuantos:
Burocratitis masiva. No hace falta instrumental clínico sofisticado para diagnosticar este mal. El propio ejecutivo lo reconoce en el nuevo estatuto orgánico en el que aparece un esquema organizacional del corporativo que tiene todas las trazas de pirámide invertida albergando cientos de altos funcionarios, la mayoría improvisados, y por qué no decirlo, parientes y amigos y parientes de amigos, que temen tomar decisiones difíciles o buscan la forma de no tomarlas.
Tramitopatía aguda. Fácil es diagnosticar el sinfín de reglamentos que no hacen más que frenar o por lo menos entorpecer acciones, crear huecos por los que penetra la corrupción y frenar todo esfuerzo por atacarla, al margen de que cualquier terapeuta de casa que detecta y señala alguna cosita o cosota fuera de lugar va derechito a la calle, o si es viejo, a la jubilación.
Tecnoanemia crónica. Hace 20 años, no había problema tecnológico: o se desarrollaba en casa o se compraba. Había un Instituto Mexicano del Petróleo efectivo que resolvía muchos problemas tecnológicos. Incluso vendía tecnología a compañías petroleras extranjeras y no sólo desarrollaba tecnología sino ingeniería conceptual y de detalle que ahora se contrata con extranjeros que, valga decir, han hecho ingeniería en Filipinas para la refinería de Cadereyta, habiendo talento ingenieril en el país. Más aun, no se contrataba ni la exploración ni la perforación. Todo se hacía en casa.
Improductivitis galopante. Es difícil encontrar refinería gringa que trabaje con el deterioro productivo de las refinerías de Pemex, porque iría derechito a la quiebra. Se habla mucho de las pérdidas de dinero que arrojan Refinación y Petroquímica, porque Exploración y Producción (PEP) les vende la materia prima a precio internacional, pero se calla el hecho de que las refinerías gringas son rentables a pesar de que operan con crudo importado a precio internacional que, entre otros, les vende Pemex.
Hipertrofia corruptiva. No se puede esperar otra cosa dada la masa burocrática de alto nivel que abruma a Pemex y su baja capacidad técnica. Hay que suponer que buena parte de esa masa no tiene otro recurso para librar los días de vacas flacas que se le aproximan, y con más ganas conociendo la impunidad que priva en las altas esferas (mientras que en las bajas a cada rato suspenden gente por fallas administrativas menores). Y desde luego, el contratismo tsunámico que es un factor clave para los arreglos bajo la mesa. Hay que entender que los subalternos no se atreven a delatar al jefe ni este al suyo porque la calle está a la vista.
El por qué de todo este desfiguro carece ya de importancia. Lo importante es encontrar de nuevo la suficiencia técnica y administrativa para dar reversa a esta escandalosa situación. En tanto esto no suceda Pemex quedará en manos de funcionarios colgados de extranjeros, cuyo único interés es sacar raja. Tenemos un ejemplo digno de tomar en cuenta: el retorno a la autosuficiencia de Petrobras en exploración y perforación en aguas profundas, luego de operar a base de contratos riesgo con compañías petroleras extranjeras. Ha decidido seguir adelante en la exploración y perforación en aguas profundas por cuenta propia. Pemex aún no llega al extremo de sumisión a que había llegado Petrobras en estos renglones, pero de seguir como va no pasará mucho tiempo antes de que suceda.
No hay razón para que Pemex no vuelva a decidir su propio destino tecnológico. Tiene la gente dentro y fuera de servicio que lo habían logrado. No va a ser fácil, pero ya se había logrado en 1938. ¿Por qué no repetir la patriótica hazaña? Claro, siempre y cuando el supremo gobierno tenga los tamaños que tuvo de 1938 a 1980, dando al país 40 años de independencia económica, manteniéndolo a salvo del agujero que día con día seguirá creciendo al declinar la producción y las reservas de petróleo y gas.
No hay que olvidar el riesgo que se corre al perder ingenieros experimentados capaces de preparar a la juventud que debe sucederlos, dando cabida al proceso que sigue cualquier empresa exitosa: que los cuadros superiores se vayan cubriendo con personas seleccionadas de los cuadros subalternos por desempeño sobresaliente y limpieza de gestión.
Tampoco hacer caso omiso del mejoramiento tecnológico sistemático como medio indispensable para lograr operaciones optimizadas, ya que al no innovar se pierde paulatinamente eficacia y eficiencia. Operadores y mantenedores se acostumbran a modalidades de trabajo superadas por el continuo desarrollo tecnológico del mundo petrolero. O peor aún, dejar la exploración y perforación y el mantenimiento de plantas petroquímicas y de refinación en manos de contratistas que hacen lo que Dios les ha dado a entender y dejando a los técnicos y trabajadores de Pemex sentados en la banca.
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Fue subgerente de petroquímica y gerente de refinación de Petróleos Mexicanos (Pemex). Laboró en la empresa durante 30 años. Es miembro del Grupo de Ingenieros Pemex Constitución del 17.