(Véalo en el periódico Reforma en esta liga: http://refor.ma/cbDBl )
Son tiempos de aire contaminado, contingencias ambientales, robos e incendios en ductos, huachicoleros, gasolineras marca Pemex en manos del crimen, alzas de precios e ira social por el gasolinazo de enero. Hoy, la gasolina está en el centro de la polémica y del desorden nacional.
Han sido elusivas las soluciones para las contingencias ambientales y el mercado ilícito de combustibles. La contaminación es el resultado de modelos urbanos colapsados, con exceso de vehículos, sobre todo privados, y con transporte público insuficiente y saturado, manejado por gobiernos ineficaces e insensibles. El negocio del huachicol es producto del vacío de poder, inseguridad y corrupción, de la economía popular hundida y de la falta de oportunidades de empleo y de desarrollo humano y social.
La gasolina es hoy más cara en México, a pesar de que es más barata que antes en mercados del exterior. Ello se debe a los 5 pesos por litro de Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) que ha venido a sustituir el desplome de los ingresos fiscales por la exportación de crudo y la caída de la producción de petróleo y de gasolina en Pemex. Hoy, el 60 por ciento de la gasolina en México es importado, impactando el tipo de cambio y la balanza comercial, además de que genera inquietudes de seguridad energética.
Además, falta actualizar la norma oficial que regula la composición de las gasolinas para siempre maximizar el octanaje, ya sea con etanol o éteres, y así minimizar los niveles de ozono y sus efectos nocivos en la salud. Y un tema quizás más crítico aún son las emisiones provocadas por camiones pesados y foráneos que contaminan de manera ostensible, aun durante las contingencias.
Después de la mala experiencia del gasolinazo de enero, todo indica que las autoridades han abandonado la idea de liberar las cotizaciones de la gasolina y que han optado por aplicar una nueva variante de administración y control de precios a través de pequeños ajustes diarios. Así tácitamente reconocen que fue correcta y eficaz la política de los últimos 25 años, que consideraba el precio del combustible como un ancla de la inflación.
Casi al margen del factor precio, la Reforma Energética pretende la apertura del mercado gasolinero a la inversión extranjera. Esa inversión quiere venir, pero sólo ve lucro y mercadotecnia, no resuelve la problemática relacionada con la gasolina en el país. Hay oportunidad de negocio por el crecimiento de la población y de la demanda, y porque las carencias presupuestales restringen las acciones de Pemex.
Una de las opciones de planeación urbana frente al crecimiento de las ciudades sería dar prioridad al transporte público masivo y sustentable. Pero hasta ahora las autoridades en todos los niveles han sido incapaces de aplicar medidas correctivas e inducir comportamientos sanos en la sociedad. Tanto las contingencias como las alzas al precio de la gasolina sí reducen el uso del automóvil privado, pero no de manera significativa, y la ciudadanía sigue sin tener opciones de transporte público de calidad.
Las soluciones no son fáciles, pero una de ellas debería ser que el cobro del impuesto a la gasolina ?el IEPS? brinde soluciones reales de transporte sustentable y de calidad en el país. El año pasado, la hacienda federal recaudó elevadísimos ingresos excedentes, del orden de 93 mil millones de pesos, en el renglón del IEPS, que pudieron haberse destinado a modernizar el transporte urbano de todo el país, incluyendo opciones como autobuses y trenes eléctricos, que no consumen gasolina. Pero esos excedentes no se etiquetaron para ese fin, sino que fueron a la bolsa grande de los ingresos fiscales.
La gasolina es un tema toral con tantas aristas ?producción, calidad, emisiones, mercado ilícito, movilidad, impacto económico? que merecería una más profunda colaboración interinstitucional que atañe a casi todas las dependencias federales. Se requieren políticas claras, coherentes y prioritarias que atiendan el tema integralmente, incluyendo una investigación federal a todos los propietarios de gasolineras y pipas involucrados en la cadena.
*Analista de la industria energética. Su e-mail: david.shields@energiaadebate.com