En el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Eficiencia Energética este 5 de marzo, se busca sensibilizar a todas las personas sobre la necesidad de reducir el consumo energético mediante un uso razonable y sostenible de la energía.
Pero impulsar la eficiencia energética no significa prescindir de comodidades y comprometer nuestra calidad de vida, sino consumir menos recursos para satisfacer nuestras necesidades y con ello incentivar el uso de fuentes de energía renovable y fomentar el consumo responsable, el reciclaje, entre otros.
El calentamiento global y la contaminación ambiental son dos de los problemas que pueden ser combatidos, siempre y cuando las sociedades adoptan principios de eficiencia energética. Por ejemplo:
· No se trata de ahorrar luz sólo apagando las luces de habitaciones desocupadas en casas y oficinas, sino de iluminarlos mejor consumiendo menos electricidad, por ejemplo, utilizando focos ahorradores de energía en lugar de los convencionales. Una bombilla Philips de 100W sólo dura un año, mientras que un foco Twister (ahorrador) de la misma marca dura 8 años y ahorra el 80% de energía en comparación con la bombilla.
· Cuando se lava ropa en la lavadora, debemos procurar hacerlo en cargas completas, con esto ahorras energía eléctrica y muchos litros de agua. Una lavadora de la marca Whirpool especifica que para una carga de 5 kg se necesitan aproximadamente 44 litros de agua, lo que equivale a una relación de 8.8 lt/kg, por otro lado, especifica que una carga de 7 kg utiliza 7 litros de agua, teniendo una relación de 6.7 lt/kg, es decir, a mayor carga, mayor será el ahorro energético.
· Desconecta tus aparatos eléctricos. Aunque estén apagados o en modo espera. representa un consumo fantasmas del 6.6% de los hogares.
· La pantalla de las computadoras es el elemento que más energía consume: usa el 70% de la energía total utilizada por el equipo. Para un mayor ahorro, cambia tu pantalla por una que sea plana y configúrala para que tenga un bajo brillo.
· Aprovechar las horas de luz natural para nuestras tareas que requieren más iluminación.
· Utilizar el transporte público o moverse en bicicleta.
En nuestra sociedad existen otros sectores donde podemos fomentar la eficiencia energética, como por ejemplo, el sector automotriz.
· Un automóvil convencional usa 5 veces más energía que un vehículo eléctrico para recorrer la misma distancia. Un auto convencional necesita 388 kWh de energía (aproximadamente 40 litros de gasolina) para transitar 400 kilómetros, mientras que un vehículo eléctrico, como el Tesla, con una sola recarga de 80 kWh puede recorrer los mismos 400 kilómetros. Los vehículos eléctricos son más eficientes que los autos convencionales, pues consumen energía de forma más eficaz.
· La mayoría de los autos híbridos cuentan con una batería de 20 kWh, esto significa que sólo podrían recorrer 100 kilómetros con electricidad y 300 kilómetros con gasolina, lo que equivale a un consumo de energía de 311 kWh. Este nivel de consumo de energía es muy cercano al de un auto convencional y superior en casi 4 veces a lo que consume un vehículo eléctrico, que además, no genera emisiones.
· Asimismo, los vehículos eléctricos, al eliminar la necesidad de uso de combustibles, reducen también el gasto energético que requiere la industria para la producción de gasolinas, que es muy alto.
Además de los beneficios medioambientales, y con ello, en la salud de la sociedad, estas acciones también conllevan un ahorro económico importante para nuestro bolsillo.
· En México, las tarifas de electricidad están definidas por bandas de consumo, es decir, el costo de la luz está asociado a rangos de cierta cantidad de energía.
· Esto significa que el costo de la luz no es proporcional al aumento del consumo. Por ejemplo, si consumo entre 1 y 75 kWh el costo es de 80 centavos por kWh, si consumo entre 76 y 140 kWh el costo es de 95 centavos por kWh, pasando ese límite, el costo es de casi 3 pesos por kWh.
· Por ello, reducir el consumo de energía nos puede colocar en la banda de consumo de menor costo, lo cual puede reducir de forma significativa nuestro gasto por el consumo de luz.
El Día Mundial de la Eficiencia Energética surgió en Austria durante la Primera Conferencia Internacional de la Eficiencia Energética en 1998 con el objetivo de reflexionar sobre la forma en que producimos y consumimos energía y la gran oportunidad para plantearnos un cambio en actitud y comportamientos, para utilizar en forma sustentable los recursos energéticos.
(Cortesía de Estrategia Total)