Casi todos los estados de la República muestran interés en desarrollarla.
Eduardo Andrade Iturribarría*
El viento está de moda. Prácticamente todos los estados de la República manifiestan interés por desarrollar energía eólica. La reunión trilateral de presidentes de América del Norte concluyó con poca información pública, pero trascendió una voluntad afirmativa por las energías renovables.
Qué sentido tuvo haberlo discutido en una trilateral está todavía por verse. Estados Unidos y Canadá por separado tienen programas ambiciosos, bien estructurados, y en conjunto el comercio de energía -de origen renovable- es profundo. Entre México y los Estados Unidos tal nicho es inexistente.
De hecho, en México el enfoque a favor de las renovables es incipiente y también incierto, mientras la autoridad competente no defina reglas de operación para el esquema promovido por la nueva ley en la materia. La ley emanada de las discusiones en el Congreso en 2008, así como el reglamento recién publicado, simplemente marcan las fronteras de lo posible. Está pendiente definir los detalles sobre la interconexión al sistema y la transmisión de electricidad de renovables, así como los costos que se derivarían de la manifiesta voluntad de implementar un verdadero programa de energía renovable. Será en dichos costos que el anhelo por las renovables de los estados y el compromiso del Gobierno Federal encontrarán la auténtica prueba de fuego.
La intermitencia natural, las necesidades de respaldo, los compromisos por los costos de inversión inherentes, la infraestructura de evacuación y otro factores implican costos que tienen que ser transferidos a alguien, ya sea al usuario final a través de las tarifas o absorbidos mediante apoyos fiscales.
La prensa reportó que el presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), Francisco Salazar, preveía un aumento en las tarifas eléctricas por la implementación de un programa de energía renovable. La declaración es muy importante, en especial viniendo de la entidad encargada por la ley reglamentaria para definir los costos aceptables de este tipo de energía. Para que la energía renovable reemplace una sola planta térmica de mediano tamaño se requiere de mucho más de lo que estamos haciendo.
Desarrollar la fuerza eólica en el istmo de Tehuantepec no es suficiente. Se necesita de más zonas ?eólicas, hidráulicas, de biomasa, solares? que con capacidad de transmisión suplementaria a la actual sustituyan alguna termoeléctrica.
Las autoridades están en proceso de llevar a cabo un censo de recursos renovables para la generación de electricidad. Éste proveerá información a los modelos de planeación de la capacidad futura de generación y sólo entonces sabremos el auténtico potencial de la aportación de las renovables al suministro eléctrico. Sólo así entenderíamos el auténtico sobrecosto y los compromisos que un programa renovable supondría a los usuarios.
Al momento de escribir esta nota, también se está en espera de la publicación ?prevista en la ley? de las directrices para los contratos entre los suministradores y los generadores, las provisiones para aumentar el contenido nacional y el valor de las externalidades para cada tipo de generación. Éste es el siguiente hito a observar para saber qué tan en serio vamos por las renovables. Al contar con esas directrices, se tendrán más elementos para el análisis sobre el futuro de la energía renovable en México.
Presidente de la Fundación México Necesita Ingenieros (opinion@mexiconecesitaingenieros.org )