La caída de la producción de petróleo crudo va
a determinar entre el 40% y el 45% del déficit público en 2010.
Sergio Benito Osorio*
Las estimaciones sobre las finanzas públicas para el 2010 señalan que, por primera vez en el último cuarto de siglo, el propio gobierno federal propondrá al Congreso de la Unión un déficit en la relación de sus ingresos y gastos. Paradójicamente, será un gobierno ideológicamente conservador el que rompa el dogma central del neoliberalismo en la conducción de las finanzas públicas: mantener el equilibrio a cualquier costo.
El propio presidente de la República ha adelantado que el presupuesto para 2010 encuentra una dificultad que ha dimensionado en 300 mil millones de pesos para mantener el nivel de gasto actual (lo que podría representar el 10 % del presupuesto ). Tal cantidad tendría que ser cubierta con “deuda, mayores ingresos fiscales o recortes en los gastos”. Habría que acotar que la mayor proporción del desequilibrio tendrá que ser resuelto con deuda, debido a que la recaudación fiscal, en el escenario predominante de depresión económica, tenderá más bien a reducirse y la austeridad sobre el gasto corriente no podrá ser significativa, ya que más del 60 % de los “ramos administrativos” están vinculados a educación, seguridad, salud y a los subsidios para paliar la pobreza.
SE REDUCEN LOS INGRESOS
El dato esencial, en términos de recaudación, está determinado por los exiguos ingresos petroleros. La recaudación mexicana, durante los últimos 25 años ha sido altamente dependiente de la explotación petrolera. La hacienda pública ha percibido de esa fuente poco más de un tercio de sus ingresos ?y en 2008 llegó hasta el 38%?. Todos sabemos que como recurso no renovable, la riqueza petrolera es indispensable y finita, lo que obligaría a una planeación cuidadosa y responsable de su aprovechamiento. Sin embargo, durante la primera mitad del año los derechos petroleros, que debían aportar el 36% de los ingresos programados , suman no más del 13%. ¿Qué paso? ¿Qué fue lo que salió de control en la programación hacendaria gubernamental?
La Ley de Ingresos para 2009 consigna los dos elementos centrales de los ingresos petroleros: el precio para la mezcla de los petróleos mexicanos fue fijado en 70 dólares el barril y las plataformas de extracción y exportación fueron cifradas en 2 millones 850 mil y 1 millón 420 mil barriles por día, respectivamente , lo que debería aportar 700 mil millones de pesos por concepto de derechos por extracción de hidrocarburos.
Como se sabe, los precios internacionales del petróleo se han debilitado. Para mediados del año pasado, la mezcla mexicana reportaba una cotización promedio de 94 dólares, en cambio este año reporta la mitad (47 dólares), aunque es posible esperar que pueda cerrar con un promedio superior a los 53 dólares. No obstante, la Secretaría de Hacienda adquirió coberturas para los precios de las exportaciones de petróleo a fin de obtener los 70 dólares por barril que fijó el Congreso para financiar el presupuesto. El costo de las coberturas ascendió a 1.5 mil millones de dólares para cubrir 330 millones de barriles que equivalen al 73% de las exportaciones. De manera que la incertidumbre de los mercados fue cubierta y no podría ser la causa de las dificultades sobre los ingresos petroleros este año. Aún más, pudiera decirse que las cotizaciones del petróleo mexicano, al menos desde el año 2000, han tenido un crecimiento consistente. Con excepción de la segunda mitad de 2007 y 2008, no presentan movimientos bruscos. Los datos de 2009 guardan cierta consistencia con un promedio de 41 dólares para el conjunto de la década y para unos costos que pudieran promediar 6 dólares.
FALTÓ PLANEACIÓN
Por otra parte, Petróleos Mexicanos (Pemex) ha sostenido que mantiene un análisis correcto de la situación de los yacimientos, en particular sobre el ritmo de declinación del principal de ellos, Cantarell. Como se recordará, este yacimiento aportó, hasta el año 2004, 2 millones 134 mil barriles por día (63% del total), pero en el primer semestre de 2009 sólo ha promediado 689 mil barriles, 26% de la producción de Pemex, sin que otros yacimientos hubieran podido compensar plenamente la reducción de la oferta nacional. La caída abrupta de la extracción, vista desde su impacto a la economía y a las finanzas nacionales, muestra que no hubo la planeación necesaria para atenuar el crecimiento acelerado del descenso que estamos viviendo.
Durante 2009, la extracción de petróleo crudo ha promediado 2 millones 628 mil barriles, 8% y 222 mil barriles por debajo de lo programado. Las exportaciones sólo han alcanzado 1 millón 237 mil barriles, 15% menos de lo previsto. La desviación entre el programa de extracción-exportación y lo que efectivamente se ha realizado no es menor y no puede obedecer simplemente a problemas técnicos o climatológicos. Evidencia una maniobra recurrente para estimar por encima los ingresos que, en este caso, sumaría aproximadamente 73 mil millones de pesos, que Pemex debe aportar por adelantado (para mantener el flujo de caja de la federación) y a la espera de que al final del ejercicio, la Secretaría de Hacienda salde adecuadamente las cuentas de la paraestatal. La sobreestimación de la extracción explica, en gran medida, la insuficiencia de los ingresos petroleros y es, además, una forma para disfrazar déficit fiscal.
Si se toma el promedio de lo que ha venido perdiendo la extracción de petróleo en México desde el inicio de la declinación (2005), se podría concluir que la reducción de corto plazo es de 155 mil barriles (5.8%) como promedio anual. Por lo que en 2010 habría que esperar una extracción de 2.4 millones de barriles diarios y una exportación apenas superior al millón de barriles por día.
La aplicación de la formula contenida en el artículo 31 de la Ley de Presupuesto para calcular el precio del petróleo y los derechos de extracción que deberá pagar Pemex en 2010, determina un rango de 55 dólares por barril. De modo que la conjugación de los escenarios de producción y precios permite estimar que los ingresos petroleros del gobierno federal el año que entra pudieran ubicarse en una cifra aproximada a los 550 mil millones de pesos: 21% menos que lo presupuestado en 2009.
Además, el costo de las coberturas para los precios de exportación de petróleo se ha encarecido sensiblemente ante la fuerte caída de los precios en el mercado internacional, por lo que podría entenderse que la SHCP estuviera disuadida para contratar coberturas en 2010 y buscara en cambio, un escenario de precios más conservador (50 dólares por barril). Si éste fuera el caso, desde luego habría que pensar en ingresos públicos menores y en un déficit fiscal mayor. Pero quizás ello también pudiera depender de la decisión que el gobierno federal tome sobre los recursos que ha acumulado el Fondo de Estabilización de Ingresos Petroleros (FEIP) y que, al segundo trimestre de este año , suman poco más de 83 mil millones de pesos. Si los recursos del FEIP pudieran preservarse, al menos en la mitad para el año entrante, se haría factible una estimación menos conservadora en el cálculo del precio presupuestal del petróleo mexicano.
EL FONDO PETROLERO
De hecho, el fondo de estabilización lo establecieron los diputados en el año 2000 y con oposición inicial de los funcionarios de Hacienda. Posteriormente, fue reconocido incluso por la OCDE. Sin embargo, durante el gobierno de Fox se desvirtuó su objetivo principal: cubrir a las finanzas públicas de la incertidumbre del mercado petrolero. El fondo petrolero fue usado para garantizar la gobernabilidad de la nueva administración, se dividieron los recursos y se crearon otros instrumentos, como el fondo de estabilización para las entidades federativas , ante la presión de los gobernadores que así, en lugar de modernizar los aparatos de recaudación local, sólo aumentaron la presión a la federación para obtener mayores recursos. De esta forma, se atendió el corto plazo, se derrochó el auge petrolero y, por la declinación de la producción, el país regresará a niveles de inversión y gasto público reducido.
Otro de los destinos de los excedentes petroleros ha sido el fondo para infraestructura petrolera, mismo que la autoridad presupuestal ha detenido tantas veces como ha podido, como lo muestran los retrasos en la instrumentación de los distintos proyectos de exploración o, incluso, en el desarrollo de los existentes. El reporte de resultados financieros de Pemex consigna que el venteo y quema de gas natural en la atmósfera alcanza el 17% de la oferta nacional por falta de equipo de proceso, lo cual, además de ser terrible desde todo punto de vista, muestra una de las negligencias más añejas de la explotación petrolera en el país.
En síntesis, la caída de la producción de petróleo crudo va a determinar entre el 40% y el 45% del déficit público en 2010. Desafortunadamente, la explotación petrolera, siendo aún fundamental para el país, y más en esta coyuntura de recesión económica, no ha podido ser orientada de la manera más racional, ni para capitalizar los abundantes excedentes emanados en esta época de bonanza. Queda por ver si la reforma aprobada por el Congreso el año pasado logra revertir el agotamiento de las reservas y la declinación de la producción.
? Economista. Ha sido diputado federal y presidente de la Comisión de Energéticos en la Cámara de Diputados en la LVIII Legislatura y es miembro del Observatorio Ciudadano de la Energía, www.energia.org.mx (sosorir@hotmail.com )