En junio pasado, en el marco de las celebraciones por el Día Mundial del Medio Ambiente, Petróleos Mexicanos (Pemex) dio a conocer su Informe de Responsabilidad Social 2008, en esta ocasión intitulado “Diez Años de Construir Confianza”.
Este Informe tiene el objeto de dar a conocer a la sociedad el desempeño de Pemex en materia ambiental, social y productiva. Recibió por segundo año consecutivo la más alta evaluación internacional, el A+ por parte de la Global Reporting Initiative, por la calidad de su información y por su transparencia. Sólo tres empresas mexicanas (las otras dos son Cementos Mexicanos y BBV Bancomer) han obtenido este distintivo. El Informe se puede consultar en su versión íntegra por internet en www.pemex.com. Carlos de Regules Ruiz-Funes, gerente de Regulación Ambiental de Pemex, charló con Energía a Debate sobre el contenido del informe.
¿Cuál ha sido su experiencia personal al elaborar este informe. ¿Tiene muchos años haciéndolo?
Sí, desde 1999, cuando Adrián Lajous era el director general de Pemex, a mí me tocó como analista preparar todo el informe. En ese entonces, se llamó “Informe de Seguridad, Salud y Medio Ambiente”, ya que los temas que interesaban afuera eran ésos. Me tocó a mí arrastrar el lápiz, estar a las 12 de la noche en la imprenta, andar en las oficinas de los diseñadores buscando fotos, acompañando a la auditoría, en fin, ha sido un trabajo permanente durante 10 años, salvo unos cuatro años cuando estuve en la Dirección General como asesor y que no me tocó esa responsabilidad.
Diez años de construir confianza, la pregunta clave sería ¿se ha construido confianza?
Hace más de 10 años, sobre todo a partir de un accidente en la planta criogénica del Complejo Cactus, hubo mucho interés por los temas ambientales y los temas de seguridad en Pemex. También fue la época donde se crearon instituciones ambientales como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Secretaría del Medio Ambiente, publicándose también la Ley de Ecología.
En respuesta, Pemex salió a rendir cuentas a la sociedad en forma transparente porque la única manera de salirse de las dudas y acusaciones sobre cuánto se derramó en ciertos accidentes era presentar informes y cifras auditados. Entonces, empezamos un diálogo con la sociedad con datos auditados.
A lo largo de 10 años, ¿qué hemos hecho? Darle mayor solidez a estos datos, apegados a los estándares internacionales que existen y, desde luego, auditados por un tercero. Es un ejercicio de construcción de confianza, ése es el propósito.
Para legitimar nuestro informe, desde hace cuatro años también hemos hecho un ejercicio de participación ciudadana, en el que nuestro informe se apega a estándares internacionales, nos crean o no nos crean. Pensamos que una buena manera es traer a ciertos actores de la sociedad que pudieran opinar y participar en su elaboración.
Como había quienes no nos creían acerca de la legitimidad del Informe, Pemex tenía que acercarse a la sociedad. Algunos consejeros de Transparencia Mexicana se reunieron con nosotros y, según ellos, tenían que incluirse temas que no estaban en el Informe, para lo que prepararon un cuestionario, los evaluaron y el ejercicio se publicó y esto ha ido evolucionando.
En el 2005, empezamos este ejercicio. En el 2006 al iniciar esta administración, no pudimos repetirla por la razón de que Federico Reyes Heroles, presidente de Transparencia Mexicana, era hermano del nuevo director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles. En lo sucesivo, Pemex consolidó este ejercicio en con un Grupo de Participación Ciudadana, conformada por 14 especialistas de diferentes sectores y disciplinas, que se sientan a la mesa con Pemex y nos proponen temas dentro de un diálogo franco y productivo que enriquece nuestra agenda, les damos respuestas y nos dicen si estamos bien o mal.
El informe cubre una gama bastante amplia de temas de seguridad, medio ambiente, desarrollo comunitario, cuestiones laborales, etc. ¿Cuál sería la diferencia en estos 10 años? ¿Cuánto se ha avanzado en el tema de responsabilidad social?
Yo partiría la respuesta en dos. Uno es el alcance de los temas que estamos cubriendo y el otro tiene que ver con el desempeño en cada uno de esos temas. Los dos son importantes. Ampliar el alcance, revelar más cosas de suyo es importante y habla del ánimo de rendición de cuentas y de transparentar el diálogo.
Hemos ampliado el alcance de los temas. Empezamos en el 99 hablando sólo de salud, seguridad y medio ambiente y esencialmente los datos que revelamos eran las emisiones al aire, agua, residuos, pasivos ambientales, índices de accidentes. Hoy estamos recurriendo a 80 indicadores diferentes. Hablamos, incluso, de asuntos que pueden ser polémicos, como, por ejemplo, las 27 mil demandas que la empresa tiene en su contra.
El desempeño en cada uno de los temas es variable. En materia ambiental, por ejemplo, el año pasado se nos fueron para arriba las emisiones de gases de efecto invernadero de forma importante por la quema de gas en el mar. En cambio, en materia de residuos peligrosos nos fue mejor que el año anterior, o sea, tuvimos un inventario menor de residuos peligrosos.
En cuanto a la relación con las comunidades, ha habido avances muy importantes, sobre todo en las relaciones con gobiernos estatales y los lineamientos para otorgar donativos y donaciones.
¿Cómo anda Pemex en materia de cambio climático y mitigación de emisiones?
A diferencia de la mayoría de las empresas del sector industrial en México, tenemos perfectamente cuantificadas nuestras emisiones. Desde hace 10 años tenemos un sistema de información ambiental que cada año captura el volumen de las emisiones de gases, de manera efectiva y consistente, desde la fuente en cada centro de trabajo en Pemex.
Eso de entrada es una fortaleza, porque se puede hacer un diagnóstico en todas las instalaciones, en todo Petróleos Mexicanos: refinerías, plataformas, incluso desde las más pequeñas terminales de almacenamiento y distribución hasta la quema de gas en Cantarell, desde el punto de vista de gases de efecto invernadero.
Pemex en el 2008 emitió 54 millones de toneladas de bióxido de carbono, eso es, como el 8 o 9 % de las emisiones del país. México, a su vez, representa alrededor del 2% de las emisiones del mundo. Esto ubica a Pemex en perspectiva.
Sobre 54 millones de toneladas de CO2 que tenemos hoy en día en cartera documentado, contamos con proyectos con presupuesto que nos permiten reducir 8.1 millones de toneladas al 2012, así como proyectos identificados que están esperando presupuesto por otros 5 millones de toneladas, o sea, un potencial de 13 millones.
Es importante, porque si se proyecta un escenario tendencial de business as usual de nuestras emisiones de bióxido de carbono al 2012, crecerían en ausencia de esos proyectos que tenemos en cartera ya identificados. De forma que la ejecución de estos proyectos nos va a permitir reducir alrededor del 20% nuestras emisiones respecto al escenario tendencial que hubiera sido en el 2012. Ese 20% es un compromiso relativamente agresivo para el 2012. Por ejemplo, los países que tienen compromisos con el Protocolo de Kioto están planteando compromisos de 20% de reducción al 2020.
Con respecto a los objetivos nacionales, dentro de la meta de reducción del Programa Especial del Cambio Climático, la reducción de Pemex es cerca del 16% de la meta nacional, entonces, si tú te das cuenta que Pemex emite 8 o 9% de las emisiones del país, y sin embargo, su reducción contribuye al 16% de la meta nacional, lo que habla también del grado de compromiso que estamos queriendo adoptar.
Entonces, sí tenemos una cartera sólida de proyectos que reducen gases de efecto invernadero. Los dos más importantes serían, por una parte, la reinyección de gas amargo en el mar o dejar de quemar gas y, por otra, el proyecto de cogeneración de Nuevo Pemex.
Otro tema que ha sido crítico y criticado en el caso de Pemex ha sido su relación con las comunidades. ¿Hay nuevos planes? ¿Se pretende hacer las cosas de otra manera?
La estrategia de protección ambiental de Pemex se articula sobre tres ejes. Primero, capturar oportunidades operativas de mejora ambiental. Esto incluye todo lo tradicional de prevención de contaminación del agua, aire, residuos, etc. Otro eje es la sustentabilidad de las inversiones. Lo que se busca es incorporar en las decisiones de inversión criterios ambientales y sociales, a fin de que las inversiones sean más robustas y tengan mejores posibilidades de éxito. El tercero se llama desarrollo comunitario sustentable y ahí lo que se pretende es salirnos del esquema de las acusaciones mutuas con los afectados.
La correlación de tres variables da una correlación muy importante. Si tú te imaginas, por ejemplo, el sureste del país como una zona rica en recursos naturales y biodiversidad, pero encima de eso le echas una capa de marginación y de pobreza, la correlación entre ambas es importante. Las zonas marginadas coinciden con zonas alejadas y, por lo tanto, son las que han podido conservar su riqueza natural, y si encima le echas que es el área de influencia de nuestras operaciones, la correlación es bastante alta.
A lo que le estamos apostando con el desarrollo comunitario sustentable, es ser un actor que permita que esas comunidades pobres, dueñas de un patrimonio natural rico, puedan vivir sustentablemente de ese patrimonio natural y entonces depender menos de esa derrama económica que les pueda o no dejar la industria petrolera.
¿Cómo se aplica esto, digamos, en Chicontepec?
En Chicontepec, en una superficie de 3,400 km cuadrados viven cerca de medio millón de personas de cinco etnias distintas. Prácticamente todas estas personas viven en condiciones de pobreza. Es una zona ambientalmente muy rica. Está en un área natural protegida, incluso está ahí la sierra de Ocontepec. Hay una gran complejidad social, económica y ambiental de la zona y ahí vamos a ir a perforar tres veces más pozos que los que se perforan en el resto del país.
La estrategia es relativamente sencilla de explicar. Antes de que inicie la parte fuerte del proyecto, hemos trazado una línea base de las condiciones ambientales económicas y sociales. Nuestra perspectiva es que el proyecto, durante su vida útil de 20, 30 o 40 años, no empeore esas condiciones originales, sino que las mejore.
Los logros podrían tomar diferentes caminos, desde incorporar los costos de mitigación de los posibles impactos de los propios proyectos hasta esquemas más tradicionales de donativos y donaciones, hasta esquemas más repartidos donde también nos involucramos en temas donde antes no participábamos. Por ejemplo, estamos en un programa ambicioso de educación ambiental en la Sierra de Toltepec para que la gente cobre conciencia del valor de ese patrimonio natural y empiece a imaginar formas de aprovecharlo sustentablemente.
¿Es replicable este esquema en otras regiones petroleras?
Es replicable sí, pero Chicontepec es un proyecto de exploración y producción que tiene una complejidad propia, única. Tendremos que hacer un esfuerzo muy importante en el caso de la nueva refinería, por ejemplo, pero es muy distinto. Es un proyecto industrial de gran magnitud, pero está muy acotado en la escala superficial en comparación con Chicontepec, que cubre 3,500 kilómetros cuadrados.
La refinería se ubicará en unas cuántas hectáreas del estado de Hidalgo, entonces la dimensión de los impactos es otra. Durante la etapa de construcción la refinería va a tener ciertos aspectos sociales, políticos, económicos y ambientales que no tendrá durante la etapa de operación. Entonces, son estrategias ad hoc, para cada proyecto.
¿La comunidad opina sobre el proyecto petrolero? ¿Puede o debe opinar?
No hay ninguna norma que obligue a Pemex hacer una consulta pública. Lo que sí hacemos es presentar la manifestación de impacto ambiental, que es de acceso público. Cualquiera la puede ver durante un período de consulta que se da para ello y formular comentarios y opiniones. Esto se puede traducir en condicionantes al propio proyecto que se debe atender para seguir adelante con el proyecto.
En el caso de proyectos que juegan para el Mecanismo de Desarrollo Limpio, ahí sí por normatividad, se tiene que hacer una consulta con los interesados a nivel local.
En este tipo de relaciones con las comunidades, siempre hay una interfase política. Históricamente en los diversos proyectos de Pemex ha habido una situación difícil la relación política con los gobiernos locales y estatales. ¿Esto se ha contemplado dentro de los programas con los gobiernos locales y comunidades?
Sí, desde luego. Hay una interfase política y quizá no pueda ser de otra manera. Hay representantes electos y ésos son los interlocutores naturales y obligados para Petróleos Mexicanos, al margen de que se pueda tener también una relación más directa con las comunidades, cuando esto sea pertinente.
Pero, ¿ellos no presionan a Pemex para beneficiar a las comunidades?
La llamada “industria de la reclamación” se ha dado no con las autoridades, sino más bien con grupos de presión con cierta representatividad política. Con las autoridades no se ha sufrido con este tipo de presiones.
Y sin embargo, en determinados momentos se ha percibido, sobre todo hace 10 años con el Pemexgate, que Pemex tenía compromisos con grupos políticos. También se ha dicho que Pemex destina ciertas donaciones dependiendo del color político de ciertos gobiernos.
Creo que justamente con la revisión exhaustiva de los lineamientos para la entrega de donativos y donaciones, instrumentada en el 2007, hoy hay reglas muy claras, por ejemplo, en materia de donativos y donaciones que hacemos en materia ambiental. Pemex tiene impactos ambientales en diferentes municipios y estados y tenemos claridad sobre cuáles son nuestras emisiones, nuestras descargas, nuestros derrames a nivel de municipio. En función de ese impacto ambiental que Pemex tiene en consecuencia de sus operaciones, la asignación de donativos y donaciones con las cuestiones ambientales va inyectada al tamaño del impacto.
En el caso de donativos no ambientales?
Van orientados a la necesidad de infraestructura que beneficie también la operación petrolera. Hay una amplia red de caminos que son útiles para la propia explotación petrolera, pero que resulta que también son útiles para comunicar ciertas comunidades marginadas. Entonces, en ese caso no nos concentramos nada más en hacer el camino, sino hacerlo con las características adecuadas para que sirva también para el tránsito de comunidades.
Pero, ¿cómo puede el ciudadano tener la confianza de que el dinero no se destina con base en criterios políticos?
Si ves en el informe el desglose por Estado, las cantidades de recursos que se han asignado para donativos y donaciones y para qué rubros, entonces la información ahí está, es pública y disponible, Verás qué estados están ahí, independientemente del color político de cada uno de los estados petroleros.
¿También algunas cantidades van a otros Estados?
Sí, pero el 90% se ejerce en los estados petroleros. Creo que sí tenemos hoy una visión estratégica de la asignación de esos recursos en términos de las propias necesidades de la industria petrolera, facilitando el desarrollo petrolero sustentable.
¿Qué dice el informe en materia de transparencia y rendición de cuentas?
Hay todo un capítulo dedicado a la transparencia. Ahí tienes desde toda la relación de peticiones de información al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) y tienes también los temas de rendición de cuentas a organismos internacionales, por ejemplo, a la Extractive Industry Transparency Iniciative (EITI) y al pacto global de Naciones Unidas.
El caso de EITI es particularmente interesante. Básicamente fue diseñado para que en el mundo las empresas extractivas, mineras y petroleras, se atengan al principio de “publish what you pay”. Cualquier erogación que hagas tiene que ser pública y en el caso de Pemex con la rendición de la cuenta pública se cumple con eso.
En cuanto al IFAI, es sorprendente darse cuenta que una parte importante de las peticiones de información que en materia ambiental nos llega, se contestan muy fácilmente, sólo consultando www.pemex.com. Nos preguntan, por ejemplo, cuántos derrames tuvimos, qué volumen se derramó, cuántas emisiones, etc., y es información que existe y es pública en el Informe de Desarrollo Sustentable, por lo que no es necesario siquiera acudir al IFAI para conocerla. Eso nos indica que debemos dar a conocer mejor el Informe y hacer saber a la sociedad que esto es información pública que ahí está.
¿Qué es el reconocimiento internacional que se obtuvo?
Si una empresa quiere hacer un informe de sustentabilidad, de desarrollo sustentable o de responsabilidad social corporativa ?hoy son títulos casi equivalentes? tiene que apegarse al estándar internacional que hay para esto. Es un estándar voluntario que marca la Global Reporting Iniciative (GRI).
Lo que propone es asegurar que las condiciones de la revisión sean las mismas, te encuentres en donde te encuentres en el mundo. Plantea una serie de indicadores de temas laborales, de temas de derechos humanos, de derechos ambientales, de seguridad, económicos, sociales, etc. que una empresa tendría que revelar para que su informe sea útil para los públicos a los que va dirigido y entonces la calificación que se obtiene con respecto a ese estándar depende del número de indicadores que cubra y la forma en que se cubren. Fuimos la primera empresa mexicana en obtener la calificación A+ de GRI. Este año ya se sumaron otras dos empresas.
Ahí creemos que nuestro informe está sirviendo no sólo el propósito de Pemex de generar confianza sino que también está marcando la pauta como la mejor práctica en México, a la que se están sumando más empresas actualmente.
En general, ¿cómo le sirve a la gente el Informe?
Al final del día, el Informe tiene que cumplir dos propósitos. Es nuestra mejor carta de presentación ante la sociedad y con eso entendemos que es una herramienta de diálogo. Tenemos que salir a darlo a conocer, pero no nada más a difundirlo o a repartirlo, sino a presentarlo, aplicarlo y a confrontarlo con críticas y a dialogar. Para eso tiene que servir el Informe hacia afuera y hacia adentro.
Y quizás lo más importante: tiene que convertirse en un agente de cambio. ¿En qué sentido? Si el informe abarca temas y metodologías que están marcando la pauta de lo que hacen las empresas en materia de responsabilidad social allá afuera, eso mismo tiene que quedar internalizado adentro. No es suficiente que a nivel institucional salga un informe que cumpla con las metodologías del IFAI.
Lo que sigue, creemos, es detonar que se generen este tipo de informes en donde sea necesario, a nivel local y regional, en donde haya necesidad de establecer un diálogo estructurado con diferentes actores interesados en la operación de Pemex. Chicontepec necesariamente tendrá que tener su informe de responsabilidad social del proyecto. Lo que sigue hacia afuera es convertirlo en una herramienta real de comunicación y de debate, y hacia dentro, convertirlo en un agente de cambio.
¿Cómo lo están logrando internamente?
Estamos haciendo una serie de presentaciones a nivel central, pero también vamos a ir a los centros de trabajo. Ya lo hicimos desde el año pasado, pero este año habrá una campaña más intensa para difundir el informe dentro de nuestro principal grupo de stakeholders, que son 140,000 trabajadores petroleros, para que se conozca esto y que se pueda apreciar y utilizar internamente.
Para nosotros será un éxito si logramos que en los próximos 12 meses Chicontepec tenga su propio informe, y quizás también la Región Sur de PEP, siendo una región especialmente rica en polémicas y debates. Creemos que ésos son dos lugares a nivel regional sobre los que necesitamos tener informes de este tipo. Lo que vamos a hacer desde el corporativo es asegurarnos de acompañar al organismo, en este caso a Pemex Exploración y Producción (PEP), para que estos informes regionales cumplan con los estándares de calidad del informe institucional.