A finales del 2008, se promulgó la reforma energética. Esta reforma obliga a la formulación de reglamentos y la creación de nuevas instituciones, comisiones, consejos y comités en el transcurso de este año. Ante esta perspectiva, preguntamos a seis reconocidos expertos cuáles son los mayores retos inmediatos del sector energético en el 2009. Aquí están sus opiniones.
*Pablo Mulas del Pozo
Director ejecutivo del Comité Mexicano del Consejo Mundial de Energía.
Los retos del sector, por su naturaleza, se pueden caracterizar en dos tipos; los urgentes y los importantes. Los dos deben ser atendidos, ya que, si no, como en el pasado, la mayor parte de lo importante desatendido se transforma con el tiempo en urgente.
Considero como importante lo siguiente. Primero, es necesario desarrollar una visión de largo plazo que enmarque los planes estratégicos y de negocios de las empresas del sector, la cual se debe de basar en el concepto de un mundo sustentable que incluya los aspectos sociales y económicos, además de los físicos (ambiente y recursos naturales). Segundo, creo que debe tomarse una decisión que se transforme en política pública sobre si le entramos en serio a la innovación científica y tecnológica, como lo hicieron Corea y Taiwán hace décadas y recientemente China y la India, o si continuamos en la trayectoria de seguidores (compradores) tecnológicos, tomando en consideración que hoy en día, en el sector energético, la innovación es el factor de mayor impacto en la producción y que el siglo XXI será caracterizado como el siglo del conocimiento; las sociedades ganadoras serán las que lo generen y sepan aplicarlo. Las oportunidades perdidas en el pasado no tienen remedio, pero deberíamos seriamente considerar el futuro.
Por otro lado, no podemos ignorar lo urgente, lo cual desgraciadamente se ha acumulado: la reducción de la importación de petrolíferos; la reducción de la dependencia de la economía en los hidrocarburos; la problemática del financiamiento de la nueva infraestructura; el incremento en la producción de petróleo y gas; la reducción de la intensidad carbonífera del sector (toneladas de carbono utilizado por unidad de PIB generado), la cual, en nuestro país es casi equivalente a la intensidad energética; la diversificación de las energías primarias utilizadas en el sector eléctrico sin poner en riesgo la confiabilidad del sistema; la escasez de recursos humanos adecuadamente preparados; el incremento en la productividad laboral, económica y física; la solución a los problemas de carácter institucional (administrativos, normativos, etcétera) de las empresas públicas; el refuerzo de las entidades regulatorias; etcétera.
Pero, en mi opinión, no debemos dejar de lado lo importante por apagar los incendios de lo urgente.
Francisco BarnÉs de Castro
Comisionado, Comisión Reguladora de Energía.
Mantener los niveles de producción de hidrocarburos para abastecer al mercado nacional y nuestros mercados de exportación de crudo, frente a la creciente declinación de Cantarell, nuestro yacimiento más importante, al gran rezago acumulado en los programas de exploración y a los enormes retos tecnológicos asociados a la explotación de los yacimientos de Chicontepec y de aguas profundas, representa quizás el mayor reto al que deberá enfrentarse la empresa paraestatal, pero de ninguna manera es el único.
Nuestro país ha registrado importaciones crecientes de productos refinados, principalmente gasolinas y diesel, que en 2008 representaron el 43% de la demanda nacional en el caso de las gasolinas y el 21% en el caso del diesel. Petróleos Mexicanos tiene ante sí el reto que implica la reconfiguración de las refinerías de Salamanca, Tula y Salina Cruz, la conclusión de la reconfiguración en proceso de la refinería de Minatitlán, la construcción de dos nuevas refinerías, la primera de las cuales ya fue anunciada por el gobierno federal, y la incorporación de los paquetes ecológicos en las instalaciones actuales. Este reto presenta dos vertientes: el conseguir los recursos necesarios, cuyo monto es del orden de 30 mil millones de dólares, y preparar un equipo de trabajo capaz de asegurar la ejecución de los proyectos en los próximos 10 años. Nunca antes Pemex Refinación ha dispuesto de esos recursos para inversión, lo que se complica con el hecho que Pemex, hoy por hoy, no ha demostrado contar con la capacidad de ejecución necesaria para manejar estos proyectos en los tiempos requeridos. Los grandes proyectos que Pemex Refinación ha realizado en la última década (las reconfiguraciones de las instalaciones de Cadereyta, Madero y Minatitlán ?ésta última sin concluir) han implicado un esfuerzo significativamente menor que el requerido para el conjunto de proyectos que urge llevar a cabo y, sin embargo, estos proyectos han presentado fuertes desviaciones, tanto en tiempo como en costo, respecto a los programas de ejecución autorizados.
Otro reto es asumir plena y eficazmente la nueva autonomía de gestión que ha establecido el Legislativo para Pemex. El consejo de administración deberá asumir en breve sus nuevas responsabilidades. Para ello, será necesario superar una larga tradición de consejeros gubernamentales con poco poder de decisión, con alta rotación en sus puestos y que deben atender otras responsabilidades que, para ellos, por el puesto que ocupan, tienen una prioridad más alta. La estructura operativa de la empresa, que a lo largo de los años se ha visto mermada por la salida de un gran número de técnicos de gran experiencia y crecientemente restringida en su capacidad de decisión por la imposición de un número cada vez mayor de restricciones, tendrá que enfrentar los enormes retos técnicos y de producción mencionados anteriormente, al mismo tiempo que estará inmersa en un profundo proceso de cambio orientado a asimilar los cambios estructurales a los que está obligado por las nuevas disposiciones legales, así como a mejorar su eficiencia y competitividad, lo que en conjunto constituye un reto de enormes proporciones.
La Reforma Energética plantea también el reto de establecer una nueva coordinación intra e intersectorial: por una parte, la constitución de la nueva Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), el reforzamiento de las atribuciones de la Secretaría de Energía y de la Comisión Reguladora de Energía y las Leyes para el Aprovechamiento Sustentable de Energía y para el Aprovechamiento de Energías Renovables y, por la otra, la resistencia natural que seguramente se dará en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Secretaría de la Función Pública para adaptarse a sus nuevas y más limitadas responsabilidades, plantean una amplia y compleja reestructuración de funciones entre PEMEX, la SENER, la CRE y la CNH, por un lado, y entre PEMEX y SENER con la SHCP y la Secretaría de la Función Pública, por el otro, por lo que será necesario un trabajo conjunto de estrecha coordinación entre todos los actores involucrados, que en la práctica haga posible llevar a cabo, sin tropiezos ni retrasos, los cambios previstos en el nuevo marco jurídico.
Por último, la transparencia en la gestión de los recursos que tiene a su cargo PEMEX ha sido un reclamo permanente de la sociedad. En este sentido, la incorporación de consejeros profesionales al consejo de administración de Pemex, la constitución de los comités previstos en la nueva legislación y la rendición de cuentas a la que la empresa se verá obligada con la emisión de los bonos ciudadanos representan, en conjunto, un gran avance. Sin embargo, los resultados dependerán en mucho de la buena implementación de estas medidas y en la seriedad y responsabilidad de las personas encargadas de ello.
Luis Puig Lara
Ex director general de Pemex Petroquímica.
Son numerosos los retos de Pemex en los renglones de organización, planeación, presupuesto, operación y adquisiciones y obra pública.
En cuanto a organización, los retos son poner en marcha el nuevo consejo de administración con mayores atribuciones y con sus nuevos consejeros, conformar los siete comités de apoyo y reestructurar la empresa en el lapso de un año. Para todo ello, se requerirá un liderazgo fuerte que sepa transmitir todos los cambios.
En planeación, hay que establecer los criterios de estrategias y políticas nacionales de energía, por parte de la Secretaría de Energía y la Comisión Nacional de Hidrocarburos, y realizar una planeación de corto plazo, a 5 años con modificación anual, y a largo plazo, a 25 años. Sobre todo, elaborar una planeación eficiente de los nuevos proyectos de inversión.
En presupuesto, habrá que concretar la autonomía presupuestaria y el régimen transitorio y reglamentado, además de que se podrá contar con parte de los excedentes para utilizarlos en inversión.
Los retos en materia de operación son mayúsculos: frenar la declinación de los yacimientos, incrementar las reservas de crudo, mejorar el desempeño operativo en todos los aspectos para llegar a los estándares internacionales, renovar la infraestructura de distribución y su logística, superar rezagos en mantenimiento, cumplir con el suministro de los petrolíferos ante la creciente demanda del país y establecer metas para contribuir en la eficiencia energética y al cambio climático, así como los mecanismos adecuados para desarrollar la industria de los fertilizantes.
En materia de adquisiciones y obra pública, será prioritario elaborar la estrategia para el desarrollo de proveedores nacionales, formular planes anuales de compras para las pequeñas y medianas empresas y elevar el contenido nacional a un nivel mayor al 25%. Como se ha tenido una planeación deficiente de los proyectos, hay que superarla mediante mejores esquemas de contratación. Otro pendientes es mejorar las prácticas internacionales para el desarrollo de proyectos utilizando el sistema de gestión “front end loading” (FEL).
Javier Estrada Estrada
Presidente de Analítica Energética, S. C.
Los retos del sector energía para el 2009 muestran que habrá mucho que hacer. En primer lugar, hay que adaptarse a la caída de los precios internacionales del petróleo y gas natural. Será difícil contar con el financiamiento para cumplir con los objetivos de exploración y producción de hidrocarburos, sobre todo ahora que ya no habrá Pidiregas.
Ahora que ya concluyó el debate legislativo y que se publicaron las nuevas leyes del sector de hidrocarburos, el 2009 se caracterizará por la publicación de las leyes secundarias; la contratación de los consejeros independientes de Pemex y de los comisionados de la Comisión Nacional de Hidrocarburos; el establecimiento de dicha comisión; la instrumentación de los mandatos de ley; la publicación de los reglamentos; la creación de los comités; el reforzamiento de la Comisión Reguladora de Energía. Habrá que definir las interfases e interacciones entre SENER, SHCP, SFP, Pemex, Presidencia, Congreso y las comisiones reguladoras de Hidrocarburos y de Energía, para que cada cual asuma sus funciones de manera complementaria.
Deberán también definirse los contenidos de los llamados “contratos incentivados”, de los modelos de desarrollo para aumentar el “contenido nacional” en la proveeduría del sector y la forma de incorporar a los institutos de investigación y a las universidades en los proyectos de investigación y desarrollo del sector petrolero. Y falta que se avance en el Tratado con Estados Unidos para ir resolviendo la problemática ligada a los posibles yacimientos “transfronterizos”.
Mientras se instrumentan las leyes e instituciones de la reforma petrolera Pemex deberá reorganizarse para demostrar que puede modernizarse y hacer frente a los múltiples retos que tiene enfrente, desde efectivamente aumentar las reservas y detener la caída de la producción, hasta identificar nuevos proyectos de desarrollo en Chicontepec, en campos maduros, en aguas someras y a través de proyectos especiales de recuperación. Al respecto, llama la atención el atraso recientemente anunciado en el desarrollo de Lakach y Lalai (aguas profundas).
Pemex Exploración y Producción (PEP) deberá concentrarse en el cambio cultural en materia de Seguridad Industrial, Salud y Protección Ambiental que debe surgir de los reportes sobre el accidente en la plataforma Usumacinta a fin de evitar nuevos accidentes fatales. Pemex Refinación deberá mostrar los planes y el plan de desarrollo para la construcción de al menos una nueva refinería y deberá avanzar en la reconfiguración de las refinerías existentes.
Por último, será necesario que la Secretaría de Energía tome el liderazgo en el debate sobre la política energética de largo plazo: diversificación de fuentes de suministro, alternativas energéticas renovables, ahorro de energía, política de precios e impuestos a los energéticos, financiamiento de de las empresas públicas, ubicación de las instalaciones del sector, papel de la investigación e incorporación de empresas nacionales en la oferta de bienes y servicios del sector.
Juan Antonio BargÉs Mestre
Director de Investigación del Instituto Mexicano para la Competitividad
El pasado 28 de noviembre se publicaron siete decretos para expedir o modificar siete Leyes, destacando los de Petróleos Mexicanos, Energías Renovables, Comisión Reguladora de Energía y la Comisión Nacional de Hidrocarburos.
No hay duda, esto es un avance muy importante para la modernización del sector aunque se observan algunos riesgos de burocratización: demasiadas instancias, normatividad y reglamentación, y un órgano de control orientado a detectar fallas y no a establecer procedimientos para facilitar la operación.
El escenario con el que definieron estas modificaciones y cambios eran de altos precios de petróleo, financiamiento disponible, crecimiento importante en la economía de un buen número de países. Por el contrario, hoy, con las leyes ya aprobadas, el escenario es completamente distinto: precios muy bajos de hidrocarburos, recesión y escaso financiamiento, entre otros. Esto puede complicar el crecimiento del sector energético.
En el pasado el sector energético en México no creció lo que debía y por ello hoy tenemos un impacto negativo, declinación de las reservas, importaciones elevadas de gasolinas, gas natural, gas LP y otros petrolíferos, y el no disponer de materias primas bases para la petroquímica secundaria hace que las importaciones de la petroquímica sean altas. En 2007 fueron de 18,000 millones de dólares.
El escenario de 2009 será complejo. Sin embargo podría ser una oportunidad que México podría aprovechar y consiste en recomendar realizar con urgencia las inversiones en energía e infraestructura, en base al escenario 2012 ? 2015.
El proceder con un programa inteligente y bien planeado de inversiones en el sector energético y en infraestructura reportaría múltiples beneficios, ya que se reactivaría la economía nacional, se generarían empleos y las inversiones que hoy se realizan costarían menos, ya que existirá en la mayoría de los casos una sobreoferta de bienes, si bien es cierto que el tema de financiamiento estará restringido.
Una vez más hay que recordar que las inversiones se deben realizar en los valles y no en las cuestas, por ello proceder a realizar estas inversiones es de una gran importancia para el país.
JosÉ Antonio BeltrÁn Mata
Presidente de la Asociación Nacional de Distribuidores de Combustibles y Lubricantes (ANDICOLUB)
El debate concluyó y la reforma petrolera se aprobó por parte del Congreso, lo cual, sin duda, fue de enorme beneficio, porque puso en la atención nacional un asunto del que poco se conocía. La importancia del diálogo surgido no sólo residió en la defensa nacionalista de los recursos del subsuelo, sino que abrió también la discusión a otros temas, tales como el de las energías renovables alternas al petróleo y a la investigación en ciencia y tecnología en el sector, así como la necesidad imperiosa de un saneamiento a profundidad de la corrupción en la que se desenvuelve Pemex.
Las reformas aprobadas presentan avances significativos en diversos aspectos, como son: el apoyo y fomento de las energías renovables, así como el establecimiento de un marco jurídico para regular las actividades relacionadas con la materia. Fortalecen la rectoría del Estado en las áreas estratégicas, dando al mismo tiempo mayor certidumbre jurídica a los esquemas de contratación de Pemex, al establecer medianamente que es lo que está permitido y que no, y finalmente, se establece un gobierno corporativo lo que disminuye el peso de los intereses sindicales.
Pese a esto, falta mucho que hacer para rescatar la industria petrolera nacional. Corresponde a la Secretaría de Energía asumir un liderazgo sólido y profundo al tener como responsabilidad expedir reglamentos y otras disposiciones administrativas hasta concluir el nuevo andamiaje jurídico institucional, que permita conocer en detalle la nueva arquitectura y regulación de la industria petrolera.
Con la crisis económica global, ha quedado la evidencia de que los mercados no son capaces de autoregularse. El caos y desorden institucional que prevalece en Pemex, así como las importantes fallas del mercado interno de los hidrocarburos son una constatación de que es indispensable la intervención estatal para corregir problemas y, lo más importante, para evitar situaciones críticas que puedan afectar a poblaciones enteras. Por ello, hay consenso en la necesidad de que el sistema energético y petrolero sea regulado y que la supervisión gubernamental por parte de la Secretaría de Energía deba ser más estricta y eficiente al lado del Consejo Nacional de Energía, de la Comisión Nacional de Hidrocarburos y de los comités que deberán instalarse. ¡La reforma petrolera sin liderazgo no pasará de ser una idea genial.