Las NOCs actúan como IOCs fuera de sus fronteras.
ÁLVARO RÍOS ROCA*
Es común escuchar de algunos de nuestros líderes Latinoamericanos la siguiente reflexión o afirmación: “Nuestra riqueza petrolera y gasífera será explotada por nuestra estatal petrolera o en asociación con alguna empresa estatal, preferentemente de la región”. Vale la pena tratar de realizar un balance equilibrado sobre las similitudes y diferencias entre las empresas estatales de petróleo (NOCs por sus siglas en ingles de “national oil companies”) y las empresas petroleras privadas (IOCs por sus siglas en ingles de “international oil companies”) en la época que nos toca vivir.
Según estadísticas, las NOCs controlan alrededor del 85% de las reservas mundiales de hidrocarburos, mientras que las IOCs controlan cerca al 15% de las mismas. Otra característica es que las IOCs tienen una mayor relación de producción a sus reservas que las NOCs y, por lo tanto, tienen urgente necesidad de encontrar reservas adicionales, lo que de alguna manera fomenta un mayor desarrollo e innovación tecnológica, eficiencia y competitividad de las IOCs en relación a una gran mayoría de NOCs. Muchas NOCs operan también internacionalmente (no sólo en sus naciones de origen) y por lo tanto tienen perfil internacional y de alguna manera son IOCs.
Las reformas estructurales planteadas en los anos noventa apuntaban a un objetivo claro: la desaparición por completo de las NOC?s. Argentina fue el alumno mas aplicado de este modelo impuesto y no es al que mejor le ha ido en materia energética. México puede muy bien colocarse en el otro extremo donde Petróleos Mexicanos (Pemex) tiene el sello de esto no se toca ni se vende, pero tampoco le va muy bien y de ahí la muy debatida reforma petrolera.
En la mayoría de los países de la región, las reformas quedaron truncas y las NOC?s no llegaron a transferirse (privatizarse) completamente al sector privado o se optaron por esquemas alternativos. Así, en Brasil (Petrobras) y en Colombia (Ecopetrol), se optó por la capitalización accionaria de la empresa, pero las riendas siguen en manos del Estado. A estas dos empresas se deben agregar Perú (Petroperú) y Chile (ENAP) que fueron empresas que también adquirieron o están en proceso de adquirir un alto grado de gestión empresarial (léase despolitización, operación con visión de negocios, capacidad de asociación, competitividad y rentabilidad).
En otros países de la región, todavía subsisten o se están fortaleciendo NOCs que operan más al calor de la influencia política que como una verdadera empresa petrolera. Sufren el tener que realizar inversiones no justificadas (por ejemplo perforar allí donde no hay indicios de petróleo o construir plantas donde no es óptimo, por mera presión social). O están sujetas a las denominadas inversiones sociales, o a transferir recursos a los ministerios de Hacienda cuando sus arcas están vacías, o a subsidiar los combustibles. O aquéllas donde los funcionarios son designados por presión social y política y no por meritos técnicos y profesionales. Les aseguro que, sumadas estas características, en algún tiempo más estas NOCs quebraran y por supuesto habrá que privatizarlas. Al fin y al cabo, son empresas petroleras y, consecuentemente, las NOC?s deben ser muy similares a las IOCs en su perspectiva de operación si quieren subsistir en el largo plazo.
Nadie dudará que una NOC, con buena gestión, tecnología, eficiente y despolitizada, pueda jugar un rol estratégico para su país, sobre todo, en nuestra región donde las instituciones, y los ministerios de Energía en particular, son muy frágiles tanto técnica como económicamente. Por ejemplo, en Chile, cuando se comienza a sentir la restricción los suministros de gas de Argentina, el gobierno le instruye a ENAP (NOC) estudiar, impulsar y ver la posibilidad de asociarse para la opción del GNL. Hay otros ejemplos como éste y, por eso, estamos convencidos que NOCs con alta gestión empresarial son muy importantes para los países de la región en materia de apuntalar una planificación energética.
Empero, no puedo imaginarme al gobierno de Chile o de cualquier otro país dándole una instrucción a una IOC o a una NOC extranjera. Por lo anterior, es difícil que una NOC actúe diferente de una IOC en un país distinto al de su origen. Su objetivo es el mismo: buscar las mejores alternativas de negocios y maximizar su rentabilidad sobre su inversión, al tiempo que exige seguridad jurídica. Por lo tanto, el mito de que nos vamos a asociar con una NOC de la región y ésta va a actuar y ser diferente de una IOC no debe prevalecer en el rosario de nuestras imaginaciones. Las NOCs pueden ser estratégicas (léase algo buenitas) dentro sus países de origen, pero fuera de sus fronteras, actúan tal cual fuesen IOCs.
Dejemos de ser soñadores y consideremos que asociarse a una NOC es casi lo mismo a asociarse con una IOC. Tengamos las mismas condiciones y reglas para ambas, y esperemos que sí actúen con responsabilidad social empresarial, que es una acción voluntaria.
* Ex secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) y ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia (alvaro.rios@prosertec-srl.com ).