Se requiere una política vigorosa de promoción de las energías renovables con metas agresivas y concretas de generación eólica, así como apoyos a una industria nacional de suministro de componentes y equipos.
Luis FarÍas*
De acuerdo con el Global Wind 2007 Report editado por el Global Wind Energy Council, la capacidad eólica instalada en el mundo ha crecido de 7.6 gigawatts (GW) en 1997 a 93.9 GW en 2007. Una asombrosa multiplicación por 12 en escasos diez años con la participación actual de Alemania (24%), Estados Unidos (18%), España (16%), India (8%) y China (6%). Según el mismo documento, para el 2012 se proyecta un incremento de 155% para llegar a una capacidad de 240 GW. Un 3% de la electricidad mundial será generada por el viento para ese entonces.
El esfuerzo ha sido inspirado en buena medida por las metas en estos países de mitigación de emisiones de dióxido de carbono. Pero también creo que hay un deseo subyacente de reducir la dependencia externa de las cada vez más escasas fuentes primarias de energía.
Auge de la industria eólica
Para cumplir con los objetivos, los gobiernos han tenido que desarrollar diferentes esquemas de incentivos para los inversionistas por encima del mercado. Los precios del gas natural y del carbón han sido en el pasado lo suficientemente bajos para escogerlos preferentemente en la instalación de la capacidad eléctrica. El resultado ha sido el espectacular desarrollo en un corto plazo de una nueva industria globalizada de componentes para la generación eólica, con ventas por cerca de 40 mil millones de dólares al año en 2007, con un crecimiento anual del 30%.
Vale la pena examinar la situación particular de México en este contexto. De acuerdo con el Programa de Obras e Inversiones del Sector Eléctrico (POISE) 2008?2017 (http://www.cfe.gob.mx/es/LaEmpresa/planeacion/poise2008-2017/), la capacidad instalada total del sector eléctrico al 2017 será de 78.5 GW con una generación esperada de 417.5 terawatts/hora (TWh), de los cuales el 91.86% se destinarán al servicio público y el 8.14% al autoabastecimiento. El 68.9% del total de la energía será generada con combustibles fósiles, el 7.9% con energía hidráulica, el 1.94% con geotermia, el 3.1% con nuclear, el 9.5% está por definirse entre gas natural (ciclo combinado), residuos de vacío, carbón, nuclear o importación. La generación eólica se estima en un 0.53% para el servicio público y 1.3% para autoabastecimiento.
Nuevos proyectos en méxico
La capacidad eólica prevista total para el 2017 es de 2,577 megawatts (MW), de los cuales 591 MW serán instalados por CFE para el servicio público y se han anunciado planes por 1,983 MW autoabastecimiento, prácticamente todos en la zona del Istmo de Tehuantepec. Estos proyectos privados han sido incentivados por el desarrollo de medidas adoptadas por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) que permiten compensar déficit de energía con excedente y reconocen un aporte de potencia en el contrato de interconexión con CFE.
Asimismo, se han establecido diversas medidas para que los particulares, en conjunto con CFE, desarrollen la capacidad de evacuación necesaria, ya que la infraestructura de transmisión actual no está preparada para el propósito.
Sin embargo, a pesar de los incentivos, no está claro cuantas iniciativas serán finalmente realizadas, ya que el mercado de autoabastecimiento con renovables no está plenamente desarrollado. Muchos de los proyectos no cuentan aún con los compromisos indispensables para su financiación, tales como el suministro de equipos, la venta de energía a largo plazo, etc. Pero aún suponiendo que todos los proyectos eólicos anunciados se lleven a cabo, la participación en la generación total pública y privada no pasará de un 2% en el mejor de los escenarios previstos hoy. Pareciera un número muy bajo, considerando las dudas acerca de la futura disponibilidad doméstica de las fuentes de energía fósiles de las cuales dependeremos entre un 69% y un 78%.
Ante un escenario medio de crecimiento, la demanda de gas natural para el servicio público será de 107 MMm3/día en 2017. De ese volumen habrá que importar el 50%. Esto es particularmente preocupante. El precio de referencia Henry Hub para este energético se ha triplicado en los últimos cinco años. Sin embargo, el precio del petróleo en el mismo período se ha quintuplicado, dejando al gas aproximadamente a la mitad en USD/MMBTU que el petróleo, lo cual indica que los precios del gas pueden tener un mayor incremento en los próximos años.
De cara a las circunstancias actuales de precios internacionales del gas natural, se justifica desarrollar un escenario alterno en el cual se maximice la energía generada con los recursos de viento que hay en el país. La tesis de este artículo es que la energía eólica en general es competitiva con la generación en base a gas natural, si se toma en cuenta el beneficio de los créditos de carbono y la cobertura contra las variaciones en el precio del gas natural. Obviamente, hay un límite de factor de horas efectivas de viento debajo del cual deja de ser atractiva. También habrá un límite de cuanta energía intermitente puede ser absorbida por el sistema. Pero México cuenta con la capacidad intelectual para encontrar dichos límites y rebasarlos, tal como lo han logrado hacer en otros sistemas eléctricos del mundo.
Potencial de desarrollo
Para tener una idea de cuánta capacidad de energía eólica se podría instalar en México basta echar un vistazo al desarrollo español. De acuerdo con datos del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, en el 2006 en España se generaron 303 TWh (22% mas que en México) de los cuales 60% con fuentes fósiles, 19.8% nuclear, 9.7% hidráulica y 7.5% eólica. Tan solo en el 2007 se añadieron 3.5 GW para llegar a una capacidad instalada total de 15.1 GW eólicos y una participación en la generación del 10%, poco mas de 30 TWh. Se tienen planes ambiciosos para llegar a 40 GW en el 2020, con un peso del 30% de la generación de electricidad. El crecimiento ha sido impresionante, considerando que en el 2000 se contaba con una capacidad de sólo 2.2 GW.
Supongamos por un momento que México pudiera instalar para el 2017 lo mismo que hoy tiene España, unos 15 GW. Supongamos, además, un factor de utilización de la capacidad de 30% en promedio. Estos supuestos parecen razonables, dada la gran extensión geográfica y orografía de México comparadas con España, además por el hecho de que se cuenta en Oaxaca con una de las regiones con mayor número de horas de viento en el mundo. Bajo estas condiciones hipotéticas se podrían generar unos 40 TWh/año, casi un 10% de la generación proyectada para ese año.
Desplazamiento del gas natural
Esta energía desplazaría unos 25 MMm3/día de gas natural que no tendrían que utilizarse, cerca de un 50% de las importaciones previstas para ese año. Además, se evitarían emisiones de bióxido de carbono por unos 20 MMT/año, un 17% del nivel actual de emisiones del sector eléctrico. Otro aspecto no menos despreciable es que una meta como ésta, al igual que sucedió en España, constituiría una masa crítica para justificar la creación doméstica de toda una industria para suministrar los componentes y equipos a los proyectos nacionales, así como la exportación a Estados Unidos y Canadá, cuyo crecimiento eólico está limitado por falta de capacidad de fabricación de componentes. Habría una importante generación de empleo de mano de obra calificada, con todos los beneficios sociales que esto conlleva. Además, si la inversión en dicha capacidad de generación se hiciera con recursos privados para el autoabastecimiento eléctrico de los particulares, se reducirían las necesidades que requiere hacer el sector público en generación, pudiendo destinar más recursos a otros sectores donde hace mucha falta.
Es un proyecto con beneficios en cuatro vertientes: (1) utilizar recursos de los particulares para la generación de energía renovable, (2) desplazar consumos importantes de gas natural que no tenemos en producción nacional, (3) evitar emisiones de CO2 a la atmósfera, y (4) crear una nueva industria con potencial exportador. Rara vez se juntan tantas virtudes.
Para lograr lo anterior, es necesario el desarrollo de una política vigorosa de promoción de la maximización de las energías renovables con metas agresivas y concretas de generación eólica y adecuaciones a las redes de transmisión a mediano plazo. Se cuenta con una oportunidad valiosa en el diseño de la Ley de Energías Renovables que está en discusión en el Congreso para encontrar los caminos de participación de todos los sectores en la realización de las metas. Es un objetivo alcanzable.
*Es licenciado en Física por el ITESM, PhD por la Universidad de Londres y Post Doctoral Research Fellow en la Universidad de MacMaster. Fue gerente de Planeación Tecnológica de HYLSA y actualmente se desempeña como vicepresidente senior de Energía de Cementos Mexicanos (CEMEX).