Los biocombustibles pueden llegar a ser una amenaza para las reservas de agua en el mundo, sin que se reduzca mucho la dependencia de los combustibles fósiles.
RocÍo Sarmiento Torres*
De la superficie total de México, de 196.4 millones de hectáreas, 44.5 millones son tierras con vocación agrícola(1), aunque en el último censo, en 2003, la extensión sembrada fue de 21.7 millones de hectáreas (11% de la superficie total)(2). Las tierras más productivas son tan sólo alrededor de 6 millones de hectáreas, es decir, 28% de la extensión sembrada, debido a que estas tierras disponen de infraestructura hidráulica para riego: Las plantaciones con irrigación son 2.5 veces más productivas que las de temporal. De las 15.7 millones de hectáreas de temporal, menos del 30% son de buen temporal y las restantes son de mal temporal y de rendimientos bajos.
A pesar de tener irrigación en tan sólo el 28% de las tierras agrícolas, se extraen anualmente en el país, para este propósito, más de 60.5 km3 de agua, lo que representa el 76.3% de la extracción total de agua; que proviene de cuerpos de agua superficiales (70%) y de subterráneos (30%).(3)
Se ha estimado que la población rural del país es del orden se 24.6 millones de habitantes (24% de la población total), dispersos en 196,000 localidades menores a 2,500 habitantes a lo largo del territorio nacional. El mayor número de esas localidades se encuentran en los estados que se han visto menos favorecidos por el desarrollo económico y social. Esto se puede constatar en el hecho de que casi la mitad de la población rural (12 millones de personas, o 49% del total) tiene una situación de “no activos”(4) (es decir, no se dedican a la producción o han emigrado), por lo que tan sólo 12.6 millones de habitantes (51%) corresponden a la población rural económicamente activa que se dedica a la agricultura.
Una de las razones de la pobreza en las zonas rurales de México es el régimen de propiedad de la tierra, que se encuentra sumamente fragmentada, ya que la actividad agrícola se lleva a cabo en parcelas que en promedio son de 26 hectáreas. Más de la mitad de los productores poseen menos de 5 hectáreas y aún peor, el 29% tiene menos de 2 hectáreas. Mientras tanto, muy pocos productores ?el 0.3% del total? tienen superficies del orden de las 100 hectáreas, que es lo que se estableció en la Reforma Agraria como límite de propiedad privada en terrenos irrigados.
Adicionalmente, casi la mitad de los productores mexicanos son de subsistencia, sin participación en la economía formal, viéndose obligados a vender sus tierras principalmente para la construcción de desarrollos urbanos, sin procurar una mayor productividad.
Tipificación de las unidades productivas del sector rural, por su superficie(5)
Es preocupante la pobreza y marginación en el campo, donde subsisten comunidades rurales formadas principalmente por mujeres, niños y ancianos, ya que muchos hombres en plena edad productiva emigran por falta de ingresos decorosos en busca de mejores oportunidades, con la consecuente desintegración familiar. Si se pretendiera la producción de biocombustibles, como el etanol y el biodiesel, para poder competir en cantidad de producción y costos con países como Estados Unidos y Canadá que practican la economía de escala, se tendría que llegar a cambiar este régimen de propiedad, con la ocupación por inversionistas privados de mayores extensiones de terreno con cultivos actualmente destinados a la alimentación de la población, así como de superficies aún mayores.
Se presentan una tabla y gráfica que muestra que de los 3´400,000 productores agrícolas de México, el 80% (2´736,000) se dedican al cultivo de granos y oleaginosas; siendo estos cultivos los menos rentables, caracterizados también por el uso extensivo de mano de obra.
Principales cultivos que se realizan en México y número de productores de cada uno
Con la finalidad de visualizar objetivamente el potencial actual existente en México para la producción de biodiesel a partir de granos de plantas oleaginosas, a manera de comparación se puede decir que, mientras que en México en el periodo de 1994 al 2005 la superficie de suelo cultivado con oleaginosas, no llegó al millón de hectáreas, en el año 2000 en Estados Unidos se ocupaba una extensión de 30.1 millones de hectáreas y en la Unión Europea de 4.1 millones de hectáreas(6).
En la actualidad en México se cuenta con un potencial muy bajo para producción de biodiesel en comparación con países que han fomentando la producción de biocombustibles, pero es menester hacer énfasis en que la tasa de crecimiento poblacional del país exige que cada año se incrementen en proporción semejante las cantidades de granos básicos y otros insumos alimenticios, de manera que se puedan cubrir las demandas directas e indirectas (a través de productos elaborados). Pero, al no ser así, se ha tenido que recurrir a importar cantidades de alimentos cada vez mayores. Por lo mismo, se podría inferir que en México ya no existe soberanía alimentaria.
Considerando que tan solo el 11% de las tierras con vocación
agrícola se encuentran sembradas, debe buscarse una mayor ocupación para incrementar la cantidad y diversidad de los alimentos básicos, utilizando aquéllas que tienen una mayor infraestructura, cuerpos de agua cercanos para hacerles llegar su irrigación, y que, por lo tanto, son de buena productividad.
Para la siembra de cultivos energéticos para la producción de biodiesel o etanol, podría emplearse sólo aquélla porción con potencial agrícola que no se encuentra actualmente sembrada o que es de temporal y de bajos rendimientos. Se plantarían cultivos idóneos para ese tipo de suelo, elevando la productividad de dichas tierras y evitando procesos de erosión que en muchos lugares son ya muy avanzados.
La Red Global de Información Agrícola reportó que los productores más pequeños de México ya dependen de su ingreso no agrícola y de las remesas que les envían sus parientes desde los Estados Unidos o de las zonas urbanas del país. En la medida en que el tamaño de la unidad productiva rebasa las 18 hectáreas, disminuye considerablemente su dependencia a fuentes alternas de ingresos
Si por otra parte, se comparan con Estados Unidos los subsidios agrícolas que se otorgan en México, éstos últimos son superiores con relación al valor de la producción, lo cual indica que la estrategia de otorgar subsidios no ha logrado el combate a la pobreza, como se observa sobre todo en los estados del sur de la República.
La situación del campo en México enfrenta grandes retos ante la competencia con el exterior por la problemática compleja que viene arrastrando desde ya hace muchos años y que va a requerir de una muy buena administración y voluntad política para que se logre su transformación, sin perjudicar aún más a los grupos sociales que ya en la actualidad se encuentran en un estado de subsistencia agrícola.
Por otra parte, al existir una apertura en las importaciones de
alimentos, existen factores externos que influencian la fijación de sus precios al consumidor (inflación importada) que es el origen principal de la elevación de precios en América Latina, observándose en la gráfica que se presenta a continuación, que a partir del año 2004 en México se tuvo una inusual elevación, cuyo encarecimiento se asocia a los siguientes factores:
l Crecimiento económico de China e India (quienes tienen acceso a mayores ingresos y por lo tanto presentan una mayor demanda).
l Demanda de biocombustibles (las materias primas son también productos alimenticios).
l Mayores costos de producción por la elevación de precios del petróleo.
Variación del precio de los alimentos*
El Banco Mundial pronosticó que esta situación prevalecerá por dos o más años, con lo que las personas más perjudicadas serán las de menores ingresos, que con relación al monto de sus percepciones gastan una mayor proporción en alimentos. Además, los precios elevados podrían llevar a tener que otorgar subsidios mayores.
Se espera que en México no se siga la trayectoria de muchos países en desarrollo que han puesto sus objetivos de crecimiento únicamente en la producción de materias primas para los biocombustibles; y que también se considere que se requiere de la producción de alimentos para disminuir la tendencia de crecimiento de las importaciones y por lo tanto, la dependencia alimentaria del exterior.
Es también menester tomar en cuenta las siguientes metas básicas para lograr una agricultura sustentable:
El agua es un factor limitante para el crecimiento de la agricultura con fines de producción de biocombustibles y es indispensable llevar a cabo una administración eficiente de la misma, aprovechándola al máximo posible, junto con la procuración de su adecuada y justa distribución entre todos los integrantes de la sociedad. En las siguientes tabla y gráfica, se muestran otros datos de consumo de agua proporcionados por CEPAL(7)
Consumo de agua en la producción agrícola
por unidad de energía generada
Litros de agua consumidos en la producción agrícola
por kg de materia prima para biocombustibles
La producción de un kilogramo de materia prima para la producción de biodiesel o etanol necesita volúmenes cuantiosos de agua, lo que significa que si se pretendiera producir cualesquiera de estos tipos de cultivos se tendría que proporcionar abundante agua para obtener una adecuada productividad del suelo y que se puedan reducir los costos, a fin de que éstos sean competitivos con los del diesel del petróleo o la gasolina.
La elaboración de biodiesel requiere también de elevados consumos de agua en los procesos de producción y no tan sólo para el riego de los cultivos agrícolas, por lo que no en vano, en el Marco de la Semana Mundial del Agua, celebrada en Estocolmo, Suecia (13-8-2007), expertos representantes de 140 países manifestaron su preocupación, advirtiendo que los biocombustibles pueden llegar a ser una gran amenaza para las reservas acuíferas del mundo.
El Instituto Internacional del Agua de Estocolmo asegura que para el 2050 se duplicará la demanda actual de agua para la agricultura. Asimismo, se necesitarán grandes superficies de siembra para el desarrollo del etanol y biodiesel, que se convertirá en un problema para las generaciones venideras. Advierte, asimismo, que los costos económicos, sociales, ambientales por la producción de biocombustibles pueden ser muy elevados, principalmente para los países pobres y con escasez de agua, con muy pocos beneficios en cuanto a disminuir la dependencia a los combustibles fósiles, que es el argumento que más se maneja para su justificación.
Pies de nota:
(1) Instituto Nacional de Ecología
(2) SAGARPA- SIAP. Sistema de Información Agropecuaria de Consulta (SIACON-2004).
(3) Instituto Nacional de Ecología. (2005)
(4) Estudio realizado en SAGARPA, 2007.
(5) Informe Sistema Nacional de Informació n y Transferencia Tecnológica para el Desarrollo Rural Sustentable (GAIN, MX 30555), julio 2006.
(6) Fuentes: Estados Unidos: USDA Economic Research Service; Unión Europea: DG Agricultura (2000).
(7) DDSAH, a partir de Chapagain, A.K. and Hoekstra, A.Y. (2004) “Water Footprints of Nations”, value of water research report series No. 16 UNESCO-lhe, Delft, The Netherlands.
*Es ingeniera química del Instituto Politécnico Nacional con maestría en Control de Contaminación Ambiental de la Universidad de Leeds, Inglaterra. Es investigadora del Programa de Energía de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (sarmientomr@yahoo.com.mx )