Los resultados de Pemex en el 2007 reflejan la necesidad de seguir reduciendo su contribución fiscal y brindarle un margen de maniobra para ejercer su gasto operativo y de inversión.
DANIEL ROMO RICO*
La agudización del debate sobre cómo impulsar la industria petrolera nacional es de actualidad, particularmente por los limitados avances en el ritmo de incorporación de reservas, la caída en el nivel de producción de petróleo y por la creciente importación de gasolinas.
Estos temas se discuten en un entorno en el que los precios internacionales del petróleo continúan elevados, lo que permitiría a cualquier empresa petrolera el fortalecimiento de su estructura financiera, el inicio de una mayor actividad de inversión e incluso la potencialización de su crecimiento a través de fusiones, adquisiciones o alianzas estratégicas.
Durante el año 2007, el precio de la mezcla mexicana de petróleo crudo de exportación se situó en 61.7 dólares por barril, 44.2% por arriba del nivel presupuestado por el Congreso en la Ley Federal de Ingresos 2007, lo que significó para Petróleos Mexicanos (Pemex) la posibilidad de acceder a mayores recursos derivados de la reforma fiscal aplicada.
A diferencia de la mayoría de empresas petroleras trasnacionales, algunas de las cuales reportaron utilidades históricas, Pemex reportó durante el año 2007 pérdidas por 1.5 miles de millones de dólares, revirtiendo así el favorable resultado del 2006 y quedando nuevamente con la tendencia de resultados netos negativos mostrados entre 1998 y 2005.
Figura 1. Resultados netos de Pemex
(miles de dólares)
Sin duda, el principal factor que propició la pérdida registrada por la petrolera estatal mexicana fue la elevada carga fiscal que se le aplicó durante el 2007 y que llegó a representar 62 mil millones de dólares, es decir, 59.6% de sus ventas totales, equivalente a 35.4% del total de los ingresos del sector público. Esa contribución del 59.6% de las ventas totales realizada por Pemex en 2007 contrastó con el 54.9% reportado en el 2006, pese a que hubo una reforma fiscal que en teoría beneficiaría a la compañía. (Ver gráfica 1)
Pero no sólo el esquema fiscal aplicado a Pemex originó la pérdida reportada durante 2007, pues también se observó una serie de factores que la explican, entre los que destacaron los siguientes:
ü La caída en el nivel de producción de petróleo en 5.3%, destacándose que la explotación de crudo pesado disminuyó 9.0% en términos anuales, situación que a pesar de los altos precios de la mezcla de petróleo, significó que los ingresos por ventas de Pemex aumentaran únicamente 2.9%, acumulando 104.4 mil millones de dólares, no obstante que el precio de la mezcla de exportación aumentaron en 15.8%.
ü El costo de ventas aumentó a una tasa anual de 10.1% debido al incremento en los inventarios, a las mayores importaciones y compras de productos, así como a una mayor depreciación y amortización. En términos de su proporción a las ventas totales, el costo de ventas se ha elevado en los últimos tres años, situación que refleja un aumento en los costos de producción por barril de petróleo, mismos que continuarán elevándose de seguir el declive de la producción de Cantarell y la mayor actividad costa afuera. En particular, influyó la revaluación en los precios de los insumos adquiridos, así como las importaciones de productos petrolíferos, las cuales aumentaron 14.6%, de 431 a 494 miles de barriles por día, de las cuales las que mayor impacto presentaron fueron las compras al exterior de gasolinas, que se ubicaron en 308 miles de barriles por día, mismas que representaron el 41.2% de las ventas totales de gasolinas al mercado interno.
ü A pesar de los programas para mejorar la administración pública, los gastos de administración se elevaron a una tasa anual real de 6.9%, situación que representa un área de gran oportunidad para impulsar la eficiencia en Pemex, toda vez que desde el año 2000 registran un crecimiento sostenido anual igual al reportado en el 2007 (6.9%). Ello en un contexto en el cual la tasa de crecimiento anual del personal ocupado no aumentó ni un punto porcentual.
ü Una adecuada medida, que mejoró la estructura financiera de la empresa a pesar de la pérdida registrada, fue el uso de recursos para el pago de amortización de la deuda con costo por un monto de 1.7 mil millones de dólares. Aunque se usaron recursos para sufragar el costo financiero, un factor que le generó ingresos adicionales a la petrolera estatal fueron los rendimientos financieros, mismos que se incrementaron en 2.4 mil millones de dólares, los cuales impulsaron la citada amortización de la deuda.
ü Un elemento que continuó afectando la situación financiera de Pemex fue el crecimiento de las reservas para obligaciones laborales, las cuales aumentaron 12% en el año, pero que han tenido un dinamismo sin precedente desde el año 2000, toda vez que han mostrado un incremento promedio anual de 15.5%, por lo que llegaron a representar el 35.1% de los pasivos totales. Esta situación invita a revisar este régimen de prestación a los trabajadores, tal como sucedió con el ISSSTE e IMSS.
Además del peso que representa la carga fiscal, Pemex no puede optimizar su flujo de efectivo en las operaciones productivas o limitar el costo del financiamiento y optimización de sus inversiones en virtud de que debe cumplir con una parte del superávit fiscal que reporta el sector público. En el 2007, el balance financiero reportado por la paraestatal alcanzó un 16.3% del balance público total, mismo que fue superior en monto en 8.9% al registrado durante el 2006.
Pese a la pérdida reportada en el 2007, Pemex pudo fortalecer su patrimonio al elevar su monto en 25.0% a 4.8 mil millones de dólares, por efecto de los recursos excedentes petroleros que se contabilizaron como patrimonio. Sin embargo, lo desafortunado en materia financiera para la paraestatal es que lo anterior significó un mayor deterioro en el nivel de apalancamiento, el cual llegó a representar, medido como la relación pasivos a activos totales, 96.1%, contra 96.7% del reportado en el año 2006.
Si bien es fundamental continuar reduciendo la carga fiscal para Pemex, lo cierto es que también deben impulsarse medidas para mejorar su eficiencia operativa y financiera, aunque ésta última depende en cierta medida del margen de maniobra que le dejen las autoridades hacendarias. De continuar reportando pérdidas, la paraestatal difícilmente podrá reducir el elevado apalancamiento que presenta, por lo que es indispensable que se le liberen recursos adicionales de los excedentes petroleros y que el Congreso promueva medidas para impulsar un esquema legal que le otorgue autonomía financiera a la compañía. Esta última medida implicaría sujetar el rumbo de la empresa básicamente a la política energética nacional y darle un margen de maniobra para ejercer su gasto operativo y de inversión.
*Investigador del Instituto Politécnico Nacional y cuenta con experiencia profesional en materia económica, financiera y en el mercado petrolero. Ha laborado en el Instituto Mexicano del Petróleo, el Grupo Financiero Bancrecer y en la Bolsa Mexicana de Valores.