En la lucha contra el calentamiento global, los organismos internacionales deben trabajar para que la captura y el almacenamiento de CO2 pueda ser utilizada masivamente en procesos con emisiones elevadas.
ÁLVARO RÍOS ROCA*
Existe cada vez más preocupación por los cambios climáticos que se vienen gestando en el planeta. Si bien no hay información histórica que permita definir con toda claridad cuánto es la contribución de los gases de efecto invernadero a los nuevos parajes desérticos en ciertas zonas, a más torrenciales lluvias y rápida desaparición de glaciares en otras, es un hecho que sí afecta al clima y que debemos trabajar incesantemente para minimizar estas emisiones. Esta tarea no resulta nada fácil, debido a dos hechos reales y concretos
El primero es que la demanda de energía se incrementará en casi 50% desde su nivel actual de 235 mil millones de barriles equivalentes a petróleo (MMbep) a 335 MMbep en el 2030. Esto sucederá, en primer lugar, por el incremento que se tendrá de la población mundial de 6.5 mil millones de habitantes hoy día a 8 mil millones en el 2030. También contribuye el acelerado crecimiento económico que se pronostica de los países en vías de desarrollo, muy particularmente de China, India y otros países asiáticos, que demandarán energía adicional a un ritmo anual de 3.2%.
En segundo lugar, lastimosamente, todas las predicciones que se tienen sobre la demanda de energía apuntan a que en el año 2030 los combustibles fósiles seguirán dominado la estructura de demanda global de energía. Se estima que aproximadamente el 80% de la demanda energética mundial en el 2030 vendrá del petróleo, gas natural y carbón, mientras el restante 20% provendrá de otras fuentes ?las alternas? como la nuclear, biocombustibles, solar, eólica, etc.
Las dos causas anteriores nos señalan claramente que las emisiones de gases invernadero a la atmósfera crecerán también a ritmo acelerado. Actualmente se emiten 25 mil millones de toneladas métricas de bióxido de carbono (CO2) al año y en el 2030 se estima se emitirán muy cerca de 40 mil millones, con crecimiento estimado promedio anual de 3.2 a 3.5%. Sólo para efectos comparativos, Estados Unidos contribuye con 20 toneladas de CO2 por habitante al año, mientras los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) tienen un promedio de 11 toneladas, y Latinoamérica y el Caribe, de 2.5 toneladas por habitante. Sólo imaginarnos cuál será el efecto sobre el planeta, cuando las emisiones de China e India (que son menores a las de Latinoamérica) aumenten y el nivel de vida se incremente rápidamente en estos países.
Lo descrito anteriormente parece catastrófico. Sin embargo, el ser humano no duerme y en muchos países, universidades y empresas, se está trabajando incesantemente en investigación científica para poder reducir y muy pronto eliminar las emisiones de CO2. Esta tecnología, conocida como captura y almacenamiento de CO2, es sin duda una solución al crecimiento de la demanda y la adicción al petróleo que tendremos en las próximas tres décadas todavía.
La captura y almacenamiento de CO2 no es más que el poder extraer el CO2 de la corriente de gases de la combustión para poder transportarlo mediante tubería y almacenarlo en depósitos mineros no explotados, en acuíferos salinos profundos o en reservorios petroleros agotados.
Esta última alternativa ?los campos petroleros ya agotados? es una opción que comercialmente está siendo implementada en muchos lugares, en virtud que el CO2 extraído es utilizada para inyectarlo y hacer posible la recuperación mejorada en los reservorios abandonados, posibilitando la extracción más eficiente de los hidrocarburos.
Antes que la captura y almacenamiento de CO2 pueda ser utilizada masivamente en procesos con elevadas emisiones (es decir, plantas de generación eléctrica, complejos petroquímicos, refineros, mineros, etc. que contribuyen con aproximadamente el 60% de las descargas de CO2 a la atmósfera), la operación debe todavía bajar en los costos y paralelamente se debe asegurar que se manejen adecuadamente los aspectos regulatorios y técnicos para tener seguridad e integridad de todo el proceso.
Creemos fundamental que entidades mundiales como las Naciones Unidas comprometan a todos los países del planeta ?y muy en particular a las Naciones que más contaminan? a que se impongan restricciones más estrictas y cumplimiento sobre las emisiones que se permiten. De esta manera, se forzara a que la tecnología para captura y almacenamiento de CO2 baje en sus costos y se la utilice masivamente. Es posiblemente una de las pocas soluciones certeras que tenemos al problema del calentamiento global.
* Es secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade) por el periodo 2006-2008. Es ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia y experto en áreas relacionadas con el sector energético que le ha permitido desempeñarse como asesor en varios proyectos energéticos internacionales. Conferencista, analista y articulista en varios medios de comunicación de América Latina. Tiene estudios de ingeniería química en Estados Unidos. (catalina.pazmiño@olade.org.ec).