Iván Sandrea* / Colaboración especial para “Energía a Debate”
El futuro de la industria energética de México no es lo que solía ser. El sector energético de petróleo y gas ahora está completamente abierto. La autoridad reguladora, Pemex y el sector privado deben aprender a trabajar bajo un conjunto de reglas comunes en los años que están por venir. Antes de la Reforma Energética, la experiencia regulatoria en upstream era de Pemex, en un entorno cerrado, mientras que la experiencia del sector privado de México, en combinación con equipos de especialistas técnicos y gerenciales, era sin acceso a capital ni a gobernanza.
Actualmente, 63 compañías privadas, de todos tamaños y nacionalidades, incluyendo 30 mexicanas, han entrado al sector de upstream desde la Ronda 1.1, llevada a cabo en julio de 2015. Más de 90 licencias (de producción compartida y de regalías) han sido licitadas y 70 de ellas han sido adjudicadas, es decir, un índice del 75 por ciento de éxito. Las áreas licitadas han recibido en promedio 4.6 propuestas y, en algunos casos, se han requerido pagos en efectivo para desempate, resultando en primas por más de 700 millones de dólares.
En cuanto a la actividad de sísmica, las compañías privadas de servicios son responsables de más de 45 nuevos estudios 2D y 3D en la porción mexicana del Golfo de México y de estudios realizados en tierra, con un costo mayor a los 2 mil millones de dólares. Los ganadores de las áreas licitadas se han comprometido a perforar más de 100 pozos, con un programa mínimo de trabajo en el 25 por ciento de los pozos ubicados costa afuera y 75 por ciento en tierra, con un costo mayor a los mil 500 millones de dólares.
Para garantizar todo lo anterior, se estima que el gobierno mexicano ha recibido en cartas de crédito del sector privado más de mil 200 millones de dólares, de los cuáles 900 millones, aproximadamente, corresponden a áreas costa afuera y 300 millones a actividades en tierra. De acuerdo con la Secretaría de Energía (SENER), más de 60 mil millones de dólares podrían ser desplegados en los próximos años en nuestro país. Es un resultado impresionante, dado que tan sólo hace tres años México no tenía experiencia regulatoria ?contratos y reglas totalmente desarrollados (y todavía sin concluir)?, los precios del petróleo han estado históricamente bajos, y no había jugadores mexicanos privados en upstream , sólo compañías de servicios y alguna compañía internacional de exploración y producción que tenía contratos de servicio, tales como Contratos Integrales de Exploración y Producción (CIEP) y Contratos de Obra Pública Financiada (COPF).
La Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) ha establecido requerimientos técnicos y financieros, entre otros, a las compañías operadoras y no operadoras, para ser precalificadas y entonces poder participar. Para ser operador, el requerimiento financiero para proyectos costa afuera fluctúa entre los 600 y 2 mil millones de dólares en capital accionario, y para los proyectos en tierra inician con un mínimo de 5 millones de dólares. Adicionalmente, la precalificación técnica para operadores costa afuera incluye un exhaustivo conjunto de requisitos como historial, activos y niveles de producción en los últimos 5 años.
Para operadores en tierra, los requerimientos técnicos mínimos permiten la participación de compañías recientemente fundadas que se interesen en algunos tipos de proyectos, con sólo presentar la certificación de su equipo técnico, algunos procesos tales como HSE (Salud, Seguridad e Higiene, por sus siglas en inglés) y un sistema de manejo de riesgos.
La necesidad de tener un historial, activos y registro de producción no es un requerimiento obligatorio para cierto tipo de proyectos en tierra, representando el único camino para que los nuevos jugadores mexicanos empiecen su trayecto como operadores. En cuanto a los no operadores, los requerimientos financieros comienzan con 250 millones de dólares en proyectos costa afuera y con 2 millones en proyectos tierra y sin requerimientos técnicos.
Uno de los objetivos centrales de la Reforma Energética es desarrollar un sector privado mexicano de petróleo y gas. Dadas estas reglas, ninguna nueva compañía mexicana (o internacional) ha sido capaz de precalificar como operador en actividades costa afuera, pero en tierra 12 nuevas compañías han podido participar.
En términos de no operadores, 55 empresas privadas mexicanas han participado, incluyendo 4 en proyectos costa afuera y sólo una en aguas profundas (Sierra Oil). Sin embargo, no hay duda de que la participación de jugadores mexicanos se ha incrementado (Figura 1).
Figura 1.
Los jugadores mexicanos representan un 41.6 por ciento del total de participantes.
Tabla 1.
Tabla 2.