Diversos temas relativos a la regulación y Pemex deben atenderse con prioridad.
Siempre el final de un año y el comienzo de otro son momentos propicios para la evaluación. Son fechas que se convierten en hitos importantes en la vida de las sociedades, organizaciones y países. Son épocas que invitan a la reflexión, una especie de revisión de logros, hechos, promesas cumplidas, entre otros muchos momentos que tejen la historia de ese tiempo: un año, dos semestres, cuatro trimestres, cincuenta y dos semanas o trescientos sesenta y cinco días. Cualquier medida cierra un ciclo de tiempo, una etapa de vida, y convierte en pasado, un presente único e irrepetible. De allí la importancia de abrir los espacios para el pensamiento, el diálogo interior, los cuestionamientos propios y también los reconocimientos merecidos.
Es justo en este espacio de reflexiones que revisamos el sector de hidrocarburos, comenzando globalmente, por el mercado, por sus altas y bajas, sus manejos, su comportamiento y el de sus actores, observando un ciclo de recuperación de demanda y precios con cautela, nada que permita decir a los observadores de una manera tajante que se ha recuperado el mercado, o que los precios volverán a los niveles del 2014. La banda de precios se ha ampliado, ahora se mueve entre los 40 y 60 dólares el barril, pero ha sido llevada básicamente por dos efectos coyunturales ?geopolíticos pudiéramos decir? la diatriba entre Estados Unidos y Corea del Norte, y la purga real que tuvo lugar en Arabia Saudita y que saco varios jerarcas importantes de la empresa petrolera nacional; y un par de efectos estructurales: el cierre de producción de la OPEP extendido hasta el mes de marzo del 2018 y posiblemente por todo el año, y la recuperación de la producción de hidrocarburos no convencionales provenientes de shales en el centro y sur de los Estados Unidos. Dentro de este escenario mundial, la banda de precios se mantendrá ampliada y en ese mismo nivel: 40 a 60 dólares el barril y solo un evento catastrófico pudiera coyunturalmente empujar el precio fuera de ese rango.
Una segunda reflexión tiene que ver con el país. México continuó adelante este año con su programa de rondas petroleras y subastas de electricidad y energías alternas. A pesar de la caída en los precios se realizaron exitosamente la Ronda 2.2 y 2.3 y los farmouts de Pemex, y se abrió el proceso para una Ronda 2.4 y el inicio de la Ronda 3.1. Más de 66 empresas internacionales ya se encuentran en el país, unas operando ?aquellas que ganaron bloques y campos en las primeras tres rondas, y otras en el ciclo de gestión de sus programas de trabajo mínimos ante la CNH? aquellas ganadoras de las Rondas 2.2, 2.3 y farmouts de Pemex. Sin duda un avance importante en el tema energético; no obstante, existe un velo de incertidumbre, frustración e incomprensión por parte de muchos actores. El tema de ejecución luce complicado, la burocracia se ha empezado a notar en el sector institucional. Las regulaciones en materia de hidrocarburos, a pesar de estar razonablemente claras en el papel, son interpretadas de manera diferente por funcionaros de las diferentes instituciones. Repetición de funciones, confusión de roles entre la CNH y ASEA en temas de seguridad y ambiente, excesivos tiempos para análisis y respuestas a requerimientos específicos, han sembrado un clima de incertidumbre. Hay que trabajar en eso, las empresas afectadas deben manifestarlo. La AMEXHI debe ser el mecanismo o la vía para canalizar estas inquietudes y reclamos. La CNH y ASEA deben sentarse y revisar aquellos procesos que se repiten y definir cuál de las instituciones será la responsable respectiva. La buena implementación de las regulaciones inyecta confiabilidad en todo el proceso, y ello es vital para la consistencia en los procesos de aprobación por parte de las instituciones del Estado.
La tercera reflexión tiene que ver con Pemex, la Empresa Productiva del Estado, que una vez más es sometida a la zozobra de un cambio de dirección. En esta oportunidad el cambio de su director general es más de tipo político que estratégico. Nada afecta más la buena marcha de una empresa que cambiar a la mente que conduce su gestión, la mente estratégica responsable por asegurar la buena marcha y eficiencia de la organización. Este año en particular ha sido muy difícil, pues a la continua caída de producción y la falta de nuevos descubrimientos, se suma la situación crítica de los procesos de refinación. La empresa ha perdido capacidad en cada una de las refinerías que tiene, y ello ha significado un incremento en la importación de petrolíferos, especialmente la gasolina. La estrategia de Pemex se ha concentrado solamente en exploración y producción, buscando realizar procesos de farmouts ?asociaciones con otras empresas? obligada por la necesidad de recursos financieros principalmente. Hasta el cierre del año realizó dos procesos y obtuvo socios en uno de exploración en aguas profundas y dos en campos terrestres; ya ha anunciado su nuevo Director General que realizarán 40 farmouts más este próximo año. ¿Alguien se habrá cuestionado cómo hará Pemex para administrar esta cantidad de empresas?, ¿tendrá los recursos necesarios para poder mantener el control de la gestión en cada una?, ¿la dará el Estado los recursos necesarios para poder tener una participación (working interest) mayoritaria?, o ¿buscará el financiamiento con sus socios respectivos, mediante pagos a futuro (carry on)? ¿Le será permitido este mecanismo para financiar y acumular deuda?, ¿Qué otras opciones tiene? El nuevo líder de la empresa productiva tendrá un gran reto para el próximo año, a fin de entregar buenas cuentas a la próxima administración.
La cuarta y última reflexión tiene que ver con el tema político y el impacto que pueda tener para el sector. Para nadie es una sorpresa que el candidato que lidera las encuestas no ha mostrado su mayor empatía por este proceso de reforma energética, pues ha hecho público su descontento con la manera en que se realizó el mismo. Hemos escuchado de los representantes de las diferentes instituciones que lideran o regulan el sector, que no hay manera de que esta reforma pueda ser cambiada, detenida o cancelada, pues requiere de un gran pacto político para hacerlo, a nivel del Congreso de la Unión y de las legislaturas estatales. No obstante, siendo la política “el arte de lo posible”, cualquier cosa puede suceder, y un proceso constituyente abre la puerta a cualquier reforma de la constitución o una nueva constitución; es un tema que no debe descartarse, de ser elegido el candidato radical y populista.
Como mencionamos al principio de este escrito, el próximo año será un año muy interesante para el país y para el sector de los hidrocarburos en particular y sin duda se tejerá el futuro de México en materia de seguridad energética por lo menos por un lustro.
Un próspero año a todos los lectores y seguidores de Energía a Debate.
(* Director General de Galem Energy, miembro del Colegio de Ingenieros de México, Vicepresidente de Relaciones Internacionales de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicio AMESPAC, miembro del Consejo Editorial de la revista Petróleo y Energía, colaborador de opinión en varios medios especializados en energía, conferencista invitado en eventos nacionales e internacionales del sector energético y autor de la novela “Chapopote, Ficción histórica del petróleo en México”.