Guillermo D. Olmo / BBC Mundo
Se llama Ixachi-I y en él están puestas las esperanzas para terminar con la larga decadencia del petróleo mexicano.
Después de casi 14 años consecutivos de caída de la producción, la excavación de este pozo en la zona de Cosamaloapan, en el estado de Veracruz, permitió descubrir una bolsa de hasta 1,500 millones de barriles de crudo.
Según Antonio de la Cruz, analista del centro de estudios Interamerican Trends de Washington, “el hallazgo puede hacer que México regrese al mapa mundial del petróleo”.
Cuando el presidente Enrique Peña Nieto lo anunció el pasado mes de noviembre, se refirió a él como “el más importante realizado en campos terrestres en los últimos 15 años” por Pemex, la empresa petrolera estatal.
Los expertos calculan que podría aportar entre 200.000 y 500.000 barriles diarios a una producción de crudo mexicana que, tras años de vacas flacas, apenas alcanza a los 2 millones.
En su época de apogeo en 2004, México llegó a producir el doble.
Sin embargo, David Shields, analista y director de la revista Energía a Debate de México, matiza las optimistas previsiones de los organismos oficiales y otros expertos.
“No tenemos ninguna certeza de producción hasta que no se perforen más pozos que den una idea exacta del tamaño del yacimiento”.
Shields recuerda los precedentes de los yacimientos de Lakach, en la época de Felipe Calderón, y de Lankahuasa, cuando Vicente Fox era presidente, que fueron anunciados por las autoridades pero nunca alcanzaron las expectativas de producción.
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