Redacción / Energía a Debate
Los impuestos son efectivos al recortar las emisiones dañinas producto del uso de la energía, pero los gobiernos podrían utilizarlos mejor, asegura la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En su reciente informe “Taxing Energy Use 2018” (Gravar el uso de la energía 2018), el organismo asegura que se necesita una dependencia mayor de los impuestos a la energía para fortalecer los esfuerzos para derribar la principal fuente tanto de las emisiones de gases de efecto invernadero, como de la contaminación del aire.
El reporte describe el patrón del gravamen a la energía en 42 países pertenecientes a la OCDE y al Grupo de los 20 (G20), totalizando aproximadamente 80 por ciento del uso global de la energía. El estudio se presenta por combustible y por sector abarcando el periodo 2012-2015.
Por ejemplo, el informe asegura que las emisiones a partir de la generación de energía con carbón, lo cual es responsable de cerca de la mitad de las emisiones de carbono asociadas con el uso de la energía en los 42 países estudiados, sigue estando sin gravar casi en cada país.
En contraste, prosigue, los impuestos a los productos del petróleo fueron relativamente altos, excediendo los cien euros por tonelada de CO2. Destaca que la tasación a las emisiones de combustibles para el transporte creció de 46 a 50 por ciento en el periodo comprendido, gracias a las reformas fiscales de China, India y México.
En 2015, agrega, fuera del transporte por carretera, 81 por ciento de las emisiones no se tasaron.
Sin embargo, el estudio asegura que los nuevos datos muestran que el gravamen a la energía permanece “pobremente alineado” con los efectos del lado negativo del uso de la energía.
Afirma que los impuestos proporcionan solo incentivos limitados para reducir el uso energético, mejorar la eficiencia energética y promover un cambio hacia formas menos dañinas de la energía.
“Comparar los impuestos entre 2012 y 2015 produce un resultado desconcertante”, dijo el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría. “Se han hecho esfuerzos, o están haciéndose, en varias jurisdicciones para aplicar el principio de los ?pagos de contaminante? (pulluter-pays), pero en el progreso total hacia un uso más efectivo de los impuestos para recortar las emisiones dañinas es lento y gradual.”
Gurría señaló que “el daño al clima y a la calidad del aire resultado de la quema de combustibles fósiles puede ser contenida, pero la acción de más largo plazo está postergada mientras más difícil y caro se vuelva derribar este reto”.
Manifestó que alinear los precios de la energía con los costos del cambio climático y la contaminación del aire es un elemento central de la política efectiva en costos, y son urgentemente necesarias vastas mejoras.
Consulte el reporte de la OCDE aquí.