En los mercados de divisas se llama ?flotación sucia? a la decisión de una autoridad de meter las manos para manipular el tipo de cambio con el ánimo de proteger contra movimientos en mercados del exterior que pueden ser disruptivos en la economía nacional.
En México hoy día, frente a un mercado petrolero volátil, se observa una flotación sucia en el precio de la gasolina al consumidor, que no cuadra del todo con los principios de competencia y liberalización de precios que el gobierno profesa.
Hagamos un poco de historia como contexto. El precio de la gasolina empezó a ser una gran preocupación de los mexicanos durante la crisis financiera de los años 80. La gente entendió que las alzas continuas al precio de la gasolina agudizaban la espiral de inflación y devaluación que encarecía a los productos básicos, como leche, huevo y azúcar, provocando el ocultamiento y la escasez de éstos.
En 1992, se implementó la política de los aumentos de unos centavos cada mes al precio de la gasolina. Esta política, con leves ajustes, estuvo vigente durante un cuarto de siglo. Durante ese tiempo, la hacienda pública, apoyándose en los ingresos por exportación de crudo, absorbió pérdidas (subsidios) o ganancias, según las fluctuaciones del precio de la gasolina en el exterior. Aunque fue impopular, este mecanismo de control de la inflación y de estabilidad económica funcionó bastante bien.
Hasta que, en aras de la liberalización del mercado, se dio el ?gasolinazo? en enero de 2017, cuando la eliminación del subsidio en ese momento disparó el precio del litro. Acto seguido, se desató la ira popular y brincaron la inflación y el dólar. La Secretaría de Hacienda se vio obligada a volver al control parcial de los precios de la gasolina a través de la política de ?estímulos fiscales? hoy en vigor.
Ante las alzas del precio del petróleo y para amortizar el impacto en el precio de la gasolina, Hacienda sube cada vez más el estímulo fiscal, es decir, reduce el monto del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) que se aplica a gasolinas y diesel. El IEPS ha bajado de 5 pesos por litro a cerca de 2 pesos por litro. Aun así, la gasolina en México es más cara que en Estados Unidos, siendo un producto idóneo para la recaudación de impuestos, al compensar los bajos ingresos por ISR y la falta de un IVA generalizado.
Dice Hacienda que el estímulo se calcula según una fórmula conocida y transparente, pero también otro factor entra en juego. Resulta que Pemex manipula precios a través de descuentos y coberturas en sus políticas comerciales e incluso tiene autorización para ?suavizar? el precio de la gasolina, según una resolución (la RES/2508/2017) emitida por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) en noviembre pasado.
Son políticas que distorsionan al mercado al incidir en los márgenes de los gasolineros y los precios que ofrecen. Van en contra de las prácticas de mercado abierto. Y aunque la Resolución de la CRE puede ser bien intencionada, desalienta la entrada de nuevos jugadores a la importación y a la cadena del negocio de combustibles. Implica incertidumbre y pone en peligro nuevas inversiones y operaciones de empresas internacionales en esos rubros.
En fin, siempre se ha querido controlar el precio de la gasolina en México frente a la volatilidad de los mercados externos y del tipo de cambio. ¿Ahora lo hacen, también, con fines electorales? Como sea, el ánimo popular no está para gasolinazos. El fisco prefiere sacrificar ingresos, aceptando una menor recaudación del IEPS.
Algunos candidatos proponen congelar o bajar el precio de la gasolina por decreto, pero eso sólo agravaría la pérdida de ingresos fiscales si los petroprecios siguen al alza. O proponen refinerías para sustituir importaciones, que podría ser una solución parcial en el largo plazo, en el mejor de los casos. Hoy, lo que vemos es un control oficial poco transparente para suavizar el precio, una flotación sucia contraria a las reglas claras que se requerirían para una apertura plena y competitiva del mercado gasolinero.
David Shields es analista de la industria energética. Su e-mail: david.shields@energiaadebate.com
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