*David Shields
Recuperar la soberanía sobre el petróleo es el objetivo esencial de la política de hidrocarburos, dice el Presidente López Obrador. De entrada, es una falacia, porque esa soberanía nunca se perdió. La Nación siempre conserva el control sobre la forma en que se explotan sus recursos naturales. La tarea de un gobierno debe ser atraer inversiones a esa actividad, ya sea a través de empresas estatales o compañías privadas, cobrando por ello derechos e impuestos que fortalecen la hacienda pública y contribuyen al desarrollo.
El Presidente ve a Pemex, en primer lugar, como un símbolo patrio, por eso le rinde culto, pero a la hora de atender aspectos como la caída de su producción, sus finanzas y el combate a la corrupción y a la importación ilegal de combustibles, los resultados en su gobierno han sido escasos. Él reconstruye el carácter monopólico de la petrolera estatal e incluso, en un alarde de autoritarismo puro, ahora propone una iniciativa de reforma a la Ley de Hidrocarburos que revocaría permisos de gasolineros y confiscaría sus instalaciones arbitrariamente.
El pasado 18 de Marzo López Obrador explicó sus metas petroleras. Redujo la meta de producción de crudo en su sexenio de 2.6 millones de barriles diarios a 2.0 millones, cifra aún ambiciosa, ya que la extracción sigue a la baja, situándose en 1.65 millones hoy día. Planteó no extraer más petróleo que el necesario para cubrir el mercado interno. Toda la producción, dijo, se refinará en el país, habrá cero exportación de crudo y, al mismo tiempo, el país dejará de importar combustibles. Seremos autosuficientes en el 2024, según él.
Pero los números no cuadran. Para cubrir el mercado interno, no se requiere producir dos millones de barriles diarios, bastaría un millón procesados en plantas eficientes que no tenemos. Las seis refinerías sólo pueden producir la tercera parte de la gasolina y diésel que se consume en el país y en el proceso generan masivamente combustóleo, residuo contaminante y casi invendible –CFE es casi el único cliente–, que es causa de enormes pérdidas. Tendrían que duplicar o casi triplicar su producción para procesar todo el crudo que se extrae hoy en el país, pero son obsoletas y el costo de modernizarlas sería altísimo y tomaría muchos años.
En un caso optimista, cuando opere la planta de Dos Bocas, las siete refinerías apenas alcanzarían a procesar poco más la mitad de los dos millones de barriles, que son la meta de producción, y aún quedaría lejos el objetivo de dejar de importar combustibles.
Hoy se exporta un millón de barriles diarios de crudo, es decir, casi dos de cada tres barriles extraídos. Si se dejara de exportar crudo, se perdería un ingreso vital para pagar las deudas y las operaciones de Pemex.
López Obrador anuncia metas sin razón técnica ni económica. Ahí no cabe la lógica de promover asociaciones entre Pemex y privados para generar inversión o de importar crudo ligero para maximizar eficiencias en las refinerías y así producir más gasolina y menos combustóleo.
El sentido común no aplica. La pregonada autosuficiencia es inviable en la práctica, al menos en el futuro previsible. Ante un mal diagnóstico, todos los problemas operativos se agravan. En breve, Hacienda asumirá parte de sus pasivos de Pemex como deuda soberana, debilitando las finanzas del país.
Agréguele la nueva propuesta de reforma a la Ley de Hidrocarburos. De entrar en vigor, el gobierno intervendrá y operará instalaciones de particulares –que no será expropiación, según el Presidente–, ahuyentará inversiones y causará una avalancha de litigios e incertidumbre en el mercado de combustibles que elevará el riesgo de desabasto de éstos. ¿No sería más fácil combatir las importaciones ilegales aplicando las leyes ya en vigor? Deberían intentarlo.
La política petrolera de López Obrador es incoherente. ¿No será que él quiere verse en los libros de historia al lado del General Lázaro Cárdenas del Río? De ser así, ¡qué soberano disparate!
Artículo publicado hoy en el Periódico Reforma. Léalo en el diario en esta liga.
*David Shields es analista de la industria energética. Su e-mail: david.shields@energiaadebate.com.mx