Considerado como una de las zonas más ricas en recursos petroleros y como una importante zona de tránsito para la navegación marítima comercial, el Golfo de México, y en particular la Bahía de Campeche, se ha convertido en el principal teatro de la delincuencia marítima.
La delincuencia marítima es un acto ilícito con fines privados en contra de un navío o plataforma, o en contra de su tripulación o bienes, en aguas interiores, archipiélagos o en el mar territorial de un Estado, mientras que la piratería marítima constituye un acto ilícito en contra de un navío o su tripulación en alta mar, fuera de las aguas territoriales.
Un fenómeno en constante mutación
Si en un principio los robos afectaban a embarcaciones menores del tipo abastecedor, multipropósito, barcazas de abastecimiento, buques pesqueros y embarcaciones menores de pesca, a partir de 2016 se constata una evolución en el modus operandi. Grupos de hasta 15 hombres fuertemente armados a bordo de lanchas rápidas interceptan y abordan plataformas y buques petroleros para robar bombas haskel, equipo de buceo, equipos de respiración autónoma (ERA) e, incluso, se tienen reportes de toma de rehenes y heridos.
Fenómeno endémico en la región, la delincuencia marítima se ha venido desarrollando en las costas de Campeche y Tabasco desde 2010, alcanzando su paroxismo en 2018 cuando se reportaron 197 incidentes – entre robos, intentos de abordaje y vandalismo– en la Sonda de Campeche y el Litoral de Tabasco. Entre 2019 y 2021, los incidentes se redujeron sensiblemente por la conjunción de diversos factores: por un lado, la restricción de operaciones a raíz de la pandemia de COVID-19 y, por el otro, el despliegue operativo, desde mayo de 2020, de la Operación Refuerzo Sonda por parte de la Marina Armada de México. La baja es de 76.65% entre 2018 y 2021.
(Fuente. Elaboración personal con base en datos recopilados por el autor mediante monitoreo en fuentes abiertas y a partir de datos de Pemex y Semar. Los incidentes incluyen instalaciones y buques de Pemex, subcontratistas y empresas extranjeras, así como embarcaciones de transporte y buques pesqueros).
Debido al hermetismo de las autoridades gubernamentales, así como de las compañías que operan en el sector petrolero y de transporte marítimo, no existen cifras concordantes en cuanto al número de incidentes perpetrados.
Los reportes de incidentes varían considerablemente de acuerdo con las diferentes publicaciones de medios de comunicación, organismos gubernamentales y autoridades internacionales. De acuerdo con cifras reveladas por Petróleos Mexicanos (Pemex), de enero de 2015 a junio de 2022, se reportaron 74 ataques (entre robos, intentos de abordaje y vandalismo) a plataformas y buques petroleros, tanto de la paraestatal como de sus contratistas, causando pérdidas por cerca de 219 millones de pesos. Por otro lado, la Secretaría de Marina contabilizó más de 100 ataques a instalaciones de Pemex y buques de carga nacionales y extranjeros durante el mismo periodo. No obstante, el International Transport Workers’ Federation (ITF) y el Maritime Bureau’s Piracy Reporting Center argumentan que las cifras podrían ser superiores debido a la falta de denuncias ante autoridades competentes.
Respuestas judiciales limitadas
Uno de los puntos débiles para erradicar el problema es la judicialización, la cual es incompleta si bien se han hecho grandes avances con la promulgación de la Ley Federal para prevenir y sancionar delitos cometidos en materia de hidrocarburos, la cual sanciona “el abordaje de plataformas y demás instalaciones en altamar” o “de aquel que invada áreas de exclusión a bordo de una embarcación”. El Código Penal Federal (título relativo a Delitos contra el Derecho Internacional) prevé penas de prisión para un individuo en función de su pertenencia a una tripulación pirata siempre y cuando “apresen alguna embarcación o cometan depredaciones en ella”. La fragilidad del marco jurídico vigente dificulta los procedimientos de recolección de pruebas y elementos materiales, fragilizando el proceso judicial.
“La fragilidad del marco jurídico vigente dificulta los procedimientos de recolección de pruebas y elementos materiales”.
Una mejora sensible pero todavía insuficiente
En 2022, contabilizamos 26 ataques tanto a plataformas petroleras como a buques petroleros y de carga. Los incidentes se concentraron en la Zona Contigua de Campeche, el Mar Territorial de Campeche, la Zona Económica Exclusiva de Campeche, la Zona Contigua de Tabasco, la Zona Económica Exclusiva de Tabasco y el Mar Territorial de Tabasco. Acorde con la información analizada, 19 incidentes (70% del total) afectaron a plataformas de Pemex y de dos empresas extranjeras. Entre el 8 de enero y 16 de abril de 2022, hombres armados abordaron las plataformas Ku-Sierra, Tramp Sur (TMBD), Telt-A, Xanab-D e Itta-A. Entre el 14 y el 29 de junio, otro grupo armado asaltó el Complejo Operativo de Rebombeo de Pemex y las plataformas Teekit Alfa, Plataformas CME II, Akal Charly, Akal Bravo Nova e Ichalkil Alfa. El 5 de julio, alrededor de 5 hombres vestidos con ropa tipo comando abordaron la plataforma autoelevable PAE Jindal Pioneer de la empresa Italiana ENI-México, esta vez en el Litoral de Tabasco, cerca de Dos Bocas, robando equipos de respiración autónoma y otras herramientas. El golpe más fuerte se reportó durante la madrugada del 14 de julio cuando hombres fuertemente armados abordaron 5 plataformas en el complejo Cantarell, en la Sonda de Campeche, sustrayendo casi 2 millones de pesos en equipos de las plataformas Akal-Metro, Akal-DB, Akal-TD, Sihil Alfa y Akal-TI. El 7 de agosto, otro comando armado abordó la plataforma Blackford Dolphin (propiedad de Dolphin Drilling) y finalmente, el 11 de agosto, otro grupo armado intentó abordar la plataforma autoelevable Wets Titania (Seadrill).
En cuanto a buques, se contabilizaron 7 incidentes. El 22 de mayo, criminales abordaron el buque de suministros Crest Tarasco, propiedad de Protexta, en las aguas de Paraíso (Tabasco). El 29 de junio abordaron el buque mercante La Bamba, propiedad de Energía Naviera, en las costas de Ciudad del Carmen. El 17 de julio, a 11 millas náuticas de Dos Bocas en Frontera (Tabasco) criminales abordaron el buque de apoyo Xicalango, propiedad de Bourbon Tamaulipas, mientras que el 11 de agosto intentaron abordar el buque petrolero Antares, propiedad de Técnicas Marítimas Avanzadas, en las costas de Hokchi en Paraíso (Tabasco). Para cerrar con broche de oro, entre el 27 y 28 de diciembre, criminales fuertemente armados atacaron nuevamente en la Sonda de Campeche. Esta vez abordaron dos buques de apoyo en alta mar, el Bourbon Artzbaze y el Bourbon Aliernor, propiedad de la naviera Bourbon Tamaulipas y el buque atunero Atunera 20.
La seguridad marítima de la región no será posible sin la conjunción de instrumentos jurídicos, la presencia de la Marina (en funciones de Guardia Costera) y la participación de actores clave del sector energético. Por otro lado, la situación socioeconómica de la población ribereña y la continua diversificación del crimen organizado continuarán alimentando la delincuencia marítima en el corto y mediano plazos.
Dicho esto, la industria petrolera seguirá siendo el principal objetivo de grupos criminales cada vez más sofisticados.
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