Ulises Juárez / Energía a Debate
Empresarios gasolineros de América Latina ven bien la apertura de los mercados de los combustibles en la región, así como la inclusión de nuevos modelos de negocio que imponen las marcas trasnacionales, pero advirtieron que existen riesgos para las economías locales.
Asimismo, indicaron que en una apertura de este tipo se podría correr el riesgo de pasar de un monopolio de Estado a un oligopolio privado, por lo que hicieron un llamado a que las autoridades de cada país pongan atención a este tema en el momento de regular.
Representantes de organizaciones de empresarios de estaciones de servicio de 15 países de la región se dieron cita los días 4 y 5 de octubre en la zona turística de Xcaret, en Quintana Roo, con motivo de la 55 Cumbre México de la Comisión Latinoamericana de Empresarios de Combustibles (CLAEC).
El evento, cuya anfitrión fue la Onexpo Nacional, tiene como fin discutir acerca del impacto del transporte, almacenamiento y logística en la rentabilidad de las estaciones de servicio.
En una videollamada con medios de comunicación efectuada esta mañana, Saraí Silva, representante de la Asociación Hondureña de Productos del Petróleo, dijo categóricamente que la liberalización de los mercados de gasolinas no es la panacea, según los resultados que han visto en otras naciones de la región que ya abrieron sus sectores.
“Con base en los resultados de países que han tenido liberalización, específicamente en Centroamérica, hemos llegado a la conclusión de que la liberalización no es la panacea, ni los resultados positivos que dicen”, aseguró Silva, quien refirió que en su país, donde el mercado sigue siendo regulado, existen entre 400 y 500 estaciones de servicios, de las cuales tan solo 43% se encuentra bajo las marcas de Chevron Texaco, Grupo Uno y Puma Energy.
Por ello se pronunció a favor de que la liberalización del mercado en Honduras se dé de forma paulatina, ya que en las aperturas abruptas el más perjudicado es el consumidor.
Al respecto, Carlos Romero, de la Asociación Guatemalteca de Expendedores de Gasolina, dijo que el impacto de la llegada de los nuevos operadores puede ser muy dañino para la economía local. Guatemala, dijo, ya pasó por la transición de tener un mercado regulado a uno abierto y, en 20 años, tuvo un impacto de pérdidas de hasta 50% de empleos, esto en parte porque los nuevos modelos de franquicia privilegian el self-service (el auto despacho del combustible).
“Es un impacto muy importante y al que hay que tener mucha atención. Es una herramienta que usan algunos grupos para tener un control en un sistema de integración vertical que es dañino a la competencia local y perjudicial para el pequeño operador”, subrayó Romero.
Respecto al proceder del Estado, comentó que en la maduración del mercado desregulado se llegó al extremo de que el gobierno buscó desentenderse totalmente y dejó que las fuerzas ejercieran con la oferta y la demanda. Esto, dijo, pone en riesgo a las pymes y a los intereses del público.
Antonio Galva, ex presidente de la Cámara de Empresarios de Combustibles en Costa Rica, donde existe una fuerza laboral de 2 mil 600 puestos de trabajo, manifestó que se perdió 10% de los mismos, aún cuando el mercado en ese país sigue siendo regulado.
En la experiencia de su país, Galva aclaró que las grandes trasnacionales se han abocado a la exploración y explotación de recursos naturales y su refinación. Vemos en los mercados de distribución y de retail a grupos económicos comerciales muy fuertes que han adquirido franquicias y se han expandido a nivel de la región, agregó.
“En Costa Rica nos invadieron por el lado sur el Banco General de Panamá con Petróleos Delta que adquirió todo lo es la franquicia Shell, y por el lado del norte tenemos al Grupo Uno que adquirió la franquicia de Texaco que actualmente está siendo adquirida por el CitiBank, así que son grupos económicos muy fuertes que tienen posibilidades grandes de expansión a nivel regional”, expuso Galva.
“Sobre esto, nosotros en Costa Rica tenemos que preocuparnos porque están adquiriendo estaciones de servicio, aunque somos un país regulado están a la espera de que el mismo costarricense, el mismo unipropietario, porque somos pymes unipropietarios, estamos temerosos de las tendencias de los mercados y cedemos nuestros negocios por falta de capacitación y por temor al futuro”, enfatizó.
Renzo Lercari, representante de la Asociación de Grifos y Estaciones de Servicio del Perú, consideró que los modelos de negocios que introducen las empresas trasnacionales en los nuevos mercados de América Latina no son del todo compatibles con la forma de trabajar en la zona.
“No siempre estamos preparados para el modelo de otros lados”, añadió Lercari y explicó que puede ser en los temas de servicio, seguridad o viabilidad. Ejemplificó que en Perú, donde operan alrededor de 4 mil 900 gasolineras, el horario de atención es las 24 horas de los 365 días del año, cuando en Alemania y Francia las estaciones se cierran a cierta hora.
También comentó que del número total de estaciones de servicio que operan en Perú, alrededor de 42% son de “bandera blanca”, es decir, de pequeños y micro empresarios ?familias o grupos pequeños de empresarios? que no pertenecen a ninguna franquicia.
Sin embargo, reconoció que en una gasolinera el cliente debe recibir un valor agregado al mero servicio de venta de combustible.
Lercari también se pronunció por que, en el proceso de desregulación del mercado, el Estado regule no solo los precios de los combustibles, sino la “curva de maduración” del libre mercado. “Si no hay un Estado que regule las condiciones comerciales, lo que esa nación va a promover no es una sana competencia, sino competencia desleal, canibalismo donde el grande se come al chico”.
Añadió que el libre mercado no debe ser un “buque a la deriva”, ya que en 15 años podría convertirse de un monopolio estatal a un oligopolio privado y advirtió que el Estado mexicano debe estar atento a esto ahora que se ha dado la apertura en el sector.
Respecto a los impuestos a la gasolina, en Perú se aplica entre 25% y 39%, mientras que en Honduras se impone un 33% por galón.
De acuerdo con cifras de la Onexpo Nacional, en México operan alrededor de 12 mil estaciones de servicio. A partir de la apertura del sector de gasolinas de 2017, se encuentran presentes 54 marcas, de las cuales 22 son independientes, es decir, que no pertenecen a las franquicias de empresas internacionales o nacionales.