La crisis creada por Rusia como consecuencia de la guerra iniciada contra Ucrania ha sacudido el mundo. Poca gente –considerando expertos en energía– pudieron vislumbrar o pronosticar el impacto de esta decisión y, menos aún, sus consecuencias a nivel de la gente, ocasionadas por el incremento de los precios en los productos derivados del petróleo, en especial la gasolina, el combustible de aviación y el diesel, entre otros.
Esta situación, considerada antes como coyuntural, se ha extendido mucho más de lo previsto por los analistas de mercado y los expertos, y cada día los precios a nivel de los consumidores se han venido incrementando a niveles jamás vividos anteriormente. Ello ha convertido el tema de la refinación en relevante y a la gente le parece imposible que la conversión del petróleo crudo en derivados petrolíferos pueda resultar tan costosa.
De allí la importancia de entender un poco este tema que relaciona los costos del petróleo crudo y los precios de los derivados. Algo conocido como el margen (spread), el cual es un indicador financiero clave para los mercados porque ambos (costos y precios) están estrechamente ligados y han aumentado a niveles extraordinarios en este semestre que concluyó. Los precios de los petrolíferos están muy por encima de los promedios históricos en respuesta a varios factores, entre ellos: los bajos inventarios de productos derivados en todo el mundo, el aumento en la demanda de combustible a niveles previos a la pandemia, una relativa baja capacidad de refinación de crudo y, finalmente, una reducción de las exportaciones de productos derivados desde Rusia.
En ese sentido la Agencia Internacional de Energía (EIA) pronosticó recientemente que durante el resto del año la capacidad de procesamiento de crudo se incrementará para responder a la alta demanda, en un mercado de oferta de crudo limitada, lo cual precisamente hace que los precios se mantengan altos para productos como el diésel y la gasolina.
Estados Unidos ha sido el país más afectado por esta situación, pues adicional a las restricciones impuestas por el gobierno a la producción de petróleo y la reducción de la capacidad de procesamiento debido al cierre de varias refinerías que se encuentran en mantenimiento, se le suma el impacto global ocasionado por la limitación de la oferta rusa de petróleo al sistema internacional de refinadores. Esta situación ocasionó que el precio del galón de gasolina regular promediara en Estados Unidos los 4.50 dólares, equivalentes a unos 25 pesos mexicanos por litro en el último trimestre.
Una refinería está sujeta a dos mercados: las materias primas que necesita y los productos terminados que ofrece a la venta. El precio del petróleo crudo y sus principales productos refinados a menudo están relacionados de manera independiente a variables de oferta, demanda, economías, regulaciones ambientales y otros factores. Como tales, las refinerías pueden correr un riesgo enorme cuando el precio del petróleo crudo sube, mientras que los precios de los productos refinados se mantienen estables o, incluso, bajan. Tal situación puede reducir severamente el margen que representa la ganancia que obtiene una refinería cuando compra petróleo crudo, mientras vende simultáneamente los productos refinados en un mercado competitivo; por esta razón su exposición al riesgo de mercado puede ser mayor al que incurren las empresas que simplemente venden petróleo crudo o productos.
México no escapa a esta situación del entorno de la refinación a nivel mundial, pues un importante volumen de gasolina y otros petrolíferos son importados para compensar el déficit en la producción interna debido a las bajas eficiencias de las refinerías existentes. De allí la importancia de los trabajos de reconfiguración de estas, la completa incorporación de la refinería de Deer Park en Texas, en los Estados Unidos, y la culminación de la construcción de la Refinería Olmeca de Dos Bocas, en el estado de Tabasco, que conjuntamente permitirán lograr mayor seguridad energética en el mediano plazo.
Por ahora la disminución de las importaciones rusas al sistema global han podido ser parcialmente cubiertas por el incremento de la exportación de otros países; no obstante, con el tiempo el consumidor se sentirá más frustrado con el aumento del costo de la gasolina y otros petrolíferos, así como el precio del gas, insumo fundamental para la generación de electricidad, lo cual ya ha tenido un impacto en las economías de los países.
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