Redacción / Energía a Debate
Después de cancelarle dos contratos de compra de carbón a la siderúrgica Altos Hornos de México (AHMSA), la Comisión Federal de Electricidad (CFE) informó que dicha cancelación es atribuible a que requiere menos carbón para poder operar en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM).
AHMSA informó el viernes que la CFE había comunicado a su unidad Minera del Norte que ya no validaría los contratos de suministro de carbón para dos de sus termoeléctricas en el norte del país, situación que causaría la pérdida de 2,400 empleos.
Los contratos de suministro, firmados con la comercializadora Corporativo Industrial Coahuila S.A. de C.V. para las centrales José López Portillo y Carbón II, localizadas en el municipio de Nava, Coahuila, habían sido renovados mediante licitaciones públicas durante 27 años, según AHMSA.
“La decisión llevará a Minera del Norte a la liquidación de la plantilla de personal de la Unidad MICARE, que comprende 2,000 obreros y empleados en México, y 400 en Texas, de su empresa Dos Repúblicas Coal Partnership, principalmente mexicanos residentes”, aseguró la siderúrgica.
El cierre obligado de estas unidades “se contrapone a la voluntad demostrada por Minera del Norte de efectuar de común acuerdo ajustes a los volúmenes y representa la pérdida de un mínimo de 250 millones de dólares en equipamiento minero de última generación y obras civiles”, según AHMSA.
En respuesta, la CFE resaltó “la existencia de impedimentos jurídicos, tanto de orden constitucional como los relacionados con la normatividad aplicable a CFE, así como impedimentos de tipo físico para seguir recibiendo el carbón estipulado en los contratos, lo que por sí mismo constituyen causas justificadas para la terminación anticipada de éstos”, en un comunicado emitido este sábado.
Subrayó que la Central Termoeléctrica Carbón II como la C.T. José López Portillo, participan en el MEM y que “de acuerdo con las reglas de dicho mercado los criterios de despacho toman como único criterio el costo variable de producción, donde el combustible representa en promedio el 80 por ciento de estos costos”.
Agregó que los contratos firmados con CICSA consideraron una duración de 3 años (2019- 2021), en los que se estipuló que la CFE compraría 14.7 millones de toneladas. Sin embargo, el cálculo de las cantidades de carbón pactadas no consideró los pronósticos del despacho que tienen ambas centrales carboeléctricas (C.T. Carbón II y C.T. José López Portillo) que, debido a las reglas del mercado, ha sido muy bajo.
“Lo anterior ha provocado un sobreinventario de carbón que ha implicado que la CFE incurra en sobrecostos de almacenamiento por carbón no utilizado, así como gastos para mitigar el riesgo que se tiene por almacenar material que por su naturaleza sufre autocombustión”, explicó la Empresa Productiva del Estado comandado por Manuel Bartlett. Y abundó así en su explicación técnica:
“El precio pagado por tonelada para un carbón con características de un poder calorífico de 4,500 kcal/kg no corresponde al del precio contractual actual. Si se considera como referencia los precios internacionales del carbón, se observa que el precio por tonelada que la CFE paga a CICSA corresponde a un carbón de importación con la mejor calidad del mundo (6,000 kcal/kg). Sin embargo, el carbón que recibe la CFE tiene una calidad inferior y un poder calorífico de 4,500 kcal/kg. Asimismo, la tendencia en los precios del mercado internacional del carbón es de caída promedio del 44% en lo que va del 2020, mientras que el carbón de CICSA es cada mes más costoso para la CFE”.
“El costo de producción por megawatt-hora en la zona en la que se encuentra la carboeléctrica, ronda los 875 pesos en promedio, por lo que el precio al que se adjudicó la tonelada de carbón, $1,129.89 pesos, representa un sobrecosto y a la vez limita las posibilidades de competir en el MEM”.
La CFE aseguró que se encuentra impedida para continuar adquiriendo el carbón restante de este contrato, puesto que la compra de éste implica el pago de un sobreprecio en relación con el mercado internacional actual, además de la adquisición de un material que no es necesario para la central, como consecuencia de su bajo nivel de despacho en el MEM. De continuarse con la ejecución del contrato, se ocasionaría a la CFE severos daños y perjuicios económicos, por lo que existe la “imperiosa necesidad” de concluir, de manera anticipada, las obligaciones contractuales.