Ulises Juárez / Energía a Debate
México está en riesgo de recibir menos financiamiento sustentable si continúa apostando a las energías con base en combustibles fósiles, coincidieron expertas en el sector.
De acuerdo con datos de 2018, México ocupó el primer lugar de un total de 21 países de la región de América Latina y El Caribe en registrar 7.12% de los ingresos sostenibles internacionales; sin embargo, al año siguiente, el país se posicionó en el segundo lugar en ingresos intensivos en carbono con 23.51%, un lugar por debajo de Ecuador con 28.54%, según datos del informe “Índice de Finanzas Sostenible 2020”, dado a conocer esta mañana.
El documento fue elaborado por el Grupo de Financiamiento Climático de Latinoamérica y El Caribe (GFLAC), en colaboración con el Observatorio Latinoamericano para la Acción Climática (OLAC), y presenta los resultados de un estudio sobre cuánto financiamiento han recibido 21 naciones de la región de América Latina y El Caribe, y cómo lo han utilizado para mitigar el cambio climático, impulsar la transición energética y dar seguimiento, en su caso, a los compromisos internacionales en sustentabilidad y cuidado ambiental.
Sandra Guzmán, coordinadora de la Agenda Internacional del GFLAC, presentó los resultados del Índice y destacó que México ha recibido suficiente financiamiento sostenible.
De hecho, subrayó que, a pesar de que México es uno de los emisores más importantes de gases de efecto invernadero en la región, en los últimos diez años se ha colocado como uno de los principales receptores de financiamiento para el desarrollo, incluidas fuentes bilaterales y multilaterales.
En 2018, refirió, fuentes internacionales destinaron 2,710 millones de dólares (mdd) colocando a México en el cuarto lugar de las 21 naciones por el monto recibido. Para mitigación del cambio climático, recibió 192 mdd de financiamiento bilateral más otros 2.19 mdd para adaptación al cambio climático.
Esto es, México ocupó el lugar número uno de los 21 países analizados en recibir financiamiento dedicado al cambio climático como porcentaje del total, incluyendo donantes bilaterales y multilaterales.
“Es decir, hay vías bilaterales y multilaterales que apuestan a México en materia de cambio climático”, subrayó Sandra Guzmán.
“Si bien hay muchos otros países que tienen emisiones en otras regiones, en América Latina México es un país altamente responsable de lo que conocemos hoy como calentamiento global”, destacó la especialista.
Agregó que nuestro país, además de ser de los más contaminantes en el Hemisferio, también es de los más vulnerables antes los efectos del cambio climático.
Citó cifras del Índice de Riesgo Climático de la organización gubernamental alemana Germanwatch, que indica que en 2020 México fue el más vulnerable de los 21 países analizados.
“Esto quiere decir que estuvo expuesto a muchos eventos asociados al cambio climático que por supuesto tienen impactos sociales y ambientales. Es decir, no solo es un país responsable, sino es un país muy vulnerable y, lamentablemente, la vulnerabilidad se vive casi siempre en poblaciones con menos recursos para hacer frente a estas vulnerabilidades”, dijo Guzmán.
Respecto a los ingresos públicos, apuntó que el Índice encontró que las finanzas públicas son “intensivas en carbono”, ya que en 2019 el 23.5% de los ingresos del sector público procedió de la recaudación tributaria y no tributaria aplicable a las actividades de exploración y extracción de hidrocarburos y minerales, así como de los impuestos a los combustibles.
Por el contrario, tan solo 0.1% de los ingresos totales públicos provinieron de los impuestos al carbón.
También hizo énfasis en que en el mismo año, el presupuesto intensivo en carbono representó 57.69% del total del sector energético, que significó 251 veces más que la suma el presupuesto dirigido a energía renovable y eficiencia energética.
Por su parte, Lourdes Melgar, investigadora afiliada al Massachusetts Institute of Technology, recordó que las finanzas a nivel internacional “se están volviendo finanzas sostenibles”, ya que se busca lograr para 2050 alcanzar una economía carbón cero.
“El énfasis estará en dar créditos a quienes quieran desarrollar temas con impacto en la transición energética”, comentó.
También recordó que México fue el primer país en generar una Ley de Transición Energética, por lo que consideró que las reformas que se discuten en el Congreso de la Unión a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE), propuestas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, “son un retroceso mayúsculo”.
“Se está basando en el modelo de desarrollo de los hidrocarburos y de la refinación de petróleo”, criticó y agregó “ahora vamos para atrás y no ver hacia el futuro”.
Para la conversión del sector energético a uno más limpio, la también ex subsecretaria de Energía propuso la reconversión laboral y el cambio en la vocación de las zonas petroleras del país.
“Por ejemplo, geólogos petroleros, pues serían genialmente geólogos que puedan enfocarse al tema de geotermia. Cómo ayudas a cambiar la vocación de un estado, por ejemplo Tabasco con vocación petrolera, hacia ver su potencial a otras actividades económicas”, planteó.
Respecto al financiamiento internacional reconoció que México se vio beneficiado sobre todo para el tema de la eficiencia energética y las renovables, pero manifestó que la actual administración ha detenido este proceso.
“Esta administración, desde el día uno, cerró la puerta a la ayuda internacional, particularmente enfocada a estos temas. ¿Por qué? Porque a las renovables las equiparan al sector privado y como enemigo que hay que sacar del sector, cuando en realidad la soberanía energética de México podría darse de una manera sostenible”, estimó Melgar.
En este sentido, Rosanety Barrios, analista independiente especializada en energía, expuso que la nueva visión del sector energético con énfasis en los hidrocarburos, además de representar más uso de combustibles contaminantes, como el combustóleo y el carbón, también provocan pérdidas económicas para las empresas productivas del Estado, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Por ello, coincidió con Lourdes Melgar en cuanto al acceso a recursos externos para su desarrollo.
“La suma de todos estos elementos, desde el punto de vista estrictamente financiero, implica que las empresas productivas del Estado se alejan de la posibilidad de tener acceso al financiamiento sustentable, al famoso IFS, para empresas que claramente van a seguir necesitando financiamiento porque dinero público no hay”, resaltó.
“La lógica de finanzas sustentables simplemente no empata con nuestras empresas productivas del Estado”, remató Barrios.
En su oportunidad, Casiopea Ramírez, socia de Fresh Energy Consulting y especialista en mercado eléctrico, previó que, con los cambios a la LIE, la transición energética podría quedar en manos de la iniciativa privada, pero acotó que el papel del Estado en ello es crucial porque en sus manos está la transmisión y distribución eléctrica.
“Puede haber proyectos maduros y financiamiento para energías renovables, pero si el sector público no mueve un dedo para incrementar las redes, no se puede dar”, expresó.
Por último, Karla Cedano, presidenta de la Asociación Nacional de Energía Solar (ANES), destacó la importancia de las áreas técnicas de los organismos autónomos del sector, como la Comisión Reguladora de Energía (CRE) e hizo un llamado a la sociedad a fortalecerlos.
En el mismo sentido, también se pronunció por la responsabilidad y la cooperación colectiva. “No hay contribución pequeña”, dijo, a la vez que subrayó la importancia de trabajar en la “alfabetización sustentable”.