Como bien es sabido todo proyecto nace porque se debe satisfacer una necesidad, ya sea algo totalmente nuevo que se debe atender o, en su defecto, modificar o mejorar, debido a que el mundo avanza, las necesidades cambian y las organizaciones se ajustan a esos nuevos productos y servicios que la sociedad requiere.
Y con la finalidad de que ese proyecto se pueda llevar a cabo de manera eficaz y eficiente, es decir, se logre el objetivo y además se alcance con la menor cantidad de recursos posibles, según Robbins y Coulter (2010), el punto de partida, más allá de la puesta en práctica de los fundamentos para la dirección de proyectos descritos por el Project Management Institute (PMI)® en cada uno de sus procesos, también se centra en la correcta y oportuna planeación y ejecución de las estrategias organizacionales.
En este sentido, las estrategias organizacionales deben estar alineadas al plan de negocios de la empresa, a esa misión, visión y objetivos que la sustentan, pero además deben ser flexibles, ya que estas no pueden permanecer estáticas a través del tiempo. En una sociedad marcada por los avances tecnológicos y la transformación digital, la actualización de esas estrategias es cada vez más imperativa, buscando siempre elementos diferenciadores que nos permitan ser competitivos, siendo más proactivos que reactivos dentro del mercado en el cual nos movemos.
“Las estrategias organizacionales deben estar alineadas al plan de negocios de la empresa, a esa misión, visión y objetivos que la sustentan, pero además deben ser flexibles”.
Es así como vale la pena destacar que según Thompson, Peteraf, Gamble y Strickland (2012) “La estrategia de una compañía consiste en las medidas competitivas y los planteamientos comerciales con que los administradores compiten de manera fructífera, mejoran el desempeño y hacen crecer el negocio”.
El proceso de planeación y ejecución de las estrategias son actividades críticas, que deben ser descritas de manera clara y entendible por parte de todos los involucrados en los diferentes niveles, acompañado de un plan de acción con elementos medibles; acciones destinadas a responder las siguientes preguntas: ¿Cuál es nuestra situación actual?, ¿a dónde queremos llegar? y ¿cómo vamos a llegar?
En este orden de ideas, dentro de la organización debemos trabajar de manera coordinada en la revisión y ajuste de nuestra visión a largo plazo, nuestra misión y objetivos; en las acciones que vamos a realizar, cómo las vamos a ejecutar y a medir su desempeño, y más importante aún, cómo vamos a tomar las medidas correctivas de las desviaciones que se puedan presentar, tomando en cuenta siempre nuestro ambiente interno (fortalezas y debilidades) y ambiente externo (oportunidades y amenazas).
Posteriormente, lograr que esas acciones se realicen requiere de compromiso y responsabilidad desde la alta dirección, liderazgo, cultura organizacional, trabajo en equipo y comunicación efectiva, todas esas habilidades que nos permitan contar con el personal calificado, disponer de recursos, sistemas, procedimientos y ambiente de trabajo adecuado.
Finalmente, cuáles son entonces los factores clave en la planeación y ejecución de la estrategia para la dirección de proyectos:
1) La empresa debe disponer de una estructura organizacional conformada por personas capacitadas para realizar su trabajo y dispuestas a crecer en torno a los cambios que vaya exigiendo la sociedad para satisfacer sus necesidades.
2) La empresa debe disponer de un plan de operaciones que guie las actividades a realizar encaminadas a cumplir específicamente con lo establecido en la estrategia.
3) La empresa debe promover una cultura organizacional que se mantenga alineada con la visión, misión y objeticos y que ésta se pueda desarrollar y vivir a través del liderazgo ejercido en todos los niveles mediante sus conocimientos, experiencias, habilidades y actitudes.
*/ Marbellys Beatriz Chacón Socorro Es ingeniero industrial egresada de la Universidad del Zulia (Venezuela) y cuenta con una Especialización en Ingeniería de Petróleo y una Maestría en Gerencia de Proyectos Industriales. Además, es especialista en Análisis de Riesgo e Incertidumbre en Proyectos de Exploración y Producción, y en Optimización Integral de Estrategias de Negocio para la Industria Petrolera.
Desde hace 25 años se desempeña dentro de la industria petrolera internacional dirigiendo proyectos en Venezuela, México y Brasil, en el área Diseño y Evaluación de Planes de Explotación de Hidrocarburos; Diseño y Evaluación de Casos de Negocios para la Industria Petrolera, y Optimización del Portafolio de Proyectos de Inversión.
Actualmente es ingeniero consultor en la empresa Reliability & Risk Management (R2M) y coordinadora de Posgrados del Instituto Tecnológico del Petróleo y Energía (ITPE). Asimismo, participa activamente en el fortalecimiento de la mujer dentro de la industria energética como directora de Contenido de la organización Women Energy Network – México.
Las opiniones vertidas en la sección «Plumas al Debate» son responsabilidad exclusiva de quienes las emiten y no representan necesariamente la posición de Energía a Debate, su línea editorial ni la del Consejo Editorial, así como tampoco de Perceptia21 Energía. Energía a Debate es un espacio informativo y de opinión plural sobre los temas relativos al sector energético, abarcando sus distintos subsectores, políticas públicas, regulación, transparencia y rendición de cuentas, con la finalidad de contribuir a la construcción de una ciudadanía informada en asuntos energéticos.