“En Ecuador, se vincula el subsidio al consumo doméstico de electricidad.”
ALVARO RÍOS ROCA*
La palabra subsidio es vista por algunos fundamentalistas econó-micos y del mercado como algo detrimental y negativo. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, subsidio es la “prestación pública asistencial de carácter económico y de duración determinada”. Los subsidios, al ser asistenciales, cumplen ese rol social de beneficiar a quienes lo necesitan y debe ser levantado cuando la necesidad culmina.
Los países desarrollados tienen, desde hace mucho tiempo, grandes y dantescos subsidios agrícolas. Muchos países de América Latina y el Caribe han optado por subsidiar los combustibles derivados del petróleo. En el primer caso, el subsidio está debidamente controlado y financiado por ingresos de otros sectores económicamente más ricos que puede obtener el sector público. En el segundo caso, el sector público sacrifica otros segmentos sociales como salud y educación para subsidiar los combustibles.
Quitar o desmontar subsidios a los combustibles es una tarea nada sencilla en América Latina y tiene doble efecto. Hacerlo afecta a segmentos sociales deprimidos y es casi inaceptable proponerlo y, mucho peor, implementarlo. Puede acarrear grandes desgastes políticos y de gobernabilidad. Por esta razón, es preciso estudiar mecanismos prácticos y sencillos que permitan focalizar los subsidios a los combustibles a favor de los menos favorecidos.
Hablamos de cuatro productos: gasolina, diesel, aceite para calefacción y gas LP, que son considerados commodities y por ende tienen precio internacional de acuerdo a su calidad y lugar de transacción. Un cálculo realizado al interior de la Organización Latinaomericana de Energía (OLADE), con precios promedio del 2005 (que resultan similares a los vigentes del 2007), nos señalan que en América Latina y el Caribe los subsidios estuvieron en el orden de 25,629 millones de dólares anuales. Entre los países que más subsidiaron en promedio anual al 2005 están Venezuela con ($11,025 millones), México (4,645 millones), Ecuador (2,443 millones) y Argentina (3,194 millones). En cuanto al valor del subsidio en relación al PIB, el subsidio promedio fue de 2.26% del PIB en el 2005. En Surinam, fue del 8.86% del PIB, en Venezuela 8.3%, en Ecuador el 6.7%, en Centroamérica el 0.7% y México 0.6%.
Si comparamos estos porcentajes con los promedios de la región asignados a salud y educación, que están en el orden de 2% al 5% del PIB para el año 2005, la realidad es complicada y que, por lo tanto, se hace imperioso encontrar mecanismos que permitan focalizar el subsidio a los combustibles. Dentro de esos altos porcentajes de subsidios, se está beneficiando también a segmentos mayoritarios de la sociedad que no lo necesitan y, por ultimo, al comercio ilegal de los productos en las fronteras, fruto de la disparidad en los precios finales en relación a los países vecinos (léase contrabando o mercado ilegal).
En Ecuador, país de elevados subsidios en relación al PIB, ha sido relativamente fácil identificar un mecanismo que permita focalizar el subsidio directo al gas LP para los hogares de menos recursos mediante el uso de la factura eléctrica. Al otorga un cilindro o “bombona” subsidiada de 15 kilogramos al mes sólo a las familias que hagan uso entre 0 y 100 Kwh/mes de electricidad, las arcas del Estado se ven robustecidas al dejar de financiar a segmentos no necesitados. Cabe recalcar que en América Latina y el Caribe el consumo promedio de una familia es de un cilindro de 10 a 15 kilos por mes.
Existen subsidios directos y cruzados en electricidad en el rango propuesto de consumo eléctrico (0 a 100 KWh/mes) que son utilizados en la región, debido a que ha sido identificado como una línea que representa a familias con menores ingresos. El mecanismo focalizado permite al usuario doméstico dejar un desplegable de su factura eléctrica al distribuidor de GLP, puede cobrar el subsidio a la entidad que se designe para este efecto. Es de fácil implementación, protege a los segmentos sociales más necesitados, y deja respiro al aparato macroeconómico del Estado.
En Ecuador, se estima que se pueden ahorrar 322 millones de dólares anuales (datos del 2005), fruto de dejar de subsidiar a segmentos comerciales, industriales, domésticos no necesitados y, sobre todo, el contrabando. Cabe señalar que en Ecuador el gas LP cuesta mucho menos que en Perú y Colombia, por lo que se requiere controlar el negocio transfronterizo. Por lo tanto, el mecanismo de focalización es una alternativa viable y una experiencia que puede ser aprovechada por otros países.
* Actual secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade) por el periodo 2006-2008. Ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia. Ha sido asesor de proyectos energéticos internacionales. Conferencista, analista y articulista de varios medios. (catalina.pazmiño@olade.org.ec ).