Para el actual gobierno, la “autosuficiencia” en el consumo de combustibles automotrices, como las gasolinas y el diesel, es uno de los principales objetivos, si no es que el único. Para tal efecto, prácticamente se ha centralizado toda la gestión pública sectorial en la construcción de la refinería de Dos Bocas y, en menor medida, en la rehabilitación de las refinerías existentes, con la finalidad de sustituir importaciones.
“Equiparar sin mayor análisis a las importaciones como un factor que per se va en detrimento de la seguridad energética carece de cualquier sustento…”
El principal argumento del gobierno para apostar a que el país sea autosuficiente en combustibles automotrices es el de la seguridad energética, entendiéndose ésta como el suministro confiable, oportuno y a precios asequibles de energéticos para la población. Si bien desde el punto de vista estrictamente de seguridad en el suministro este objetivo es loable, hasta la fecha la Secretaría de Energía no ha presentado ninguna métrica que permita establecer un criterio respecto a cuál es el nivel óptimo de importaciones que, en complemento a la producción local, permita garantizar el suministro confiable de gasolinas y diesel a precios asequibles en el país. Equiparar sin mayor análisis a las importaciones como un factor que per se va en detrimento de la seguridad energética carece de cualquier sustento en un país con el grado de integración económica y comercial como México.
Volviendo al objetivo oficial de la autosuficiencia en gasolinas, la pregunta es si las acciones que se realizan actualmente permiten alcanzarlo en 2024. Veamos. Al cierre de mayo de 2022, de un consumo promedio de 757 mil barriles diarios (mbd), las importaciones de gasolinas se ubicaron en 490 mbd, representando 65% de la demanda, en tanto que 3.5 de cada 10 litros consumidos en el país se obtuvieron en el Sistema Nacional de Refinación (SNR), el cual operó en promedio a 50% de su capacidad.
Considerando Dos Bocas, la rehabilitación del SNR y los proyectos de coquizadoras en Tula y Salina Cruz, es pertinente estimar el balance oferta-demanda de gasolinas para lo que resta de la actual administración, con lo cual, como se verá, resulta altamente improbable que el país deje de importar gasolinas en un futuro cercano. Suponiendo, sin conceder, que Dos Bocas inicia operación en 2024 de manera “óptima”, entonces podría aportar 122 mbd de gasolinas, mientras que, asumiendo un SNR “optimizado” con utilización de 80% (nivel no visto desde junio de 2013), se estima que su producción alcanzaría 428 mbd. Si agregamos el incremento estimado en la producción de gasolinas con las coquizadoras en Tula y Salina Cruz (93 mbd), bajo ese escenario en 2024 la producción total de gasolinas se ubicaría en 643 mbd.
Asumiendo que la demanda crece a 3% anual y se ubica en 803 mbd en el mismo año, aún se tendrían que importar 160 mbd incluyendo la producción de Deer Park, es decir, 20% de la demanda (gráfica 1).
Ahora bien, tomando en cuenta que durante el periodo 2019-2022 el SNR ha operado con un factor de utilización promedio del 40% y, de mantenerse dicho nivel de desempeño, aun con Dos Bocas y las coquizadoras, en 2024 el balance oferta-demanda de gasolinas continuaría siendo significativamente deficitario, con importación de casi 50% del consumo (gráfica 2).
De lo anterior, es evidente el impacto que tiene el nivel de desempeño del SNR en el balance oferta-demanda. Esto implica que, en el mejor de los casos, este desempeño del SNR podría reducir, aunque no eliminar en su totalidad, el nivel de importaciones. Mientras que, en el peor escenario (con el nivel de utilización de 40%), se confirmaría una participación de las importaciones del orden de 50% de la demanda estimada para el último año del actual gobierno.
Finalmente, el presente análisis parte del supuesto de que tanto la refinería de Dos Bocas como las coquizadoras de Tula y Salina Cruz inician operaciones en un nivel óptimo en 2024, lo cual aún está por verse, dada la experiencia de Dos Bocas tanto en su avance físico y operacional, como en términos de su costo, el cual registra una diferencia abismal respecto a los supuestos ilusoriamente optimistas que se plantearon al inicio de la actual administración (figura 1).
*/ Gumersindo Cué Aguilar es economista por el Instituto Politécnico Nacional con experiencia como servidor público en el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), Secretaría de Energía (SENER) y Comisión Reguladora de Energía (CRE). Actualmente es consultor en economía de la energía, transición energética, mercados eléctricos y de petrolíferos.
En su paso por la Sener laboró en las subsecretarías de Planeación Energética, Hidrocarburos y Electricidad. En ésta última fue director general de Seguimiento y Coordinación de la Industria Eléctrica, participando junto con la CRE y el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) en la implementación y desarrollo regulatorio de la Subasta de Mediano Plazo, así como en la evaluación de insumos económicos para la Subasta de Largo Plazo. En la CRE estuvo a cargo de la regulación y el proceso de emisión de Certificados de Energías Limpias (CEL), evaluación de propuestas de Tecnología de Generación de Referencia para el MBP, así como el cálculo del Factor de Emisión del Sistema Eléctrico Nacional para el año 2019.
En cooperación internacional, participó en actividades del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), así como en el proceso de adhesión de México como país miembro de la Agencia Internacional de Energía (IEA), incluyendo el IEA Emergency Response Exercise, la revisión de pares del World Energy Outlook, Offshore Energy Outlook y el mecanismo denominado In-Depth Review and Emergency Response Review de los Estados Unidos de América.
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