Con el objetivo de estabilizar los precios del petróleo, la Organización de Países Exportadores del Petróleo (OPEP) acordó, en diciembre pasado, reducir su oferta y recortar producción en 1.2 millones de barriles por día (MMbpd).
Arabia Saudita tomó una reducción de 486 mil barriles por día, Irak 210 mil, Emiratos Arabes 139 mil, Kuwait 131 mil, Venezuela 95 mil y así otros países hasta llegar a 1.2 millones. Libia, Nigeria, Irán e Indonesia, países miembros de la OPEP, quedaron fuera del esquema de recortes por considerarse casos especiales.
A este pacto (supuestamente), se sumaron además varios otros países no miembros de la OPEP como Rusia, Kazajistán, Uzbekistán, Omán, etc., para sumar otros 600 mil barriles diarios y lograr un recorte total de 1.8 millones. El acuerdo fue pactado para entrar en vigor en enero de 2017 y tendría una duración de seis meses hasta junio de 2017, cuando fue refrendado, al menos en el papel.
Los elevados precios de petróleo, que por casi una década (de 2004 a 2014) se mantuvieron en promedio en 80 dólares por barril, posibilitaron notables avances tecnológicos y que se tornaran competitivas otras fuentes fósiles, así como fuentes de energía renovable. Entre ellas, las renovables solar y eólica en Europa tuvieron un crecimiento, lo mismo que descubrimientos en aguas profundas y ultraprofundas como el presal en Brasil y el shale (fracturamiento hidráulico) para producir petróleo y gas natural a partir de lutitas los en Estados Unidos.
Con precios elevados, el shale, por sí solo, permitió a Estados Unidos subir su producción de 5.4 millones de barriles por día en el 2010 a 8.7 millones en el 2014, es decir, a una tasa de 15% de incremento anual. Este incremento, sumado a otra nueva producción costa afuera, tuvo muy fuerte impacto en la balanza de oferta y demanda mundial de petróleo y finalmente mandó los precios hasta llegar a un piso de 26 dólares por barril en febrero de 2016.
En enero de 2017, cuando entró en vigor el acuerdo de reducción de la oferta petrolera de la OPEP, el precio del petróleo West Texas Intermediate (WTI) oscilaba entre 52 y 54 dólares por barril y se esperaba que el recorte elevara los precios sustancialmente. Lo contrario ha ocurrido y los precios del petróleo WTI han disminuido otra vez por debajo de los 50 dólares por barril. La pregunta del millón es qué pasó y por qué el recorte de la OPEP y de algunos países no OPEP no funcionó? Lo cierto es que la OPEP ya proyecta alargar el recorte por otros 9 meses adicionales a partir de junio de 2017. ¿No será que estarán nada más cediendo producción y que sus medidas ya no tienen el impacto en el mercado que tuvieron en otras épocas?
Hay varios factores, como nivel de inventarios y estacionalidad, que pueden sumarse para que la medida no haya tenido impacto deseado en los precios. Pero creemos que son otros los factores fundamentales. Primero, que los mayoría de los países de la OPEP dependen de sus exportaciones petroleras para mantener sus economías y puede que no hayan cumplido con sus cuotas a cabalidad. Basta analizar el caso de Venezuela, que clama por exportaciones para no entrar en default y tendría que estar cediendo cerca de 5 millones de dólares por día si cumple su cuota.
Segundo y más importante es el concepto de productor marginal (swing producer) que han asumido los cientos de productores de shale oil y shale gas en Estados Unidos. El fuerte desplome de precios hizo tambalear y retroceder al shale. El número de plataformas activas en Estados Unidos bajó de 1,860 en el 2014 a 508 en el 2016. Las plataformas activas están ahora alrededor de 900 y la producción de petróleo en Estados Unidos ha tomado un punto de inflexión y se recupera rápidamente. En mayo del 2017 llegó a 9.4 millones de barriles diarios, desde 8.4 millones en julio de 2016.
Ciertas áreas muy productivas, como la formación Permian al oeste de Texas, se reporta que pueden producir petróleo ya competitivamente con precios de entre 30 y 40 dólares por barril. Los costos de perforación por pozo continúan bajando y se reportan costos de menos de 5 millones de dólares por pozo. La infraestructura de transporte continúa desarrollándose, haciendo toda la actividad mucho más eficiente y competitiva.
Estados Unidos ahora no sólo se convertirá en un sólido exportador de gas natural licuado (GNL) al mundo, sino que también exporta y continuará exportando grandes cantidades de gasolina, GLP y muchos otros productos derivados del petróleo a diversos países, también productos petroquímicos y ahora hasta etano en forma líquida a la India y otros países para hacer polietileno. Es ya un verdadero y masivo exportador de energía y derivados al mundo.
Ante este nuevo escenario creemos que la OPEP es cosa del pasado. O como dijo un expositor recientemente en un congreso: la OPEP es ya un dinosaurio.
* Ex Ministro de Hidrocarburos de Bolivia y actual Socio Director de Gas Energy Latín América.