A pesar de que la economía mundial se está recuperando del colapso histórico de la demanda causado por la pandemia de coronavirus (Covid-19) en 2020, es posible que no haya un retorno a la normalidad para el mercado petrolero en la era post-COVID. Las interrogantes geopolíticas recientes, asociadas con el tema de Ucrania y las negociaciones sobre el acuerdo nuclear de Irán, así como la posibilidad que de que se normalice el aporte de producción de ese país, sin duda tendrán su impacto inmediato en los precios.
Este colapso, el cual afectó brutalmente el mercado petrolero y obligó a utilizar la producción de los grandes volúmenes de inventarios acumulados desde el año pasado alrededor del mundo, pudiera tener una lectura positiva y así crear una expectativa de recuperación importante, con base en el comportamiento de la demanda del segundo semestre del año que recientemente finalizó y de los factores geopolíticos antes señalados.
La pandemia ha obligado a cambios rápidos en la conducta y el comportamiento de la gente; asimismo, después de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) de Glasgow, más gobiernos se han trazado como objetivos prioritarios acelerar el impulso hacia un futuro bajo en emisiones de carbono, comprometiéndose con una recuperación sostenible a través de políticas sólidas para acelerar el cambio a la energía limpia, alterando las perspectivas de la demanda de petróleo a la baja con base en estas tendencias globales. Estas fuerzas están creando un dilema para los países productores de petróleo, que son reacios a dejar recursos en el suelo, y a las empresas privadas para construir nuevas capacidades que podrían permanecer inactivas. Esto podría conducir a un déficit en la inversión y aumentar el riesgo de escasez más adelante.
“Es poco probable que la demanda mundial de petróleo, que aún se recupera de los efectos de la pandemia, se pueda igualar en volúmenes a los meses previos al inicio del COVID”.
Es poco probable que la demanda mundial de petróleo, que aún se recupera de los efectos de la pandemia, se pueda igualar en volúmenes a los meses previos al inicio del COVID a fines del año 2019. Los pronósticos de la Agencia Internacional de Energía (AIE) para el año 2020 fueron de alrededor de 9 millones de bpd menos que al inicio del 2019 y no se espera que regrese a ese nivel antes del año 2023. Si se logra un acuerdo alrededor del conflicto de Ucrania y un mayor control de la cepa Ómicron, los motores del crecimiento a largo plazo seguirán impulsando la demanda de petróleo.
Bajo este posible escenario el consumo mundial de petróleo para el año 2025-2026 pudiera volver a superar los 100 millones de bpd. Esto representaría un aumento de alrededor de 4 millones con respecto a los niveles que se tenían al inicio del año 2019. Se espera que este crecimiento de la demanda provenga de un aumento del consumo en Asia, así como el crecimiento de las economías emergentes por el aumento de los ingresos de la gente. En los países europeos, salvo Alemania, no se prevé incremento de la demanda que pudiera alcanzar los niveles anteriores a la crisis, esto sin tomar en cuenta el impacto de un conflicto político por el tema de Ucrania.
Adicionalmente a este entorno en los mercados, también debemos tener en cuenta que la caída en la demanda del año 2020 generó un volumen adicional de inventarios, suficientes para mantener los mercados satisfechos al menos durante este año 2020. Quizá lo más importante tiene que ver con la disminución o recorte en las inversiones y gastos, que también contribuirán a condicionar el crecimiento de la oferta mundial.
Después de los acuerdos del COP26 existe una expectativa de disminución en la inversión hacia proyectos de energía fósil y un aumento hacia proyectos relacionados con energías limpias, lo cual tendrá un impacto en la capacidad de producción mundial de hidrocarburos que se irá manifestando durante los próximos años.
En el año 2020 las empresas operadoras redujeron sus egresos alrededor de un 30% en comparación con los que se realizaron en el año 2019. Esos fuertes recortes de inversiones han ocasionado retrasos en proyectos que ya están limitando el crecimiento de la oferta en todo el mundo, alcanzando los 5.0 millones de bpd (50%), con respecto a lo estimado por los expertos de 10 millones de bpd para el año 2026. En el entorno político actual, el crecimiento de la producción de Estados Unidos se reanudará a medida que los niveles de inversión y actividad se recuperen junto con el aumento de los precios, sin olvidar las restricciones impuestas por la agencia ambiental de dicho país.
También debemos considerar que, si se lograra un acuerdo en las negociaciones del tema nuclear con Irán, se levantaran las sanciones existentes, una producción adicional del orden de 3 millones de bpd podría irse incorporando al mercado en lo que resta del año, siempre y cuando las condiciones de la economía mundial sigan en proceso de crecimiento post pandemia. De allí la importancia de lograr una transición efectiva y ordenada para alcanzar los objetivos climáticos internacionales acordados y para evitar graves interrupciones en el suministro y desestabilizar la volatilidad de los precios en el camino.