Con la creciente preocupación por el cambio climático, cada día muchos países muestran la necesidad de una cartera energética diversificada y vienen ajustando sus planes y expectativas para fortalecer el proceso de transición energética de los combustibles fósiles hacia soluciones energéticas sin carbono.
Uno de los temas clave con este objetivo es el compromiso de la alta dirección de las empresas petroleras de generar una estrategia incluyente en la diversificación del portafolio que incorpore proyectos de energías alternas y permita aprovechar, en lo posible, la infraestructura de campos y regiones, a fin de maximizar la captura y producción conjunta de moléculas y kilovatios para optimizar las inversiones respectivas en instalaciones para la recolección, transporte y distribución de los hidrocarburos, así como de plantas de ciclos sencillos o combinados. Lo anterior facilita el aprovechamiento del concepto Gas to Power y las granjas de paneles solares que requieren de significativos espacios de terrenos.
Si bien no existen dos permisos de perforación y producción exactamente iguales, estos conceptos pueden aplicarse ampliamente, tanto como sean prácticos. Las reglas de integridad de pozos negociadas entre operadores, contratistas de servicios y el Estado aseguran que en el futuro los pozos tendrán menos probabilidades de convertirse en problemas ambientales. Factores como la geología, el distanciamiento entre localizaciones a perforar, la proximidad a la infraestructura, a las comunidades y asentamientos rurales y a los centros económicos, influirán en el diseño de la próxima generación de instalaciones de producción de petróleo y gas natural.
La nueva ecuación de evaluación, que afecta de manera importante la inversión de las empresas, va más allá de una discusión interna del portafolio de proyectos con base en el análisis de costos frente al valor de producción, el cual considera como indicadores clave el retorno de la inversión (ROI) o el retorno del capital empleado (ROCE). Las experiencias recientes involucran requisitos comunitarios y reglamentarios, con un mayor impacto en los bolsillos de las empresas, un horizonte temporal de planificación estratégica más largo y una perspectiva de inversión que cumpla con el enfoque ESG (Environmental, Social and Governance, por sus siglas en inglés) desde los niveles más altos de la jerarquía corporativa. Esto debe ser bien entendido y administrado por los planificadores, a fin de obtener el máximo provecho que representa para la organización ser considerada por las instituciones públicas reguladoras, la banca o los fondos de inversión por satisfacer tales requisitos.
El enfoque de “miniaturizar para mitigar”debe regir el concepto de desarrollo de campos. Experiencias recientes de empresas en la cuenca Pérmica (Texas y Nuevo México) y en Colorado, Estados Unidos, han demostrado que en la actualidad se necesitan alrededor de 7.5 acres de superficie para entregar el mismo volumen de producción que anteriormente requerían 400 acres, reduciendo su huella de superficie en más del 95%. Adicionalmente, han eliminado en más del 95% el volumen de tráfico de camiones y emisiones asociados al traslado de petróleo y gas natural, al reemplazarlo por transporte usando tubería en lugar de camiones.
“El enfoque de ‘miniaturizar para mitigar’ debe regir el concepto de desarrollo de campos”.
Los centros de control son el centro neurálgico de las operaciones de producción y estos permiten que las instalaciones automatizadas de petróleo y gas natural sean monitoreadas y controladas de forma remota, en tiempo real, las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana. Su valor abarca dos aspectos: la mejora en la gestión de las personas y sus condiciones de trabajo y la optimización en la toma de decisiones de los directivos y expertos en la materia. Las operaciones de campo, los centros de control y las oficinas corporativas están cada vez mejor conectadas con la transparencia de los datos casi en tiempo real y con la capacidad de aplicar nuevas técnicas analíticas avanzadas para desarrollar mejores modelos de predicción y así obtener nuevos conocimientos sobre las operaciones.
El monitoreo ambiental de la calidad del aire y el agua no solo se mantiene al día con las nuevas regulaciones, sino que proporciona a los operadores y a los reguladores datos para identificar, localizar, mitigar y cuantificar las emisiones. Independientemente de las soluciones que un operador elija implementar, el monitoreo ambiental automatizado combinado con la utilización de sistemas SCADA (Supervisory Control and Data Acquisition) y las prácticas de mantenimiento de campo transformarán significativamente el impacto ambiental de las instalaciones de producción de petróleo y gas natural de la próxima generación.
Existe un enorme potencial para la reducción de emisiones con estas nuevas instalaciones centralizadas. Las grandes operadoras tienen capital y planes a largo plazo que permiten este tipo de inversión, así como la planificación inicial para diseñar instalaciones centralizadas más grandes. Los operadores más pequeños tendrán que encontrar formas de asociarse con aquellos más grandes con el fin de vincularse a estos sistemas novedosos que traerán beneficios no solo a las operaciones como tal, sino a las comunidades y al medio ambiente.
Las opiniones vertidas en la sección «Plumas al Debate» son responsabilidad exclusiva de quienes las emiten y no representan necesariamente la posición de Energía a Debate, su línea editorial ni la del Consejo Editorial, así como tampoco de Perceptia21 Energía. Energía a Debate es un espacio informativo y de opinión plural sobre los temas relativos al sector energético, abarcando sus distintos subsectores, políticas públicas, regulación, transparencia y rendición de cuentas, con la finalidad de contribuir a la construcción de una ciudadanía informada en asuntos energéticos.