El jueves de la semana pasada, el subsecretario de Planeación Industrial, de Economía, Héctor Guerrero Herrera, se quedó vestido y alborotado por segunda vez. Quienes lo dejaron plantado fueron funcionarios de la CRE y la Secretaría de Energía.
Estos dos organismos estaban citados para la sesión del Consejo Consultivo para el Fomento a la Industria Eléctrica Nacional.
Vamos, en esta junta se deciden los planes de desarrollo en campo de las necesidades del sector eléctrico y es la segunda vez que las autoridades energéticas del país se hacen de humo y no hay quorum.
Obviamente, Guerrero Herrera levantó la voz y les mandó una advertencia, para la otra, le va a avisar a la secretaria de economía, Tatiana Clouthier.
Parece que la Sener y a la CRE, no se han enterado que esta planeación forma parte de la ley, es precisamente aquí donde se establecen los planes para el desarrollo de la industria nacional.
Parece pues que las planeaciones con la Secretaría de Economía no son una prioridad. Un pésimo mensaje en un entorno de incertidumbre sobre el futuro de la industria eléctrica y con una reforma constitucional en puerta. O tal vez, estos organismos ya decidieron dejar de lado a Economía y hacer lo que les dicen desde Palacio Nacional.
De cualquier forma, el gabinete está cada vez más partido, una mala señal no solo para la industria eléctrica, sino para el país.
¿Y la transparencia, Apá?
El mantra de esta administración ha sido la transparencia y el combate a la corrupción, cosa que muchas veces no sucede en la realidad. Tenemos, por ejemplo, adjudicaciones directas para la compra de carbón desde CFE y filiales que operan protegidas bajo el velo corporativo y el secreto industrial. Pues ahí es donde estará parte importante del problema de Deer Park ya que al ser operada por una filial en el extranjero de PEMEX será muy difícil tener datos reales y transparente de los costos, ingresos, utilidades, pasivos y otras cosas.
Y ya tenemos el primer ejemplo, el gobierno federal dijo en mayo que la mitad de las acciones de la refinería tendrían un costo de 596 millones de dólares, pero nunca aclaró si Pemex también tendría que pagar la deuda de la planta, que en ese momento se ubicaba en 980 millones de dólares.
Lo lógico era que sí la tuviera que pagar… y la lógica se impuso. Así, la refinería que produce más o menos lo mismo que procesará Dos Bocas, terminará costando alrededor de mil 600 millones de dólares, casi 2.7 veces lo “presupuestado” por el gobierno federal. La cosa es que aún con todo este sobrecosto, esta refinería que ya sabemos que sí funciona cuesta menos de la quinta parte de lo que costará otra que no sabemos si funcionará.
Todo esto, claro, si el Comité de Inversión Extranjera Directa de EU autoriza finalmente la transacción, porque sobre ella pesan las advertencias del senador texano Brian Babin, quien dice que Pemex no tiene la capacidad para operar la refinería con los estándares de seguridad exigidos en ese país y ha pedido que, por cuestiones de seguridad nacional, se detenga la venta.
Por lo pronto la pregunta en el aire es ¿y la transparencia, Apá?
Autosuficiencia, ¿a qué costo?
El presidente de México asegura que eventualmente el país dejará de exportar petróleo para producir la gasolina y el diésel que demanda la nación. Este plan implica destinar mil 600 mdd en Deer Park, más 8,900 mdd en Dos Bocas y siete mil millones de pesos solo en el último año para rehabilitar el Sistema Nacional de Refinación, o sea 350 mdd más. Solo preparar el SNR para producir lo que demanda el país, se gastarán 10 mil 850 millones de dólares. Esto sin considerar que Pemex perdió 17 mil mdd en el negocio de refinación entre 2018 y 2020, según Moody’s.
Pero el problema no para en el tamaño del gasto, hay que añadir lo que representan las exportaciones para los ingresos de Pemex. Este apartado significa uno de cada tres pesos que entran la petrolera y es la mayor fuente de ingresos de la compañía. Las matemáticas no mienten, dejar de exportar crudo, cuando este año se han enviado un millón de barriles diarios al extranjero, podría significar el último clavo en el ataúd de una petrolera que tiene su calificación en bono basura, que fue la empresa que más perdió en el mundo durante el último año, según el ranking de la revista Fortune, y que además es la petrolera con la mayor deuda en el planeta. Mientras, para el país, tendríamos que recuperar, del mercado interno, el equivalente a casi 20 mil millones de dólares, quizá a través de aumentar la tasa del IEPS a las gasolinas a costa, como siempre, del consumidor